¿Necesitas el televisor para poder dormir? Esto significa, según la psicología
Encender el televisor antes de dormir es un hábito más común de lo que se suele reconocer. Muchas personas recurren a la pantalla como una forma de relajarse, e incluso afirman que les resulta difícil conciliar el sueño en completo silencio. Aunque esta práctica pueda parecer inofensiva, la psicología advierte que detrás de ella pueden existir razones emocionales, patrones aprendidos y mecanismos de afrontamiento inconscientes. Sustitución de relaciones personales Según distintos especialistas, una de las explicaciones más frecuentes está relacionada con la sensación de compañía. En personas que viven solas o que atraviesan momentos de estrés o ansiedad, la televisión funciona como un sustituto simbólico de la interacción humana. El sonido de fondo y la luz tenue crean un ambiente familiar que ayuda a reducir la percepción de soledad al final del día. Para despistar la atención También se ha observado que quienes experimentan pensamientos intrusivos al acostarse —como preocupaciones laborales, personales o recuerdos no deseados— pueden usar la televisión como un recurso para desviar la atención. Ver una serie conocida, una película ligera o un programa repetido permite crear una distracción suficiente como para facilitar la transición hacia el sueño. En este sentido, el contenido elegido no siempre importa tanto como su función de "ruido blanco" emocional. Raíces en la infancia Desde el punto de vista de los hábitos, dormir con la televisión encendida puede tener raíces más antiguas. Para quienes crecieron en entornos donde era normal quedarse dormidos frente al televisor, esta práctica puede haberse convertido en parte del ritual nocturno. El cerebro, acostumbrado a ese estímulo, interpreta su ausencia como una anomalía, dificultando el descanso en ambientes completamente silenciosos. Los efectos negativos de este hábito Sin embargo, esta costumbre no está exenta de efectos negativos. La luz azul que emiten las pantallas, aunque tenue, interfiere con la producción de melatonina, la hormona que regula los ciclos de sueño. A largo plazo, esto puede traducirse en un descanso de menor calidad, con despertares frecuentes o sensación de cansancio al día siguiente. Frente a esto, muchos especialistas en sueño sugieren alternativas menos invasivas para quienes necesitan un estímulo sonoro antes de dormir. Los audiolibros o los podcasts, por ejemplo, permiten mantener una compañía auditiva sin exponer al organismo a la luz artificial que altera el reloj biológico. Como en muchos aspectos del bienestar, el equilibrio entre lo emocional y lo fisiológico resulta clave. Súmate a Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos. hazte socio
Encender el televisor antes de dormir es un hábito más común de lo que se suele reconocer. Muchas personas recurren a la pantalla como una forma de relajarse, e incluso afirman que les resulta difícil conciliar el sueño en completo silencio. Aunque esta práctica pueda parecer inofensiva, la psicología advierte que detrás de ella pueden existir razones emocionales, patrones aprendidos y mecanismos de afrontamiento inconscientes. Sustitución de relaciones personales Según distintos especialistas, una de las explicaciones más frecuentes está relacionada con la sensación de compañía. En personas que viven solas o que atraviesan momentos de estrés o ansiedad, la televisión funciona como un sustituto simbólico de la interacción humana. El sonido de fondo y la luz tenue crean un ambiente familiar que ayuda a reducir la percepción de soledad al final del día. Para despistar la atención También se ha observado que quienes experimentan pensamientos intrusivos al acostarse —como preocupaciones laborales, personales o recuerdos no deseados— pueden usar la televisión como un recurso para desviar la atención. Ver una serie conocida, una película ligera o un programa repetido permite crear una distracción suficiente como para facilitar la transición hacia el sueño. En este sentido, el contenido elegido no siempre importa tanto como su función de "ruido blanco" emocional. Raíces en la infancia Desde el punto de vista de los hábitos, dormir con la televisión encendida puede tener raíces más antiguas. Para quienes crecieron en entornos donde era normal quedarse dormidos frente al televisor, esta práctica puede haberse convertido en parte del ritual nocturno. El cerebro, acostumbrado a ese estímulo, interpreta su ausencia como una anomalía, dificultando el descanso en ambientes completamente silenciosos. Los efectos negativos de este hábito Sin embargo, esta costumbre no está exenta de efectos negativos. La luz azul que emiten las pantallas, aunque tenue, interfiere con la producción de melatonina, la hormona que regula los ciclos de sueño. A largo plazo, esto puede traducirse en un descanso de menor calidad, con despertares frecuentes o sensación de cansancio al día siguiente. Frente a esto, muchos especialistas en sueño sugieren alternativas menos invasivas para quienes necesitan un estímulo sonoro antes de dormir. Los audiolibros o los podcasts, por ejemplo, permiten mantener una compañía auditiva sin exponer al organismo a la luz artificial que altera el reloj biológico. Como en muchos aspectos del bienestar, el equilibrio entre lo emocional y lo fisiológico resulta clave. Súmate a Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos. hazte socio
Publicaciones Relacionadas