Resistirse al cambio innecesario es inteligencia de negocios

Forbes México. Resistirse al cambio innecesario es inteligencia de negocios Resistirse al cambio innecesario es todo un concepto que vale la pena reflexionar. Resistirse al cambio innecesario es inteligencia de negocios Cecilia Durán Mena

Ene 31, 2025 - 14:52
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Resistirse al cambio innecesario es inteligencia de negocios

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Resistirse al cambio innecesario es inteligencia de negocios

Resistirse al cambio parece una insensatez. En un mundo en el que las palabras innovación, transformación, impulso forman parte esencial del argot corporativo, pensar en sentido contrario resulta difícil de elaborar en una primera instancia. No obstante, tal vez ir contracorriente de vez en cuando no sea tan mala idea. La resistencia al cambio un mecanismo de defensa que se manifiesta ante el temor de perder algo que tengo, entonces, me retrotraigo, me aparto o me convierto en una pared de contensión. Habrá quienes opinen que esta resistencia es un atentado al progreso y analizar si es así o no es un rasgo de inteligencia. 

Resistirse al cambio innecesario es todo un concepto que vale la pena reflexionar. Nos han dicho tanto que las ideas transforman y en la fantasía de la innovación, uno imagina todas las formas en que la vida personal, las operaciones empresariales, los alcances profesionales se transformarán. Pensamos que cada actualización será más grande y llamativa por lo que devendrá en una mejora automática. Y, no necesariamente es así. Muchos cambios no son para bien y en la era de la aceleración social, no nos tomamos el tiempo para justipreciar si una modificación se necesita o no, si ser bien aceptada por el mercado o no, si nos ayudará a generar utilidades o más bien restará.

Me encantó leer un artículo de Melissa Kirsch sobre el pianista francés de  Alexandre Kantorow. Se trata de una estrella en ascenso en el mundo clásico que con sus veintisiete años, ya ha ganado importantes premios. Seguro lo ubicarán si les digo que se trata del artista que tocó el piano bajo la lluvia en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París y está listo para hacer su debut en la Filarmónica de Los Ángeles. Lo que me llamó la atención de Kantorow es el compromiso que tiene para mantener su vida y sus prácticas de trabajo iguales, incluso cuando parece destinado a la fama, incluso cuando los fanáticos se agolpan fuera de sus actuaciones con carteles que piden asientos, él quiere seguir igual que siempre. 

“Realmente no me gustan los cambios y los cambios innecesarios en la vida”, dijo Kantorow a Kirsch. Es magnífico, prescindir de lo innecesario es sabiduría pura. ¿Para qué cambiar lo que está funcionando y da buenos resultados? Este singular pianista ha tenido el mismo mánager y profesor desde que tenía 16 años y sigue en su pequeño sello discográfico. Uno pensaría que se trata de resistencia al cambio, sin embargo, al escuchar el último álbum de Kantorow, —una colección de piezas de Brahms y Schubert—, nos daremos cuenta de que no es eso. Simplemente, no ve la necesidad de cambiar lo que le funciona. 

Además, es importante reflexionar cómo el compromiso de mantener las cosas estables vincula la producción de un artista y, en esta condición, cómo podemos extrapolar esto a la vida empresarial, corporativa y profesional. Muchas veces no nos detenemos a pensar en las formas en que se verá alterada la eficiencia de nuestro actuar por los cambios que se proponen. Cambios innecesarios, modificaciones que no sumarán y podrían restar.

Cuenta Kirsch que recientemente volvió a ver Shine a Light, la película del concierto de Martin Scorsese sobre las actuaciones de los Rolling Stones en el Beacon Theater de Nueva York en 2006. La forma íntima en que se filma la película, hace sentir que estás en el escenario, de cerca viendo a los artistas hacer arte. “Te olvidas de que estás viendo a una de las bandas de rock más exitosas de la historia, que estas personas han tocado estas canciones un millón de veces, que son básicamente incognoscibles en su fama y riquezas y en la forma en que el mundo las considera. Así, como hacán y han hecho las cosas siempre, se sienten cómodos, en un ambiente conocido, casi acogedoramente accesibles” concluye Kirsch. 

La idea de que hay algo fundamentalmente estable, independiente de fuerzas externas, tiene sentido. Esta sensación de armonía propicia un ambiente seguro, lo que permite experimentar, innovar, corregir y cambiar. Es a partir de este estado de gracia que se puede seguir siendo accesibles para el mercado. 

Por supuesto, los consumidores agradecen también esta estabilidad. Esa seguridad, ya que son bien conocidas las quejas y acusaciones de que las empresas aman de abandonar su identidad y cambian más allá del reconocimiento y la lealtad de sus clientes. A pesar de lo molesto que debe ser esto para un consumidor, hay empresas que se olvidan de sus orígenes y dejan de valorar  algo tan maravilloso como tener una base de clientes que quieren mantenerse fieles, que aman tanto lo que compran que creen que es la parte elemental de ellos y que quieren ayudar a salvaguardarla.

En realidad, si lo pensamos bien, caeremos en la cuenta de que hacemos esto con las personas que conocemos a profundidad. Les proporcionamos un espejo que les refleja a la persona que amamos. El desafío, en el mundo de los negocios —y en la vida—, es permitir que las empresas se transformen y experimenten mientras confiamos en que la esencia que adoramos es básicamente insusstituible, que ahí va a estar, que  no irá a ninguna parte, no importa cuánto cambio optemos o nos resistamos. En fin, el cambio innecesario es sinónimo de insensatez, la resistencia a este tipo de cambios es inteligencia de negocios.

Contacto:

Correo: ceciliaduran@me.com

Twitter: @CecyDuranMena

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