Quién es Peter Erdo, el cardenal conservador con aval europeo que es mencionado como candidato para ser papa
Con un perfil discreto, vasta formación académica y habilidad para tejer puentes dentro de la Iglesia, su nombre cobra fuerza antes del cónclave
ROMA.- Peter Erdo, de 67 años, no se caracteriza por ser un orador carismático, pero eso es visto por algunos como una ventaja en caso de que los cardenales busquen un papado tranquilo para suceder al dinámico periodo liderado por Francisco.
Nacido en Hungría el 25 de junio de 1952, el arzobispo de Esztergom-Budapest se encuentra en las antípodas ideológicas de Francisco aunque supo construir puentes con el pontífice argentino. Es pragmático, por lo que nunca se enfrentó abiertamente con Francisco, a diferencia de otros conservadores.
Conocido por su devoción mariana, Erdo ya era considerado un candidato papal en el último cónclave de 2013, gracias a sus amplios contactos con la Iglesia en Europa y África. Recibió la consagración episcopal de Juan Pablo II en persona.
Como muestra de su evidente peso, el papa Francisco lo designó relator general del sínodo sobre los desafíos pastorales de la familia en 2014-2015, donde tuvo que desempeñar un delicado papel de equilibrista entre progresistas y conservadores. Desde 2020, forma parte del Consejo para la Economía instituido por Francisco.
Hijo de un médico, el mayor de una familia de seis hermanos, fue ordenado sacerdote a lo 23 años. Fue vicario parroquial, luego continuó sus estudios entre 1977 y 1980 en Roma, en la Universidad Pontificia Lateranense, y obtuvo dos doctorados, en Teología y Derecho Canónico. Enseñó teología en Hungría, Roma, California e incluso en la Universidad Católica Argentina de Buenos Aires.
Creció bajo el régimen del “comunismo ateo” y, según relató, sufrió persecución por su fe católica, especialmente después de que tropas invasoras incendiaran la casa de su familia.
Es visto como un pionero de la campaña de Nueva Evangelización para reavivar la fe católica en las naciones avanzadas secularizadas, una prioridad para muchos cardenales.
Se lo considera un conservador en teología y en sus discursos alrededor del continente europeo siempre se encarga de subrayar las raíces cristianas de Europa. Es un experto en derecho eclesiástico y tuvo una carrera muy activa; llegó a ser obispo a muy corta edad, con tan solo 40 años. En 2003, se convirtió en el miembro más joven del Colegio Cardenalicio hasta 2010.
Erdo es políglota: domina ocho idiomas, desde el latín hasta el eslovaco, pasando por el italiano, el alemán, el francés y el ruso. A su vez, es un gran defensor del diálogo ecuménico con las iglesias ortodoxas.
Fue elegido dos veces jefe del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas, en 2005 y 2011, lo que sugiere que goza de la estima de los cardenales europeos que constituyen el mayor bloque de electores.
En esa posición, Erdo conoció a muchos cardenales africanos porque el consejo organiza sesiones periódicas con las conferencias episcopales de ese continente. El húngaro tuvo aún más exposición cuando ayudó a organizar las reuniones vaticanas de Francisco sobre la familia en 2014 y 2015 y pronunció discursos clave, así como durante las visitas papales a Budapest en 2021 y 2023.
También se opuso al llamado que hizo Francisco durante la crisis migratoria de 2015 para que las iglesias abrieran las puertas para albergar a los migrantes, señalando que eso podía aumentar “los casos de tráfico humano”, en una claro alineamiento con el presidente húngaro Viktor Orban, cuyas políticas antiinmigración han sido criticadas por organismos defensores de derechos humanos. De todas maneras, su relación con Orban ha tenido altibajos.
De orientación más tradicional, se opone firmemente al reconocimiento de las uniones homosexuales, aunque considera necesario brindar acompañamiento pastoral a quienes experimentan atracción por personas del mismo sexo. A su vez, se manifestó en contra de la anticoncepción y el aborto.
El cardenal Erdo también recalcó que los católicos que se han vuelto a casar por lo civil solo pueden recibir la comunión si viven en continencia, es decir, si se abstienen de mantener relaciones sexuales.
Además de reconocer el cambio climático, también señala —con un enfoque que recuerda a Ratzinger— un “cambio antropológico” que considera igualmente amenazante.
Agencias AP y AFP