La 'red fantasma', los desconocidos 'cazadores de nazis' sirios: "Unas pocas personas de a pie pueden cambiar la Historia"
The Hunters llegó en 2020 para amenizar las tardes interminables de pandemia. La producción, con un inconmensurable Al Paccino para la crítica, sirvió para que mucha gente conociera la historia de las células clandestinas que se organizaron después de la II Guerra Mundial con el objetivo de encontrar a sus torturadores, antiguos nazis 'reconvertidos' en refugiados o, sencillamente, en un ciudadano más. Un año después, Blanca Suárez, Adrián Lastra u Óscar Casas cogían el relevo en Jaguar, miniserie con una trama similar, pero ambientada en Madrid; y un guion parecido se repite en libros como Los Pacientes del Doctor García, de Almudena Grandes. La organización clandestina contra la represión ha sido un habitual, pero hay lugares en los que no se ha contado, y es lo que pretende cambiar el director y documentalista en zonas de conflicto Jonathan Millet, con su primer largometraje, La red fantasma; una historia sobre las células que se organizaban fuera de Siria para hacer caer a Bashar Al Assad, quien ha gobernado el país con mano de hierro durante 24 años hasta su reciente huida. "A mí me llamó mucho la atención, porque eran mujeres, profesores, taxistas, abogados, que de repente se organizan. Muchos de ellos ni siquiera habían visto a sus torturadores, pero el trauma es tal que los reconocen por la voz o el olor", expone el director a ElPlural.com. "Cada país tiene su historia de impunidad: Armenia con los turco, Ruanda, Indonesia… Por supuesto España o Francia, pero hay una gran diferencia: después de 1945 poca gente estaba de acuerdo con los nazis, mientras que hasta 2019 muchos países de Occidente se seguían reuniendo con Al Assad. La gente me decía 'Ya que la comunidad internacional no nos ayuda, lo hacemos nosotros". Antes de nada, ¿cómo están siendo estos primeros meses en Siria tras la caída de Bashar Al Assad? Y, sobre todo, ¿qué futuro más a medio-largo plazo le augura al país? Porque la toma de los rebeldes tampoco garantiza la paz. La incertidumbre sigue siendo total. Era algo totalmente inesperado e impredecible, pero para hacer la película trabajé con muchas personas sirias, refugiados de guerra, actores sirios; y gente que me asesoró. Durante cinco años estuvo rodeado de amigos y compañeros sirios. Cuando cae el dictador estaba en contacto muy cercano con muchos amigos sirios para los que fue una enorme alegría. Todos son conscientes de que el mañana no va a ser fácil, pero la sensación era esa. Son 13 años de dictadura (…), torturas, desapariciones. Al menos ya sienten el alivio. Evidentemente, hay consecuencias, la primera es la apertura de las cárceles como Sednaya (hablamos de ello en la película). Descubrieron sótanos debajo de esa cárcel y que había gente que llevaba años sin ver la luz del día. La segunda consecuencia es que los refugiados pueden volver. No digo que quieran vivir aquí, pero al menos pueden volver a ver a su gente. Otra consecuencia es que incluso los sirios que están en Europa tenían miedo, porque...
The Hunters llegó en 2020 para amenizar las tardes interminables de pandemia. La producción, con un inconmensurable Al Paccino para la crítica, sirvió para que mucha gente conociera la historia de las células clandestinas que se organizaron después de la II Guerra Mundial con el objetivo de encontrar a sus torturadores, antiguos nazis 'reconvertidos' en refugiados o, sencillamente, en un ciudadano más. Un año después, Blanca Suárez, Adrián Lastra u Óscar Casas cogían el relevo en Jaguar, miniserie con una trama similar, pero ambientada en Madrid; y un guion parecido se repite en libros como Los Pacientes del Doctor García, de Almudena Grandes. La organización clandestina contra la represión ha sido un habitual, pero hay lugares en los que no se ha contado, y es lo que pretende cambiar el director y documentalista en zonas de conflicto Jonathan Millet, con su primer largometraje, La red fantasma; una historia sobre las células que se organizaban fuera de Siria para hacer caer a Bashar Al Assad, quien ha gobernado el país con mano de hierro durante 24 años hasta su reciente huida. "A mí me llamó mucho la atención, porque eran mujeres, profesores, taxistas, abogados, que de repente se organizan. Muchos de ellos ni siquiera habían visto a sus torturadores, pero el trauma es tal que los reconocen por la voz o el olor", expone el director a ElPlural.com. "Cada país tiene su historia de impunidad: Armenia con los turco, Ruanda, Indonesia… Por supuesto España o Francia, pero hay una gran diferencia: después de 1945 poca gente estaba de acuerdo con los nazis, mientras que hasta 2019 muchos países de Occidente se seguían reuniendo con Al Assad. La gente me decía 'Ya que la comunidad internacional no nos ayuda, lo hacemos nosotros". Antes de nada, ¿cómo están siendo estos primeros meses en Siria tras la caída de Bashar Al Assad? Y, sobre todo, ¿qué futuro más a medio-largo plazo le augura al país? Porque la toma de los rebeldes tampoco garantiza la paz. La incertidumbre sigue siendo total. Era algo totalmente inesperado e impredecible, pero para hacer la película trabajé con muchas personas sirias, refugiados de guerra, actores sirios; y gente que me asesoró. Durante cinco años estuvo rodeado de amigos y compañeros sirios. Cuando cae el dictador estaba en contacto muy cercano con muchos amigos sirios para los que fue una enorme alegría. Todos son conscientes de que el mañana no va a ser fácil, pero la sensación era esa. Son 13 años de dictadura (…), torturas, desapariciones. Al menos ya sienten el alivio. Evidentemente, hay consecuencias, la primera es la apertura de las cárceles como Sednaya (hablamos de ello en la película). Descubrieron sótanos debajo de esa cárcel y que había gente que llevaba años sin ver la luz del día. La segunda consecuencia es que los refugiados pueden volver. No digo que quieran vivir aquí, pero al menos pueden volver a ver a su gente. Otra consecuencia es que incluso los sirios que están en Europa tenían miedo, porque...
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