¿Ocultan los propietarios las verdaderas razones al entregar a un perro a una perrera o protectora?
Casi un 70% de los encuestados alegaron que el perro no tenía problemas de comportamiento.

Cada año, miles de perros llegan a albergues y protectoras de animales en busca de un nuevo hogar. Muchos de ellos son entregados directamente por sus titulares, quienes alegan diversos motivos: desde mudanzas y problemas económicos hasta conflictos familiares o falta de tiempo. Sin embargo, hay un factor que destaca por encima del resto como causa de abandono: los problemas de comportamiento, que en España, según los datos del informe anual de Fundación Affinity, se encontraba en tercer lugar en 2023.
Según diversos estudios, el comportamiento indeseado es la principal causa de muerte entre perros menores de tres años y uno de los principales motivos por los que acaban en una protectora. Pero surge una pregunta clave: ¿son los titulares sinceros al detallar los problemas de sus perros al entregarlos? ¿O tienden a maquillar la realidad?
¿Sinceridad o desconocimiento?
Una investigación publicada en Veterinary Humanities and Social Sciences analizó la fiabilidad de la información proporcionada por los titulares al entregar a sus perros en protectoras. Para ello, se encuestó a 427 personas que estaban cediendo a sus perros en tres albergues de Estados Unidos. Durante el proceso de entrega, el personal de la protectora les hizo dos tipos de preguntas: primero, una directa sobre posibles problemas de comportamiento (“¿Tiene tu perro algún problema de conducta?”) y, después, pidieron a las mismas personas que estaban cediendo a sus animales completar un breve cuestionario basado en el Canine Behavioral Assessment and Research Questionnaire (C-BARQ), una herramienta estandarizada que evalúa la conducta canina en distintas situaciones.
Curiosamente, casi el 70% de los encuestados aseguró que su perro no tenía ningún problema de comportamiento. Sin embargo, los resultados del cuestionario revelaron otra realidad: los perros entregados presentaban niveles más altos de excitabilidad, agresividad dirigida a personas y otros perros, miedo a extraños y sensibilidad al contacto, entre otros factores, en comparación con perros que permanecían en sus hogares.
¿Significa esto que las personas que entregaron a sus perros mintieron deliberadamente? No necesariamente. Los investigadores proponen otra explicación: muchos convivientes con perros pueden no reconocer ciertos comportamientos como problemáticos. Por ejemplo, actitudes como tirar de la correa, ladrar en exceso o sentir ansiedad al quedarse solos suelen percibirse como ‘normales’ en un perro, especialmente si nunca se ha recibido formación o asesoramiento en comportamiento canino.
De hecho, estudios previos confirman que los convivientes con un perro que no acuden a clases de socialización temprana o reciben asesoría sobre educación canina son más propensos a considerar ciertos comportamientos como inofensivos o a resignarse ante ellos. Y cuando la situación se vuelve insostenible, el abandono y la cesión del animal aparecen como la única salida.
¿Qué papel juegan las protectoras en esta ecuación?
El problema no radica únicamente en la información que las personas proporcionan a la hora de entregar al animal. Otro estudio publicado en el Journal of Applied Animal Welfare Science analizó cómo el equipo humano de las protectoras recogen y gestionan los datos de ingreso de animales. El hallazgo fue claro: existe una gran inconsistencia entre diferentes protectoras e incluso entre los propios trabajadores y voluntarios a la hora de registrar los motivos de abandono o el comportamiento del animal.
En el estudio, también centrado en el personal de protectoras situadas en Estados Unidos y en Canadá, se les sometió a un experimento en el que se les presentaron casos ficticios de entregas de perros con múltiples causas posibles. A pesar de tener los mismos datos, la interpretación varió significativamente: algunos trabajadores priorizaban problemas del animal, otros se centraban en las circunstancias del cuidador y otros elegían el motivo que creían más ‘apropiado’ para facilitar la futura adopción.
Esta falta de estandarización no solo afecta al análisis de datos sobre abandono, sino que también influye en las posibilidades de los perros para encontrar un nuevo hogar. Un perro etiquetado como ‘agresivo’ puede ser descartado por futuros adoptantes, mientras que si se omite información relevante, puede haber problemas de adaptación tras la adopción.
Detrás de cada perro abandonado hay una historia única y, en la mayoría de los casos, una cadena de decisiones, malentendidos o falta de apoyo. Los estudios citados subrayan que el abandono no es simplemente un acto de irresponsabilidad, sino que a menudo es el resultado de barreras económicas, falta de acceso a recursos o desconocimiento sobre las necesidades del animal.
Referencias:
- Relinquishing Owners Underestimate Their Dog's Behavioral Problems: Deception or Lack of Knowledge? Lauren Powell et al. Sec. Veterinary Humanities and Social Sciences (2021)
- A mixed-method analysis of the consistency of intake information reported by shelter staff upon owner surrender of dogs. Lexis H. Ly y Alexandra Protopopova. Journal of Applied Animal Welfare Science (2024)