Los Goya entregan por primera vez en su historia un premio ex aequo a la mejor película para ‘La infiltrada’ y ‘El 47’
Giro final inesperado con un premio para dos de las películas nominadas. Empate entre los dos fenómenos del año Los Premios Goya guardaron un giro final que nadie esperaba. Nunca en la historia la Academia de Cine había entregado un premio ex aequo a la Mejor película, y de ahí la sorpresa cuando Belé Rueda tuvo que parar los aplausos al abrir el sobre que anunciaba la ganadora del premio final de la noche. Primero anunciaron 'El 47', y fue la actriz la que pidió calma para decir que también la otra gran favorita de la noche, La infiltrada, era ganadora del cabezón. Hasta ahora solo había ocurrido en el 1991 y en la categoría de Mejor cortometraje (no se separaba entre ficción, documental y animación). Una decisión histórica que dejó a todos con la boca abierta, también al equipo de ambas películas. Y si uno lo piensa, más allá de la dificultad de que algo así ocurra, suena hasta lógico. Tanto La infiltrada como El 47 son, sin duda, los dos fenómenos populares del año. Películas que han conquistado al público, que han construido su momento gracias al boca a boca de la gente. La primera hasta llegar a los 8 millones de euros en taquilla. La segunda siedo el filme en catalán más exitoso de la historia. En momentos donde tanto se habla de las salas en peligro, la Academia ha reconocido a dos títulos que han encontrado el imposible equilibrio entre crítica y público. Atendiendo al marcador final, El 47 acabó como la película más premiada de la noche con cinco premios Goya. Mejor película, efectos especiales, dirección de producción, actriz de reparto para Clara Segura y Actor de reparto para Salva Reina. Hasta cinco minutos antes del terremoto final, el premio para Reina, normalmente encasillado en papeles cómicos, era la gran campanada de la noche. Se impuso a los favoritos Antonio de la Torre, por Los destellos y Óscar de la Fuente, por La casa. Salva Reina no se lo creía, estaba emocionadísimo y soltó un “¿Esto qué polla es?” para luego acordarse de Torre Baró, de los migrantes y del problema de la vivienda. Era el primer aviso para los rivales del filme de Marcel Barrena. Y si nos ponemos quisquilloso podíamos decir que incluso uno más, porque su protagonista Eduard Fernández logró el premio al mejor actor -el más cantado de la noche- por Marco, pero seguramente lo hubiera logrado por su composición en El 47 si las normas de la Academia no impidieran a una misma persona optar dos veces al Goya en la misma categoría. La infiltrada, por su parte, llegó a ese último sobre con un único premio, el de Mejor actriz para Carolina Yuste. Finalmente fueron dos, pero dos de los gordos, de los que cuentan. Yuste, como hizo en los Forqué, pidió “no usar la herida y el dolor para sacar rédito político”, además de pedir “una vivienda digna para todas las personas”. Cuesta ver más allá del acontecimiento inédito, pero hubo mucho más. Empezando por unos premios muy repartidos donde ninguna arrasó y que muestran lo abierto que estaba todo hasta el final. El 47 fue la más premiada. Tras ella quedó Segundo Premio, que logró otras tres estatuillas, sonido, montaje y dirección para la dupla formada por Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez. Primer premio en la categoría de dirección para Lacuesta, uno de los grandes realizadores del cine español de los últimos años por esta (no) biografía de Los Planetas. Los mismos cabezones que La habitación de al lado, que tras la sorpresa por la ausencia del filme en la categoría de Mejor película, terminó siendo uno de los más premiados de la noche gracias a sus tres Goyas: Mejor banda sonora, Mejor fotografía y Mejor guion adaptado. Su hermano Agustín leyó las palabras de Almodóvar, que no pudo acudir por un problema de salud y que recordó una frase que dice John Turturro en su filme, cuando advierte que el final del planeta llegará con la unión del neoliberalismo y la extrema derecha. Una escena escrita siete meses antes de la llegada de Trump. Con dos se quedó La estrella azul, el debut de Javier Macipe que se llevó los dos para los que llegaba como favorita, dirección novel y actor revelación para Pepe Lorente. Por su parte, Laura Weissmahr, la revelación absoluta de Salve María se llevaba el de Actriz revelación. También dos (vestuario y diseño de producción) consiguió La virgen roja y La guitarra flamenca de Yerai Cortés (documental y canción original). Al final el ex aequo engulló todo lo demás, incluida la confirmación de que Eduard Sola es el mejor dando discursos. Tras el de los Forqué y los Feroz lo demostró cuando recogió el de guion original para Casa en flames, único para otro de los éxitos del año.

