Radiografía del sueño de los argentinos: cuáles son los problemas más frecuentes y cómo pueden evitarse

Según una encuesta reciente, se trata de un descanso de pocas horas y con desvelos; muchas parejas, además, prefieren los cuartos separados

Mar 24, 2025 - 18:16
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Radiografía del sueño de los argentinos: cuáles son los problemas más frecuentes y cómo pueden evitarse

Paola Castelao, de 45 años, es emprendedora: produce cuadros y objetos de decoración de manera artesanal. Se encarga también de fotografiarlos, publicarlos, contestar las consultas en sus redes y gestionar las entregas. Todo lo hace desde un taller instalado en su propia casa, que amplió y acondicionó hace pocos meses: no solo porque necesitaba un lugar un poco más grande para la producción, sino también porque fue imperioso para su salud organizar su trabajo en un espacio más cómodo. “No tenía horarios, producía a demanda en distintos rincones de la casa, mis mesas de trabajo nunca eran adecuadas y me sentía físicamente incómoda. No quería parar porque el negocio crecía, pero empecé a notar que prácticamente no dormía, me dolía la espalda y se me cansaba la vista. Pasé casi dos años en un círculo vicioso en el que no podía dormir preocupada por responder a los clientes, pero tampoco podía responder bien porque estaba todo el día cansada”, confiesa Paola.

Ella es parte de la estadística global que prueba que la calidad del sueño va en declive, especialmente en las grandes ciudades, por múltiples factores, afectando relaciones personales, laborales y, en ciertos casos, desembocando en patologías clínicas o psicológicas.

Desde 2018, la Worldwide Independent Network of MR (WIN) realiza un sondeo anual sobre hábitos y problemas del sueño. La edición 2025, que aquí se realizó junto a Voices Argentina, indica que en nuestro país el 38% de la población no duerme bien. Es decir, duerme pocas horas, se desvela temprano o más de una vez en la noche y, en consecuencia, siente fatiga durante la siguiente jornada.La tecnología y el uso de pantallas creciente complejiza la situación

Se destaca siempre, aquí y en el resto del mundo, que la tecnología y el uso de pantallas creciente complejiza la situación (algo que particularmente se dispara en jóvenes de 18 a 24 años, entre los cuales siete de cada diez admiten que se desvelan por el uso de la tecnología con mucha frecuencia), pero también hay factores sociales, económicos y personales que influyen en el mal dormir.

Cuestiones a tener en cuenta

El doctor Alejandro Andersson, neurólogo y Director del INBA (Instituto de Neurología Buenos Aires), define el insomnio como el tiempo de vigilia en el que “no se puede conciliar el sueño o se fragmenta al despertarse varias veces por la noche”. Los factores desencadenantes pueden ser el estrés, que rompe la arquitectura de nuestro sueño haciéndolo superficial y breve; patologías como la depresión o las alteraciones hormonales. “Hay también otras afecciones clínicas, como el hipertiroidismo, la fibromialgia, los dolores musculares o articulares, migrañas, problemas digestivos y también los abusos de sustancias”, agrega Andersson.

Las causas clínicas son numerosas y cada vez más comunes, pero otros hábitos de la vida en sociedad agravan el panorama. Para Marcela Smurra, médica neumonóloga del Sanatorio Modelo de Caseros “desde la industrialización, la organización del trabajo con horarios, el desarrollo de la iluminación eléctrica y la carrera por la producción con la necesidad de trabajar en horarios que deberían ser de descanso, los trastornos de sueño aumentan y, aún sin enfermedades, son muchas las situaciones que afectan el ritmo circadiano del sueño”.

