México y Canadá, los molinos de viento de Trump
El mundo cambió. Estamos en un espacio nuevo. Somos inquilinos de una atmósfera desconocida. Pasajeros de una nave cibernética. Extraños en nuestra propia casa. La ciencia y la tecnología han transformado muchas cosas. La inteligencia artificial, el gran desafío del futuro. Ya somos otros y no nos hemos dado cuenta.Lo lamentable es el reconocimiento de que también este mundo está en problemas; se encuentra en plena disputa por el poder, en guerras, inseguridad, pobreza, migración masiva, reordenamiento del comercio mundial y en pleno calentamiento global.En este contexto, el cambio político es inédito. Han surgido nuevas formas y modos de ejercer el poder, atípicos y fuera de lo común. En el espejo de enfrente se asoma el viejo rostro del viejo sistema político.Trump es el personaje prototipo de este acontecer. El poder por el poder mismo. La amenaza como instrumento de negociación. En el fondo de su alma hay una mezcla de sentimientos de añoranza por la etapa dorada de su país y la asunción fulgurante de los signos del porvenir.Es el Quijote encomendero blandiendo su espada conquistadora. México y Canadá son sus molinos de viento. Al más depurado estilo de la encomienda medieval los intimida, los amonesta, les lee la cartilla dándoles trato de pecadores y les da un plazo para enmendar sus culpas y evaluar si concede su perdón.En el caso de México, la embestida ha sido de pronóstico reservado. Sin ninguna consideración y respeto, Trump, algunos matizan que fue la Casa Blanca, para el caso es lo mismo, acusa de narcogobierno al mexicano. Duro golpe a la actual administración que encabeza la presidenta Sheinbaum.La respuesta de la mandataria a esta delicada acusación correspondió a las complejas circunstancias del momento. Para muchos, ha sido insuficiente, pero exigirle pruebas a Trump en esta coyuntura complicada era muy delicado.La percepción de muchos mexicanos es que estamos sufriendo un grave problema de inseguridad y el gobierno está rebasado al no avanzar en la pacificación del país. Esta es una verdad de a kilo, no es surrealismo ni realismo mágico. Es una debilidad ante el exterior.Por lo pronto, al gobierno de México le convendría reconocer que tiene un serio problema de falta de control de la delincuencia, que se ha convertido en una debilidad ante el mundo y, en especial, para el presidente Trump, que la utiliza como pretexto para la extorsión y el combate.Los tiempos obligan. Ante esto, la presidenta necesita dar un golpe de timón político y anunciar la puesta en marcha de una nueva estrategia de seguridad nacional. En mi opinión, ésta debería ser su prioridad y su escudo protector frente a la historia.Trump, al margen de su tregua de 30 días, acaba de anunciar aranceles de 25 por ciento para todas las importaciones estadounidenses de acero y aluminio. Además, durante su vuelo a Nueva Orleans consideró que las acciones desarrolladas por México y Canadá eran insuficientes.La fecha fatídica para la aplicación de los aranceles es marzo. Tres aranceles: 25 por ciento generalizado a sus socios comerciales, 25 por ciento al acero y aluminio y los aranceles recíprocos, que tienen que ver con el IVA. La moneda está en el aire. En apogeo el juego del malabar.Trump conoce bien el efecto negativo que tuvo la aplicación de aranceles al acero y aluminio en su primera administración y, sin embargo, la vuelve a plantear. La posible explicación es que corresponde a su idea proteccionista de llevar industrias a su país, dándoles apoyos y facilidades. De resultar viable esta opción habrá aranceles para aquellas industrias que desee.La presidenta Sheinbaum tiene en sus hombros una losa muy pesada: el pasado y sus problemas, y la incertidumbre del presente. El momento actual exige cambios. No es posible obtener resultados distintos si se sigue haciendo lo mismo. No es falta de lealtad al expresidente López Obrador si se desecha lo que no funcionó. Es corregir y asumir la nueva realidad y demostrar, con acciones concretas, que no hay complicidad con los delincuentes. «Si quieres la paz, prepárate para la guerra».

