Marta Asensio, la española que sobrevivió a la sumisión química y pide justicia: "Nuestros cuerpos no prescriben"
"Mi caso rompía todos los estigmas del 'se lo merecía'". Son las palabras de Marta Asensio, víctima de sumisión química por parte de su expareja durante seis años. Este término, que hace referencia a una agresión sexual bajo la influencia de sustancias psicotrópicas, comenzaba a resonar especialmente en la sociedad el pasado mes de septiembre, cuando arrancaba el macrojuicio en Francia por el caso de Gisèle Pelicot, mujer drogada por su marido y que fue violada por más de 72 hombres durante una década. Sin embargo, dentro de nuestras fronteras, Asensio ya compartió públicamente su testimonio y pidió ayuda para que se cambien los protocolos de actuación y se preste la ayuda necesaria a las víctimas. Marta también fue víctima de sumisión química por parte de la que era su pareja en aquel entonces, pero, al contrario que Pelicot, ella sí que se percató de que su cuerpo se había "utilizado" sin su consentimiento: "Sí que identifiqué las violaciones como tal. Me despertaba con semen reseco o sin ropa interior, así que me daba cuenta de que algo había pasado por la noche y yo no había sido consciente". La mujer, que tiene 52 años actualmente, llegó a hablar con él, obteniendo desde un "no lo puedo evitar" a un "tendrías que estar feliz porque te desee tanto" como respuesta. En ese momento, su pareja consiguió que ella pensara que se trataba de un problema personal: "Yo creía que la culpa era mía porque me dormía tan profundamente que no me podía quedar a dormir en casa de nadie porque era un peligro. Cualquier persona me podía hacer algo". Fruto de la amnesia, Asensio no recordaba lo que había ocurrido durante esas horas de sueños y, solo años después, una vez terminada la relación, descubrió que se debía al suministro de sustancias y fármacos. Su relación acabó en 2013 y, cuatro años después, Marta asistió a un círculo de mujeres en el que muchas de sus compañeras también reconocieron haber sido violadas por sus parejas mientras dormían. Sin embargo, el testimonio de una de ellas hizo que saltaran todas sus alarmas: "Una comentó que a ella le drogaba y yo muy rápidamente dije que no. Sin embargo, según iba hablando, yo iba repasando mi historia y me di cuenta". Solo entonces, Asensio empezó a atar cabos. Desde que se dirigiera a ella cariñosamente como "Nana" hasta su local llamado "Insomnio", aunque, sin duda, la prueba más evidente fue el vaso de leche con Cola Cao que él le preparaba por las noches: "Le llamaba el 'Colacaito' de la somnolencia y decía que le encantaba porque me quedaba dormida súper rápido". En estos casos, la sumisión química no es más que un signo de "dominación total", una manera en la que el violador evita que se le pronuncie el tan temido 'no' que no desea escuchar: "Al final es por las buenas o por las malas". Marta no denunció en un primer momento; no se sentía preparada y, además, sabía de...
"Mi caso rompía todos los estigmas del 'se lo merecía'". Son las palabras de Marta Asensio, víctima de sumisión química por parte de su expareja durante seis años. Este término, que hace referencia a una agresión sexual bajo la influencia de sustancias psicotrópicas, comenzaba a resonar especialmente en la sociedad el pasado mes de septiembre, cuando arrancaba el macrojuicio en Francia por el caso de Gisèle Pelicot, mujer drogada por su marido y que fue violada por más de 72 hombres durante una década. Sin embargo, dentro de nuestras fronteras, Asensio ya compartió públicamente su testimonio y pidió ayuda para que se cambien los protocolos de actuación y se preste la ayuda necesaria a las víctimas. Marta también fue víctima de sumisión química por parte de la que era su pareja en aquel entonces, pero, al contrario que Pelicot, ella sí que se percató de que su cuerpo se había "utilizado" sin su consentimiento: "Sí que identifiqué las violaciones como tal. Me despertaba con semen reseco o sin ropa interior, así que me daba cuenta de que algo había pasado por la noche y yo no había sido consciente". La mujer, que tiene 52 años actualmente, llegó a hablar con él, obteniendo desde un "no lo puedo evitar" a un "tendrías que estar feliz porque te desee tanto" como respuesta. En ese momento, su pareja consiguió que ella pensara que se trataba de un problema personal: "Yo creía que la culpa era mía porque me dormía tan profundamente que no me podía quedar a dormir en casa de nadie porque era un peligro. Cualquier persona me podía hacer algo". Fruto de la amnesia, Asensio no recordaba lo que había ocurrido durante esas horas de sueños y, solo años después, una vez terminada la relación, descubrió que se debía al suministro de sustancias y fármacos. Su relación acabó en 2013 y, cuatro años después, Marta asistió a un círculo de mujeres en el que muchas de sus compañeras también reconocieron haber sido violadas por sus parejas mientras dormían. Sin embargo, el testimonio de una de ellas hizo que saltaran todas sus alarmas: "Una comentó que a ella le drogaba y yo muy rápidamente dije que no. Sin embargo, según iba hablando, yo iba repasando mi historia y me di cuenta". Solo entonces, Asensio empezó a atar cabos. Desde que se dirigiera a ella cariñosamente como "Nana" hasta su local llamado "Insomnio", aunque, sin duda, la prueba más evidente fue el vaso de leche con Cola Cao que él le preparaba por las noches: "Le llamaba el 'Colacaito' de la somnolencia y decía que le encantaba porque me quedaba dormida súper rápido". En estos casos, la sumisión química no es más que un signo de "dominación total", una manera en la que el violador evita que se le pronuncie el tan temido 'no' que no desea escuchar: "Al final es por las buenas o por las malas". Marta no denunció en un primer momento; no se sentía preparada y, además, sabía de...
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