Entre esos factores externos, claro, se encuentra el avance de la tecnología y el uso de las pantallas casi sin restricciones. Facundo Nogueira, médico especialista en Medicina del Sueño, detalla: “Las pantallas led, las computadoras y los celulares emiten luz azul, de mucha potencia, que puede confundir al cerebro indicándole que se trata de luz solar. Eso desregula el sueño, y ni hablar del contenido estimulante que se recibe por esas vías, especialmente desde las redes sociales, invitando a seguir scrolleando o instalando temas de preocupación, cuestiones que indefectiblemente perturban la capacidad de descansar”.

En el trabajo

Según el doctor Andersson, no es posible rendir en ningún aspecto del desarrollo sin un buen descanso. “Dormir mal genera problemas físicos, vinculares y laborales”, asegura. Con respecto a estos últimos, es claro que estar cansado durante la jornada de trabajo afecta el rendimiento. Pero, al mismo tiempo, “los ámbitos laborales tienen que favorecer el descanso de los trabajadores”, agrega. “En primer lugar, la ergonomía en el puesto de trabajo es clave: una silla adecuada, con buen soporte lumbar, una mesa a la altura correcta y pantallas bien posicionadas pueden reducir el estrés físico y la fatiga. La iluminación también es fundamental, ya que la luz natural favorece el ritmo circadiano, por lo que trabajar en espacios con ventanas o con iluminación artificial que simule la luz natural es beneficioso. La sonoridad del ambiente es otro aspecto crítico. El ruido constante o excesivo puede aumentar los niveles de estrés y dificultar la concentración, lo que impacta indirectamente en la calidad del sueño”.

Preocupada por su situación, Paola Castelao comenzó a investigar en internet sobre las causas, consecuencias y posibles soluciones alrededor de la problemática del descanso. Además de descubrir el concepto “higiene del sueño” (una serie de hábitos a adoptar a la hora de dormir, vinculados a la alimentación, el ejercicio, el clima y las rutinas), dio con videos en los que se abordaba la cuestión del espacio y la comodidad en el trabajo. “Me impactó tanto que luego de ver eso me tomé dos meses para remodelar un cuarto y convertirlo en mi taller. Cambié la ventana por una abertura que permite más luz, invertí en mobiliario y dejé de trabajar al lado de la tele o de los chicos. En paralelo, planifiqué lo que serían mis jornadas laborales una vez que reabriera la tienda, poniendo horarios para cada tarea”, cuenta Paola.

En esta misma línea, el doctor Andersson aporta algunos consejos: “En el caso del home office, es importante establecer límites claros entre el espacio laboral y el de descanso para evitar que la jornada laboral invada los momentos destinados a relajarse. Se deben promover pausas activas durante el día, ya que eso también contribuye a una mejor calidad de sueño al ayudar a reducir el estrés y la tensión acumulada durante la jornada laboral”.

Divorcio del sueño

Los especialistas coinciden en que las consultas por dificultades para dormir se registran también afecciones físicas que impiden el buen descanso, con consecuencias en la vida diaria: las apneas del sueño y los ronquidos son las más frecuentes. El doctor Sebastián López, médico otorrinolaringólogo, especializado en roncopatía y apneas del sueño del Hospital Italiano, dice que el 30 % de las consultas son sobre ronquidos o apneas de sueño. “Se estima que aproximadamente el 45% de los adultos ronca”, afirma.

Por supuesto, esos ronquidos pueden afectar la convivencia, como le ocurrió a Hugo Costamagna (65) que decidió, junto a su mujer, comenzar a dormir en habitaciones separadas después de más de 30 años de matrimonio. “En realidad lo decidió ella [risas], pero yo estuve de acuerdo. Siempre ronqué, incluso a veces me despierto en la noche con mis propios ronquidos, pero en la época de la pandemia esto se incrementó y comenzó a afectar al sueño de mi mujer”. Se estima que aproximadamente el 45% de los adultos ronca y eso incrementó el llamado

Es que, de acuerdo con López, “la persona que duerme junto a alguien que ronca también puede sufrir de sueño interrumpido y falta de descanso reparador, lo que lleva a fatiga, irritabilidad y dificultad para concentrarse durante el día. Además, el ronquido puede fragmentar el sueño de quien lo produce, resultando en un descanso de mala calidad y no reparador”.

