Le llamábamos Bebeto, de Javi Rey
Norma Editorial publica en castellano y catalán, Le llamábamos Bebeto, último trabajo de Javi Rey que promete colarse en las listas de mejor cómic español en 2025.



Edición original: On l’appelait Bebeto (Dargaud, 2024)
Edición nacional/España: Le llamábamos Bebeto (Norma Editorial, 2025)
Guion: Javi Rey
Dibujo: Javi Rey
Color: Javi Rey
Diseño gráfico y dirección artística de la edición original:: Phiilippe Ravon
Maquetación: Joan Moreno
Rotulación: Javi Rey
Formato: Cartoné. 144 páginas. 29,50€
LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO
Sería genial poder darle a un botón de pausa cuando todo te va bien. ¿No creéis? Quedarse en ese lugar para siempre.
José Roberto Gama de Oliveira, más conocido como Bebeto, fue un delantero brasileño que, además de ganar el Mundial celebrado en Estados Unidos con el país carioca, fue un jugador fundamental para que el Deportivo de la Coruña se colase entre los clubs más importantes de la liga española. En su estancia en tierras gallegas, Bebeto marcó 101 goles en 151 partidos, convirtiéndose en el puntal del famoso Súper Dépor que puso en jaque a la dicotomía formada por Barça y Real Madrid. Le llamábamos Bebeto, de Javi Rey, no gira alrededor de la figura del futbolista nacido en Salvador de Bahía y, pese a que el deporte rey tiene un peso importante, no es el pilar fundamental sobre el que se sustenta esta historieta.
Miguel Indurain Larraya es uno de los deportistas más importantes en la historia de España. Lugarteniente de Pedro Delgado, Indurain tomó su testigo para ganar cinco Tours de Francia consecutivamente entre 1991 y 1995. Además, el ciclista navarro sumó a su palmarés dos Giros de Italia, una medalla de oro olímpica y un campeonato mundial en la categoría de contrarreloj. El que fuera líder indiscutible del equipo Banesto aparece en varias páginas de Le llamábamos Bebeto. Sin embargo, aunque su presencia sea una constante, el cómic no trata sobre ello.
Entonces, ¿A qué viene una introducción de dos párrafos hablando de dos disciplinas deportivas si el último trabajo de Javi Rey se centra en otras cosas? Pues porque este autor nacido en Bruselas ha tenido a bien recrear una época en la cuál el fútbol era religión para la gran mayoría de los niños españoles e Induráin parecía ser un mesías enviado del cielo que permitía a un país, con ganas de perder cierto complejo de inferioridad, buscar su espacio a comienzos de los noventa.
Dividido en cuatro episodios que abarcan desde 1990 a 1996 y con un pequeño epílogo fijado en 2019, Le llamábamos Bebeto obliga al lector a no soltar el tomo hasta haberlo finalizado. En cada uno de estos capítulos, Rey cede su espacio a grandes nombres como son los de Reinaldo Arenas, William Maxwell, Jack Kerouac y Sam Savage para que con sus citas nos hagan un breve avance de lo que vamos a ser testigos en las páginas siguientes.
El protagonista de esta novela gráfica es Carlos, un niño de ocho años en la recién nacida década de los noventa. En estos primeros compases, se nos muestra la admiración profesada hacia su hermano mayor, Miguel, así como un primer vistazo de Sant Pere, población ficticia del Bajo Llobregat que hace las veces de Gavá. El retrato que Javi Rey realiza sobre el extrarradio barcelonés está basado en su propia experiencia. Si bien Le llamábamos Bebeto tiene varias capas de ficción, se trata del cómic más personal de este autor que se fogueó previamente con dos estupendas adaptaciones en viñetas como fueron Intemperie y Un enemigo del pueblo. Además de Carlos y Miguel, en este arranque Rey también nos presenta a Bebeto, menor que tiene que hacerse cargo de su madre con evidentes problemas de salud mental.
Una muerte inesperada en el entorno de Carlos permite al autor explorar el concepto del luto desde un prisma infantil. Sin recrearse en la tragedia y con una exquisita sutileza, Rey ahonda en temas complejos como la pérdida o el siempre difícil transito de la niñez a la adolescencia. Resulta muy sencillo conectar emocionalmente con los personajes de esta obra más allá de lo meramente generacional. Quienes crecimos en aquella época lo hicimos libres de internet y teléfonos móviles. La calle o los patios de colegio eran lugares sagrados en los cuales los niños dábamos rienda suelta a nuestras pasiones, soñando con un luminoso futuro. Javi Rey plasma a las mil maravillas la importancia del futbol antes de que los intereses individuales surjan por otras latitudes. Los primeros amores, la perdida de la inocencia o el despertar sexual son tratados con mimo en un cómic que emociona sin la necesidad de realizar golpes bajos.
En cuanto al apartado gráfico, el dibujo de Javi Rey es harto reconocible. No obstante, su estilo realista en esta ocasión está combinado con un tanto de redondez en la construcción de personajes al ser estos mayoritariamente niños. Rey destaca sobremanera en la gestualidad de cada uno de ellos apoyado en primeros planos de los protagonistas. Enfado, tristeza, ilusión, desamor, odio… la ensalada de emociones es aliñada con acierto por este autor formado en la JOSO y nos es servida en bandeja de plata con un gusto impecable. De claro corte intimista, Rey se reserva alguna página completa sin diálogo en la que podemos contemplar el mar en el horizonte o una noche estrellada. Al ser una historia ambientada en la costa mediterránea, el uso de la luz se antoja esencial para entrar de lleno en la historia y viajar treinta años en el pasado.
Le llamábamos Bebeto es un cómic que bien podría haber guionizado Zidrou pero, para nuestra alegría, lleva la firma de un Javi Rey que se consagra en el mundo del noveno arte. A pesar de haberse publicado en el primer trimestre del año, no es nada arriesgado afirmar que esta obra acabará siendo una de las mejores del panorama nacional al terminar el curso. Al más puro estilo Cuenta conmigo (Rob Reiner, 1986), el protagonista ejerce de narrador en el presente para hablarnos de un pasado que le marcó para siempre. Rey realiza un ejercicio de nostalgia, estupendamente canalizado, trasportándonos a lugares comunes. Un pasado en el que todo era posible y los amigos, pensábamos, eran para toda la vida. Le llamábamos Bebeto, como si del Súper Depor se tratara, se ha colado en la liga de los grandes mereciendo un espacio en nuestras estanterías junto a obras como La casa, Siempre tendremos veinte años, Ronson o Todo bajo el sol.
LO MEJOR
+ El poso que deja tras su lectura.
+ El último pasaje, cuasi onírico, entre Carlos, Miguel y su abuela.
+ La delicadeza de Javi Rey a la hora de levantar personajes inolvidables en entornos hostiles.
LO PEOR
– La ilustración elegida para la portada no parece la mejor opción.
– Que pueda pasar desapercibida por la ingente cantidad de novedades publicadas en el último mes.
– No saber qué fue de ese gran personaje al que llamaban Bebeto.