Ramón Andino: conquistó los mediodías de la TV, fue amigo de Osvaldo Pugliese, y un infarto truncó su vida

Trabajó en medios gráficos, pero su figura se hizo popular cuando condujo el noticiero Realidad en Canal 13; sus hijos, Guillermo y Marisa, lo recordaron en diálogo con LA NACIÓN

Mar 6, 2025 - 19:48
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Ramón Andino: conquistó los mediodías de la TV, fue amigo de Osvaldo Pugliese, y un infarto truncó su vida

Fue uno de los periodistas más queridos de nuestro país, que quedó en la memoria colectiva de los argentinos por su aire de bonachón. Cambió la manera de dar las noticias saliéndose de los rígidos esquemas de los noticieros de su época. Ramón Andino se inició en el periodismo gráfico, se cruzó en alguna redacción con Rodolfo Walsh y condujo el noticiero más visto en los 80, Realidad (Canal 13). Incluso llegó a reemplazar a Mirtha Legrand en alguna ocasión. Tanto amaba su profesión que les dejó el legado a sus hijos, Guillermo (actualmente en la TV Pública) y Marisa (en elnueve).

Juan Ramón Andino nació el 19 de julio de 1936 en la Maternidad Sardá de Parque de los Patricios y murió a los 51 años, el 6 de marzo de 1987. Empezó a interesarse por el mundo de las noticias siendo muy joven. Su papá, Omar Andino, tenía una imprenta y era un periodista amateur que dirigía un diario socialista en los años 30 y 40. Ramón creció entre diarios y libros, y además, amaba ir a las bibliotecas del barrio.

Empezó a trabajar siendo apenas un adolescente en el Correo de la tarde, un diario que ya no existe, fundado por Francisco Manrique. Luego trabajó durante algunos años en La Razón de Félix Laíño, a quien consideraba como uno de sus maestros periodísticos. Por entonces entrevistó a Henri Charriére, conocido como Papillon, a Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares. Durante 25 años fue secretario de redacción de Clarín hasta el día de su muerte. En 1967 se desempeñó como secretario de la Asociación de Periodistas de Buenos Aires, y colaboró con revistas como Mundo Deportivo y Mundo Peronista.

Llegó a la televisión en los 70 y su primera experiencia fue en Canal 7 en El último café con Hugo Gambini. También fue parte de Pinky y la noticia como comentarista; de Mónica presenta con Mónica Cahen D’Anvers, y trabajó con Juan Alberto Badía. Hasta llegó a reemplazar a Legrand en uno de sus almuerzos. La popularidad le llegó con Realidad ‘80 y Realidad ‘81, en donde entrevistó a Diego Maradona, durante la entrega del balón de oro. Luego condujo Realidad ‘82, junto a Juan Carlos Pérez Loizeau y donde Chichita de Erquiaga tenía una importante sección de cocina. Luego hizo Realidad ‘83 y ‘84, ciclo en donde hizo su debut televisivo la astróloga Lily Süllos. Hasta 1987 siguió al frente de este noticiero hasta que sufrió un infarto, lo internaron de urgencia en el Hospital Argerich, pero no lograron revertir su grave cuadro y murió.

Hincha de Huracán, gustaba de ir a la cancha con sus amigos de toda la vida y. como homenaje, el palco de periodistas de la cancha lleva su nombre. No se molestó cuando la familia de su esposa, Blanca Colombo, hizo de Racing a sus hijos, Guillermo y Marisa. Sus deportes favoritos eran el básquet y el boxeo y los practicó en el Club Huracán, inclusive representándolo frente a otras instituciones. Fue un eximio bailarín de tango y amaba escuchar a Aníbal Troilo, Fiorentino y Osvaldo Pugliese, con quien supo cultivar una gran amistad hasta el último de sus días. Quienes peinan canas en Parque Patricios todavía lo recuerdan taconeando en las milongas de los clubes Bristol, Huracán y San Lorenzo.

