La vivienda: un derecho que no se vende por catálogo

El acceso a la vivienda es un derecho humano, pero en México, debido a décadas de gobiernos neoliberales, se convirtió en un privilegio para unos pocos.

Mar 4, 2025 - 09:15
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La vivienda: un derecho que no se vende por catálogo

“La mujer luchando y sus derechos alcanzando” fue la frase que la señora Silvia, representante de una organización de mujeres vendedoras por catálogo, lanzó en un encuentro con la Red de Mujeres Sindicalistas. “¿Cómo podemos acceder a una vivienda digna si no estamos sindicalizadas? ¿Acaso no es un derecho humano? Porque también somos humanas las vendedoras de venta por catálogo”.

Esa pregunta, tan sencilla y a la vez tan poderosa, me llevó a reflexionar sobre la realidad de millones de mujeres en nuestro país. Mujeres que sostienen la economía de sus familias con trabajos informales, soñando con acceder a seguridad social, a créditos para una casa propia. Porque sí, el acceso a la vivienda es un derecho humano, pero en México, por décadas de gobiernos neoliberales, fue considerado un privilegio para pocos, hasta el 2018 que el gobierno comenzó a implementar políticas sociales.

Desde la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS), se ha trabajado para cambiar esa realidad. La Declaración 115 de la CISS hace un llamado a todas las instituciones que la integran para garantizar la seguridad social como un derecho universal y reconocer el cuidado como un derecho humano. Porque sin políticas de vivienda incluyentes, sin perspectiva de género y sin el reconocimiento de los trabajos de cuidados, seguiremos dejando atrás a quienes sostienen, desde la informalidad, buena parte de la economía del país.

Es por eso que iniciativas como la de la presidenta Claudia Sheinbaum, para construir un millón de viviendas en México, representan un paso en la dirección correcta. La propuesta prioriza a mujeres jefas de familia, jóvenes, personas adultas mayores y población indígena, grupos históricamente relegados del acceso a vivienda digna. De ese millón de viviendas, la mitad serán para población derechohabiente del Infonavit y la otra mitad para población no derechohabiente, a través de la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), que este año construirá las primeras 100 mil.

Pero somos conscientes de que no se trata solo de la construcción de casas. Desde la CISS, impulsamos que estas viviendas no sean solo techos, sino hogares en los que la vida pueda florecer y florecer de verdad. Es decir, que estén ubicadas en zonas con acceso a parques, escuelas, transporte público eficiente y espacios comunitarios para el cuidado. Porque todas y todos queremos vivir cerca de oportunidades, no aislados en desarrollos lejanos que terminan siendo ciudades dormitorio sin alma ni infraestructura.

No estamos reinventando la rueda. En países como Uruguay, el movimiento cooperativo de vivienda ha demostrado ser una solución efectiva para proporcionar hogares dignos a familias de ingresos medios y bajos. Además, este año lograron un acuerdo para reducir la tasa de interés de los préstamos hipotecarios del 5.16% al 2%. Este logro financiero facilita el acceso a viviendas asequibles para numerosas familias uruguayas.

También en España y Alemania, la organización de trabajadoras y trabajadores ha sido clave para cambiar las leyes de vivienda. Movimientos sociales han logrado que la política pública reconozca que la vivienda no es solo un bien de mercado, sino un derecho que debe garantizarse a todas las personas. En México, estamos viviendo un momento similar: mujeres como Silvia alzando la voz, colectivos trabajando y luchando por un verdadero cambio y gobiernos cercanos a la ciudadanía.

El encuentro que se dio hace unos días en la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México fue un recordatorio de que la lucha por la vivienda digna es una lucha por justicia, por equidad, por el derecho a una vida feliz. Y ahí, en cada palabra de Silvia, en cada historia compartida por las trabajadoras, quedó claro que el futuro de este país será construido, ladrillo a ladrillo, por la organización y la entereza de quienes nunca han dejado de luchar por sus derechos.