La metáfora bélica (I)
Fernando Navarro Fernando Navarro Jue, 13/03/2025 - 09:11 | El poder del lenguaje El lenguaje médico, como todo lenguaje científico, no persigue habitualmente fines estéticos, creativos, lúdicos ni recreativos —como es el caso del lenguaje literario—, sino informativos, didácticos y comunicativos. Por este motivo, rasgos como la veracidad, la precisión, la claridad y la objetividad adquieren en los textos médicos y científicos un peso mucho mayor que en el lenguaje literario o en el lenguaje general. Ello explica que uno de los inconvenientes más graves de las metáforas en los textos de carácter técnico o científico sea su colosal carga afectiva, que en ocasiones domina o anula por completo el mensaje objetivo subyacente que pretendía transmitir. Ha expresado este riesgo como nadie, en mi opinión, la estadounidense Susan Sontag, una de las ensayistas más lúcidas de la segunda mitad del siglo XX. Cuando en 1976 le diagnosticaron un cáncer de mama, Sontag aprovechó su enfermedad para leer y reflexionar acerca de la representación literaria del cáncer, y descubrió que el relato metafórico no solo se ha aplicado ampliamente al cuerpo humano —como es bien sabido desde antiguo—, sino también a las enfermedades. Fruto de sus reflexiones fueron dos libros ya clásicos: Illness as Metaphor (La enfermedad y sus metáforas, 1978), sobre la tuberculosis y el cáncer; y, diez años después, AIDS and Its Metaphors (El sida y sus metáforas, 1988), sobre la gran plaga de los años ochenta, el sida. En ellos demuestra con abundancia de ejemplos que, en los siglos XIX y XX, la sociedad se sirvió en gran medida de la literatura y de las metáforas para hablar de las enfermedades, y que la forma en que nos referimos al cáncer, al sida, a la sífilis, a la lepra, a la tuberculosis determina el modo en que la conciencia social colectiva percibe al enfermo, ya sea para estigmatizarlo, para condenarlo o, en ocasiones, también para idealizarlo o incluso santificarlo. Las metáforas —nos guste o no— pueden ayudar a transmitir con gran eficacia conceptos médicos complejos, pero también pueden hacer daño, pueden herir y pueden matar. Lo vemos claramente con la metáfora más frecuente en nuestros días cuando se habla de cáncer: la metáfora bélica de la lucha o la batalla. ¿Se han fijado en que al paciente diagnosticado de cáncer suele decírsele «sé valiente», «tienes que ser fuerte», «no te rindas» y «tienes que luchar»? Supuestamente para motivarlo, pero conviene no olvidar que, si quien elige someterse a quimioterapia es valiente, ello implica —aunque no se verbalice— que quien prefiere evitarla es cobarde; si alcanzar una remisión completa es una victoria, la progresión tumoral (que es algo que no depende en absoluto de la actitud del paciente) es una derrota; si afrontar con ánimo el diagnóstico de metástasis generalizadas es signo de fortaleza, llorar ante la posibilidad de una muerte inminente lo es de debilidad. Es comprensible que muchos pacientes se sientan incómodos ante este tipo de metáforas belicosas. * * *Continúa en: «La metáfora bélica (y II)». Off Fernando A. Navarro Off


El lenguaje médico, como todo lenguaje científico, no persigue habitualmente fines estéticos, creativos, lúdicos ni recreativos —como es el caso del lenguaje literario—, sino informativos, didácticos y comunicativos. Por este motivo, rasgos como la veracidad, la precisión, la claridad y la objetividad adquieren en los textos médicos y científicos un peso mucho mayor que en el lenguaje literario o en el lenguaje general. Ello explica que uno de los inconvenientes más graves de las metáforas en los textos de carácter técnico o científico sea su colosal carga afectiva, que en ocasiones domina o anula por completo el mensaje objetivo subyacente que pretendía transmitir.
Ha expresado este riesgo como nadie, en mi opinión, la estadounidense Susan Sontag, una de las ensayistas más lúcidas de la segunda mitad del siglo XX. Cuando en 1976 le diagnosticaron un cáncer de mama, Sontag aprovechó su enfermedad para leer y reflexionar acerca de la representación literaria del cáncer, y descubrió que el relato metafórico no solo se ha aplicado ampliamente al cuerpo humano —como es bien sabido desde antiguo—, sino también a las enfermedades. Fruto de sus reflexiones fueron dos libros ya clásicos: Illness as Metaphor (La enfermedad y sus metáforas, 1978), sobre la tuberculosis y el cáncer; y, diez años después, AIDS and Its Metaphors (El sida y sus metáforas, 1988), sobre la gran plaga de los años ochenta, el sida. En ellos demuestra con abundancia de ejemplos que, en los siglos XIX y XX, la sociedad se sirvió en gran medida de la literatura y de las metáforas para hablar de las enfermedades, y que la forma en que nos referimos al cáncer, al sida, a la sífilis, a la lepra, a la tuberculosis determina el modo en que la conciencia social colectiva percibe al enfermo, ya sea para estigmatizarlo, para condenarlo o, en ocasiones, también para idealizarlo o incluso santificarlo. Las metáforas —nos guste o no— pueden ayudar a transmitir con gran eficacia conceptos médicos complejos, pero también pueden hacer daño, pueden herir y pueden matar.
Lo vemos claramente con la metáfora más frecuente en nuestros días cuando se habla de cáncer: la metáfora bélica de la lucha o la batalla. ¿Se han fijado en que al paciente diagnosticado de cáncer suele decírsele «sé valiente», «tienes que ser fuerte», «no te rindas» y «tienes que luchar»? Supuestamente para motivarlo, pero conviene no olvidar que, si quien elige someterse a quimioterapia es valiente, ello implica —aunque no se verbalice— que quien prefiere evitarla es cobarde; si alcanzar una remisión completa es una victoria, la progresión tumoral (que es algo que no depende en absoluto de la actitud del paciente) es una derrota; si afrontar con ánimo el diagnóstico de metástasis generalizadas es signo de fortaleza, llorar ante la posibilidad de una muerte inminente lo es de debilidad. Es comprensible que muchos pacientes se sientan incómodos ante este tipo de metáforas belicosas.
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Continúa en: «La metáfora bélica (y II)». Off Fernando A. Navarro Off