Giro final inesperado con un premio para dos de las películas nominadas. Empate entre los dos fenómenos del año
Los Premios Goya guardaron un giro final que nadie esperaba. Nunca en la historia la Academia de Cine había entregado un premio ex aequo a la Mejor película, y de ahí la sorpresa cuando Belé Rueda tuvo que parar los aplausos al abrir el sobre que anunciaba la ganadora del premio final de la noche. Primero anunciaron 'El 47', y fue la actriz la que pidió calma para decir que también la otra gran favorita de la noche, La infiltrada, era ganadora del cabezón. Hasta ahora solo había ocurrido en el 1991 y en la categoría de Mejor cortometraje (no se separaba entre ficción, documental y animación).
Una decisión histórica que dejó a todos con la boca abierta, también al equipo de ambas películas. Y si uno lo piensa, más allá de la dificultad de que algo así ocurra, suena hasta lógico. Tanto La infiltrada como El 47 son, sin duda, los dos fenómenos populares del año. Películas que han conquistado al público, que han construido su momento gracias al boca a boca de la gente. La primera hasta llegar a los 8 millones de euros en taquilla. La segunda siedo el filme en catalán más exitoso de la historia. En momentos donde tanto se habla de las salas en peligro, la Academia ha reconocido a dos títulos que han encontrado el imposible equilibrio entre crítica y público.
Atendiendo al marcador final, El 47 acabó como la película más premiada de la noche con cinco premios Goya. Mejor película, efectos especiales, dirección de producción, actriz de reparto para Clara Segura y Actor de reparto para Salva Reina. Hasta cinco minutos antes del terremoto final, el premio para Reina, normalmente encasillado en papeles cómicos, era la gran campanada de la noche. Se impuso a los favoritos Antonio de la Torre, por Los destellos y Óscar de la Fuente, por La casa. Salva Reina no se lo creía, estaba emocionadísimo y soltó un “¿Esto qué polla es?” para luego acordarse de Torre Baró, de los migrantes y del problema de la vivienda. Era el primer aviso para los rivales del filme de Marcel Barrena.
Y si nos ponemos quisquilloso podíamos decir que incluso uno más, porque su protagonista Eduard Fernández logró el premio al mejor actor -el más cantado de la noche- por Marco, pero seguramente lo hubiera logrado por su composición en El 47 si las normas de la Academia no impidieran a una misma persona optar dos veces al Goya en la misma categoría.
La infiltrada, por su parte, llegó a ese último sobre con un único premio, el de Mejor actriz para Carolina Yuste. Finalmente fueron dos, pero dos de los gordos, de los que cuentan. Yuste, como hizo en los Forqué, pidió “no usar la herida y el dolor para sacar rédito político”, además de pedir “una vivienda digna para todas las personas”.
Cuesta ver más allá del acontecimiento inédito, pero hubo mucho más. Empezando por unos premios muy repartidos donde ninguna arrasó y que muestran lo abierto que estaba todo hasta el final. El 47 fue la más premiada. Tras ella quedó Segundo Premio, que logró otras tres estatuillas, sonido, montaje y dirección para la dupla formada por Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez. Primer premio en la categoría de dirección para Lacuesta, uno de los grandes realizadores del cine español de los últimos años por esta (no) biografía de Los Planetas.
Los mismos cabezones que La habitación de al lado, que tras la sorpresa por la ausencia del filme en la categoría de Mejor película, terminó siendo uno de los más premiados de la noche gracias a sus tres Goyas: Mejor banda sonora, Mejor fotografía y Mejor guion adaptado. Su hermano Agustín leyó las palabras de Almodóvar, que no pudo acudir por un problema de salud y que recordó una frase que dice John Turturro en su filme, cuando advierte que el final del planeta llegará con la unión del neoliberalismo y la extrema derecha. Una escena escrita siete meses antes de la llegada de Trump.
Con dos se quedó La estrella azul, el debut de Javier Macipe que se llevó los dos para los que llegaba como favorita, dirección novel y actor revelación para Pepe Lorente. Por su parte, Laura Weissmahr, la revelación absoluta de Salve María se llevaba el de Actriz revelación. También dos (vestuario y diseño de producción) consiguió La virgen roja y La guitarra flamenca de Yerai Cortés (documental y canción original).
Al final el ex aequo engulló todo lo demás, incluida la confirmación de que Eduard Sola es el mejor dando discursos. Tras el de los Forqué y los Feroz lo demostró cuando recogió el de guion original para Casa en flames, único para otro de los éxitos del año.