Opción por los pobres, deuda externa e IA: la economía del papa Francisco
El Sumo Pontífice tuvo a la economía como un factor central a lo largo de su carrera. La lucha contra la desigualdad y la pobreza fueron ejes rectores de su mandato.

El papa Francisco, falleció este 21 de abril por la mañana romana. El legado de Jorge Bergoglio tuvo una fuerte impronta económica y estuvo signado por el cuidado a los pobres, las críticas a la riqueza desmedida y el cuidado del ambiente.
En el vía crucis del viernes pasado, desde el Vaticano difundieron las palabras de Francisco. En sus palabras, el sumo pontífice subrayó: "La economía de Dios, por el contrario, no mata, no descarta, no aplasta; es humilde, fiel a la tierra". Además, criticó que "hemos construido un mundo de cálculos y algoritmos, de frías lógicas e intereses implacables. La ley de tu casa, economía divina, es otra".
El santo padre tuvo reiteradas críticas a las políticas que implicaron un descuido de los pobres. Ya como papa, en 2023 apuntó contra el aumento de la pobreza en Argentina. "En el año 55, cuando terminé mi escuela secundaria, el nivel de pobreza era del 5%. Hoy está en 52%. ¿Qué pasó? Mala administración, malas políticas".
En 2024, apuntó contra la represión de protestas de jubilados que se realizan todos los miércoles en la plaza del Congreso: "Me hicieron ver un filmado de una represión de hace una semana o un poco menos. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle y la policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, el gas pimienta de primera calidad. No tenían derecho a reclamar lo suyo, porque eran revoltosos, comunistas".
La economía de Francisco
Pero la visión de la economía del papa Francisco excedía ampliamente a Argentina. En 2019 lanzó La Economía de Francisco, un espacio de colaboración de académicos, emprendedores y miembros de la sociedad civil que postuló trabajar por una economía de paz.
La misma, en sus postulados, se opone a la proliferación de las armas, que asume el cuidado de la creación y no la saquea, al servicio de las personas, la familia y la vida, respetuosa de todos, en especial de los más frágiles y vulnerables, donde el cuidado sustituya al descarte y la indiferencia, una economía que no deja atrás a nadie, que reconozca y tutele el trabajo digno y seguro para todos, donde las finanzas sean amigas y aliadas de la economía real y el trabajo, que respete las tradiciones de los pueblos, las especias y los recursos naturales de la tierra, que combata la miseria, reduzca la desigualdad y "sepa decir con Jesús y Francisco, ‘dichosos los pobres'".
Además, postula una economía guiada por la ética, que cree riqueza para todos y que "genere alegría y no solo bienestar".
En sus exposiciones en los encuentros de la fundación, el Papa reivindicó la doctrina social de la Iglesia, centrada en el vínculo de la moral con la economía.
La misma subraya la necesidad de priorizar el bien común por sobre los intereses personales, promover la dignidad de las personas, dar el justo y debido peso a las razones de la economía porque "el fin de la economía no está en sí misma, sino en su destinación humana y social".
Retoma además el rerum novarum, doctrina que apela a un orden social justo y que busca promover el desarrollo de los países pobres.
La doctrina social pide también que "los más favorecidos deben renunciar a algunos de sus derechos para poner con mayor liberalidad sus bienes al servicio de los demás".
Además, en 2021 en un mensaje al foro de IDEA, planteó que los subsidios son una "ayuda provisoria" y que no se puede vivir de ellos porque "el gran objetivo es brindar fuentes de trabajo que permitan construir un futuro con el esfuerzo".
Medio ambiente y producción
En su primera encíclica como santo padre, Laudato Si (2015), critica la explotación excesiva de los recursos naturales, la contaminación y la pérdida de la biodiversidad, así como el crecimiento económico desigual, el aumento de la brecha entre ricos y pobres, y el consumismo.
Riqueza
En su encíclica Fratelli Tutti, de 2020, el sumo pontífice criticó la exclusión de los más marginados y reivindicó la necesidad de poner a los pobres y los marginados en el centro de las políticas públicas. En este último documento, criticó la "obsesión por un estilo de vida consumista" y agregó: "El mercado, por sí mismo, no resuelve todo, aunque a veces nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal".
Apuntó contra la "especulación financiera con la ganancia fácil como fin" que "sigue causando estragos", y contra el afán de acumular bienes y riquezas que aumenta la desigualdad y la exclusión.
Sin embargo, Bergoglio ha sido elogioso sobre el rol del empresariado en la sociedad como creador de empleo y de desarrollo.
Deuda externa
En enero de este año, el papa planteó la necesidad de resolver la crisis de deuda de los países del sur del mundo: "No me canso de repetir que la deuda externa se ha convertido en un instrumento de control, a través del cual gobiernos e instituciones financieras privadas de los países más ricos no tienen escrúpulos de explotar de manera indiscriminada los recursos humanos y naturales de los países más pobres".
Además, sostuvo que son los países pobres los que deben hacerse cargo de la deuda ecológica de los países desarrollados y que esta es "la otra cara" de la deuda externa.
En este sentido, pidió pensar en "una notable reducción, si no en una total condonación de la deuda internacional que grava sobre el destino de muchas naciones" y que ésta se canalice reconociendo la deuda ecológica.
En su papado se acercó al exministro de Economía, Martín Guzmán, quien integra la Pontificia Academia de Ciencias Sociales. El exfuncionario reveló que Bergoglio le pidió a él y su mentor, el nobel de economía Joseph Stiglitz, crear una comisión que genere propuestas para resolver las crisis de desarrollo y deuda actuales. El reporte final se presentará el próximo 16 de mayo.
Inteligencia Artificial
Sobre el desarrollo tecnológico, en un mensaje enviado al Foro de Davos, pidió que la inteligencia artificial sea usada para el progreso de la población, dijo que "la dignidad humana nunca debe ser violada en favor de la eficiencia" y agregó que "los avances tecnológicos que no mejoran la vida de todos, sino que crean o aumentan desigualdades y conflictos, no pueden definirse como verdadero progreso".