Hugo y su mujer tomaron, entonces, la decisión de implementar un ‘divorcio del sueño’. “Esto refiere a la decisión de dormir en camas separadas, un tema que cada vez se discute más en relación a la calidad del descanso”, aporta Andersson y detalla: “En muchos casos, las diferencias en los patrones de sueño, como los horarios distintos, los ronquidos o los movimientos nocturnos, pueden afectar la calidad del sueño de la pareja. Dormir mal repercute en el bienestar físico y mental, en el estado de ánimo y en la capacidad de concentración. Por eso, cuando estas diferencias son significativas, dormir en camas separadas puede ser una opción saludable. Esto no necesariamente implica una distancia emocional, sino que es una decisión práctica para priorizar el descanso. Es fundamental que las parejas puedan dialogar sobre este tema sin prejuicios y encontrar la mejor solución para ambos”. En la misma línea, López asegura que en casos extremos se ha demostrado incluso que hay personas que sufren depresión porque no pueden dormir con su pareja y, por ende, comienzan los conflictos de autoestima, inseguridades o la dificultad para encontrar momentos de intimidad.

No casualmente, Calm realizó encuestas los primeros días de marzo de este año para dimensionar cuantitativamente las parejas que compran colchones para dormir separados y los resultados arrojaron que 2 de cada 10 parejas lo hacen y que 5 de cada 10 manifiestan que aún no se animan, pero que les gustaría probar.En jóvenes de 18 a 24 años, siete de cada diez admiten que se desvelan por el uso de la tecnología con mucha frecuencia

La neumonóloga Marcela Smurra, por su parte, confirma que, si bien se trata de una decisión personal, el llamado divorcio del sueño podría ayudar a no obstaculizar las relaciones: “Las parejas pueden tener otros espacios compartidos, incluso la cama a la hora de la intimidad. Pero el momento del sueño, al ser interrumpido por ‘el otro’, puede traer frustración e irritabilidad, por lo que separarse al dormir sería beneficioso. De cualquier manera, es importante que la persona que ronca de manera crónica al punto de despertarse a la noche o impedir el sueño de los demás, realice controles que establezcan los motivos y brinden posibles soluciones. Un ronquido puede ser el síntoma que esconda una apnea del sueño severa, o puede estar asociado a riesgo cardiovascular y metabólico”.

A nivel macro

Todos los especialistas coinciden en la necesidad de encarar los problemas de sueño como se aborda el cuidado del físico en general: con consultas y cambios de hábitos. Pero, más allá de las decisiones individuales, también son necesarios algunos cambios a nivel informativo para toda la sociedad. “Es importante un mejor enfoque en la educación sobre la importancia del sueño. La mayoría de las personas desconoce cuánto influye un buen descanso en la salud integral. Sería clave impulsar campañas de concientización sobre la higiene del sueño y promover buenas prácticas en las empresas, como, por ejemplo, respetar horarios de descanso y evitar la cultura de la hiperconectividad. Además, en el ámbito laboral, podrían implementarse normativas que favorezcan entornos de trabajo más saludables en términos de ergonomía, iluminación y pausas activas. También sería valioso incluir la evaluación de la calidad del sueño en los chequeos médicos laborales de rutina. Finalmente, facilitar el acceso a consultas con especialistas en sueño, tanto en el sistema público como privado, ayudaría a identificar y tratar trastornos que afectan la calidad de vida de muchas personas. Una forma efectiva de visibilizar los perjuicios de la privación de sueño es mostrar las equivalencias con la alcoholemia: por ejemplo, 17 horas sin dormir equivalen a una alcoholemia de 0.5 g/l, y 24 horas sin dormir se comparan con 1 g/l, afectando significativamente la coordinación y la capacidad de reacción”, concluye Andersson.