Qué es el brutalismo, el singular estilo arquitectónico que vuelve a ser protagonista gracias a los Oscar y Adrien Brody
Austeridad y resistencia - Esta corriente apuesta por la crudeza de los materiales, eliminando ornamentaciones para destacar la funcionalidad y solidez del hormigón, reflejando la realidad sin artificios ni pretensiones estéticas'The Brutalist' y otras largas películas con protagonismo en los Oscars Un inmenso bloque de hormigón se alza ante la mirada atónita de quienes lo contemplan. Áspero, imponente, sin adornos innecesarios, solo puro cemento mostrando su esencia. No hay mármol, ni molduras elaboradas, ni fachadas decoradas. Es brutal, en el sentido más literal de la palabra. Así es la arquitectura brutalista, una corriente que se aleja de la sutileza y la ornamentación para mostrar la crudeza de los materiales en su máxima expresión. Este estilo arquitectónico ha cobrado especial relevancia gracias a The Brutalist, la película de Brady Corbet que ha arrasado en la 97ª edición de los Premios Oscar con 10 nominaciones, incluyendo Mejor Película y Mejor Actor, aunque solamente ha ganado tres galardones. Protagonizada por Adrien Brody, que sí se coronó como el mejor intérprete, el film sigue la historia de un arquitecto húngaro que emigra a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial para enfrentarse a un encargo monumental: construir un complejo de hormigón para un excéntrico magnate. Hotel Claridge, una joya del arte brutalista en la provincia de Cuenca, abandonado, entra en la Lista Roja de Hispania Nostra Con 215 minutos de metraje y rodada en VistaVision, una técnica olvidada durante más de seis décadas, esta producción independiente de menos de 13 millones de dólares ha conseguido captar la atención de la Academia y del público - aunque no se ha proclamado como la mejor del año -. Hormigón y funcionalidad: los orígenes de la arquitectura brutalista Pero el brutalismo no es solo un telón de fondo en la película. Es un personaje en sí mismo, con sus formas geométricas rotundas y su apuesta por la funcionalidad sin artificios. Un estilo que nació en la posguerra como respuesta a las necesidades de reconstrucción: edificios resistentes, económicos y sin pretensiones estéticas innecesarias. Su principal impulsor fue Le Corbusier, que con su Unitè d'Habitation en Marsella sentó las bases del movimiento, empleando el hormigón en su estado más puro. La palabra brutalismo proviene del término francés béton brut, que significa hormigón crudo, y fue adoptada por el crítico británico Reyner Banham para describir esta arquitectura desnuda. Las Torres Blancas son un buen ejemplo de brutalismo. La austeridad del brutalismo no significa falta de carácter. Sus estructuras transmiten una sensación de solidez y permanencia, con grandes volúmenes geométricos que juegan con la luz y la sombra. Aunque su origen fue eminentemente funcional, con el tiempo se convirtió en una declaración de principios: una arquitectura que no oculta nada, que no fing

Austeridad y resistencia - Esta corriente apuesta por la crudeza de los materiales, eliminando ornamentaciones para destacar la funcionalidad y solidez del hormigón, reflejando la realidad sin artificios ni pretensiones estéticas
'The Brutalist' y otras largas películas con protagonismo en los Oscars
Un inmenso bloque de hormigón se alza ante la mirada atónita de quienes lo contemplan. Áspero, imponente, sin adornos innecesarios, solo puro cemento mostrando su esencia. No hay mármol, ni molduras elaboradas, ni fachadas decoradas. Es brutal, en el sentido más literal de la palabra. Así es la arquitectura brutalista, una corriente que se aleja de la sutileza y la ornamentación para mostrar la crudeza de los materiales en su máxima expresión.
Este estilo arquitectónico ha cobrado especial relevancia gracias a The Brutalist, la película de Brady Corbet que ha arrasado en la 97ª edición de los Premios Oscar con 10 nominaciones, incluyendo Mejor Película y Mejor Actor, aunque solamente ha ganado tres galardones.
Protagonizada por Adrien Brody, que sí se coronó como el mejor intérprete, el film sigue la historia de un arquitecto húngaro que emigra a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial para enfrentarse a un encargo monumental: construir un complejo de hormigón para un excéntrico magnate.
Con 215 minutos de metraje y rodada en VistaVision, una técnica olvidada durante más de seis décadas, esta producción independiente de menos de 13 millones de dólares ha conseguido captar la atención de la Academia y del público - aunque no se ha proclamado como la mejor del año -.
Hormigón y funcionalidad: los orígenes de la arquitectura brutalista
Pero el brutalismo no es solo un telón de fondo en la película. Es un personaje en sí mismo, con sus formas geométricas rotundas y su apuesta por la funcionalidad sin artificios. Un estilo que nació en la posguerra como respuesta a las necesidades de reconstrucción: edificios resistentes, económicos y sin pretensiones estéticas innecesarias.
Su principal impulsor fue Le Corbusier, que con su Unitè d'Habitation en Marsella sentó las bases del movimiento, empleando el hormigón en su estado más puro. La palabra brutalismo proviene del término francés béton brut, que significa hormigón crudo, y fue adoptada por el crítico británico Reyner Banham para describir esta arquitectura desnuda.
La austeridad del brutalismo no significa falta de carácter. Sus estructuras transmiten una sensación de solidez y permanencia, con grandes volúmenes geométricos que juegan con la luz y la sombra. Aunque su origen fue eminentemente funcional, con el tiempo se convirtió en una declaración de principios: una arquitectura que no oculta nada, que no finge ser algo que no es.
Este enfoque lo llevó a expandirse por todo el mundo, desde el Reino Unido hasta Estados Unidos y España, donde se pueden encontrar ejemplos como las Torres Blancas o el edificio Walden 7 de Ricardo Bofill en Barcelona. Fuera de las fronteras patrias están el Boston City Hall o el famoso Barbican de Londres.
Del rechazo a la reivindicación
Sin embargo, no todos han sabido apreciar su crudeza. Con el paso de los años, muchos de estos edificios fueron considerados fríos y poco atractivos, lo que llevó a su abandono o incluso demolición. Aun así, el brutalismo ha encontrado nuevos defensores que ven en él una belleza distinta, una estética que desafía las convenciones y reivindica la honestidad de los materiales.
La película The Brutalist ha conseguido algo más que éxito en los Oscar: ha reavivado el interés por un estilo arquitectónico que, aunque en ocasiones sea incomprendido, sigue dejándose ver en el paisaje urbano. Es la muestra más fehaciente de que la arquitectura no necesita ser delicada para ser grandiosa.