El mundo cambió. Estamos en un espacio nuevo. Somos inquilinos de una atmósfera desconocida. Pasajeros de una nave cibernética. Extraños en nuestra propia casa. La ciencia y la tecnología han transformado muchas cosas. La inteligencia artificial, el gran desafío del futuro. Ya somos otros y no nos hemos dado cuenta.
Lo lamentable es el reconocimiento de que también este mundo está en problemas; se encuentra en plena disputa por el poder, en guerras, inseguridad, pobreza, migración masiva, reordenamiento del comercio mundial y en pleno calentamiento global.
En este contexto, el cambio político es inédito. Han surgido nuevas formas y modos de ejercer el poder, atípicos y fuera de lo común. En el espejo de enfrente se asoma el viejo rostro del viejo sistema político.
Trump es el personaje prototipo de este acontecer. El poder por el poder mismo. La amenaza como instrumento de negociación. En el fondo de su alma hay una mezcla de sentimientos de añoranza por la etapa dorada de su país y la asunción fulgurante de los signos del porvenir.
Es el Quijote encomendero blandiendo su espada conquistadora. México y Canadá son sus molinos de viento. Al más depurado estilo de la encomienda medieval los intimida, los amonesta, les lee la cartilla dándoles trato de pecadores y les da un plazo para enmendar sus culpas y evaluar si concede su perdón.
En el caso de México, la embestida ha sido de pronóstico reservado. Sin ninguna consideración y respeto, Trump, algunos matizan que fue la Casa Blanca, para el caso es lo mismo, acusa de narcogobierno al mexicano. Duro golpe a la actual administración que encabeza la presidenta Sheinbaum.
La respuesta de la mandataria a esta delicada acusación correspondió a las complejas circunstancias del momento. Para muchos, ha sido insuficiente, pero exigirle pruebas a Trump en esta coyuntura complicada era muy delicado.
La percepción de muchos mexicanos es que estamos sufriendo un grave problema de inseguridad y el gobierno está rebasado al no avanzar en la pacificación del país. Esta es una verdad de a kilo, no es surrealismo ni realismo mágico. Es una debilidad ante el exterior.
Por lo pronto, al gobierno de México le convendría reconocer que tiene un serio problema de falta de control de la delincuencia, que se ha convertido en una debilidad ante el mundo y, en especial, para el presidente Trump, que la utiliza como pretexto para la extorsión y el combate.
Los tiempos obligan. Ante esto, la presidenta necesita dar un golpe de timón político y anunciar la puesta en marcha de una nueva estrategia de seguridad nacional. En mi opinión, ésta debería ser su prioridad y su escudo protector frente a la historia.
Trump, al margen de su tregua de 30 días, acaba de anunciar aranceles de 25 por ciento para todas las importaciones estadounidenses de acero y aluminio. Además, durante su vuelo a Nueva Orleans consideró que las acciones desarrolladas por México y Canadá eran insuficientes.
La fecha fatídica para la aplicación de los aranceles es marzo. Tres aranceles: 25 por ciento generalizado a sus socios comerciales, 25 por ciento al acero y aluminio y los aranceles recíprocos, que tienen que ver con el IVA. La moneda está en el aire. En apogeo el juego del malabar.
Trump conoce bien el efecto negativo que tuvo la aplicación de aranceles al acero y aluminio en su primera administración y, sin embargo, la vuelve a plantear. La posible explicación es que corresponde a su idea proteccionista de llevar industrias a su país, dándoles apoyos y facilidades. De resultar viable esta opción habrá aranceles para aquellas industrias que desee.
La presidenta Sheinbaum tiene en sus hombros una losa muy pesada: el pasado y sus problemas, y la incertidumbre del presente. El momento actual exige cambios. No es posible obtener resultados distintos si se sigue haciendo lo mismo. No es falta de lealtad al expresidente López Obrador si se desecha lo que no funcionó. Es corregir y asumir la nueva realidad y demostrar, con acciones concretas, que no hay complicidad con los delincuentes. «Si quieres la paz, prepárate para la guerra».