Sus hijos, su legado

Guillermo Andino, sobre su padre:

Guillermo Andino siguió sus pasos sin habérselo propuesto: “Hace 38 años que falleció y llevo 38 años de carrera en los medios. Papá murió el 6 de marzo haciendo el noticiero, tuvo un infarto en el estudio. Hubo una conmoción porque en esa época había 4 canales de televisión, hacía 10 años que conducía al mediodía y tenía mucha llegada a la gente, batiendo récords de rating. Muchos me lo recuerdan y también se acuerdan qué estaban haciendo cuando se enteraron de la noticia, lo que significa que estaban muy encariñados con él. Cuando salíamos de la escuela mis amigos me decían ´ahora voy a ver a tu viejo´. Gente más joven que yo me dice que se acuerda de ese hombre alto que les hablaba en el comedor de la casa y que su mamá amaba”.

Y agrega, en diálogo con LA NACIÓN:Para mí marcó un antes y un después en la forma de dar la noticia porque lo hacía de una manera coloquial, saliéndose de los cánones rígidos del noticiero hasta entonces. Cuando murió yo estaba cursando el primer año de Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas, carrera que terminé haciendo Nuevediario. Mi idea era hacer una carrera diplomática, pero con mi papá habíamos planeado hacer un programa de radio, él en la conducción y yo en el panorama internacional. A los pocos días de su muerte, Sergio Villarruel que era el director de noticias, me llamó para terminar de cerrar unas cuestiones y me preguntó si yo sabía inglés; le respondí que acababa de recibirme de maestro de inglés. Me dijo que mi papá era irreemplazable, pero quería que el apellido quedara ligado al noticiero. Me propuso salir a hacer notas con su hijo Claudio y después él las miraba a la noche en VHS. A los días me dijo que empezaba a trabajar el 6 de abril, un mes después de la muerte de mi papá. Fue muy fuerte porque me tocó presentar mis notas en el estudio en el que él había fallecido. Me enamoré del periodismo”.

Asimismo, asegura que su papá era tal y como se lo veía en la tele. “Era muy afable, muy de barrio, familiero. Le gustaba juntar a toda la familia en la casa de mi abuela Celestina Maison, que era francesa. Mi papá llevó a su hermano, mi tío Alberto, a estudiar ingeniería porque le veía mucha capacidad y sabía que le gustaban los autos y arreglaba los del barrio. Dio un examen ejemplar y mi tío siempre me cuenta con mucho orgullo que quizá, si no hubiera sido por él, nunca se hubiera animado a hacer la carrera. Para mi viejo, su hermano menor era un orgullo”.

“Era muy incentivador, de charlar con nosotros, un adelantado para su época. Era didáctico, comprensivo y cuando se enojaba te lo hacía notar con la mirada. Recuerdo su nobleza, su ética y el amor por el trabajo”, remarca Andino.

Por otro lado, cuenta que le gusta contarle historias de su padre a sus hijos e incluso mostrarles videos de él. “Los 18 años que convivimos lo disfruté mucho porque era un papá muy presente, muy piola, adelantado para su época”, finaliza.

Marisa Andino también lo recuerda con emoción: “Era un ser muy especial, buenazo como pocas personas he conocido. Trabajaba muchísimo, tenía mucha responsabilidad en el diario y en el canal, por lo tanto, lo veíamos un rato en la semana y los fines de semana compartíamos en la quinta de Moreno, y ahí me daba cuenta de que su cercanía me daba mucha seguridad”.

Y suma: “Era un gran profesional, lo admiraba muchísimo; me sentía tan orgullosa y me gustaba verlo en televisión, observar lo suelto que estaba. Desestructuró las noticias. Me acuerdo de que pensaba que quería ser como él y desde hace varios años, estoy en el mismo horario que él, a las 12 de mediodía. Me gustaba leer sus notas porque escribía muy bien. Disfrutaba mucho con los amigos, le gustaba jugar al truco y quería que yo supiese jugar, así que me enseñaba. ¡Y juego bárbaro! [Risas].

“Me daba todos los gustos; le pedía plata para comprarme zapatos, por ejemplo, y le mostraba lo viejo que estaban los que tenía, y a las dos semanas capaz, le pedía otra vez plata y le mostraba los mismos zapatos o carteras. Muchos años después mi mamá me contó que en realidad mi papá siempre lo supo, pero se hacía el tonto y me daba más”, señala emocionada.