La futbolista Lucy Bronze habla por primera vez de su autismo y TDAH: "Mi cerebro va a mil por hora, incluso en la cama"
La exjugadora del FC Barcelona se sincera en una entrevista en la BBC con la exfutbolista Alex Scott.

La futbolista Lucy Bronze, actual jugadora del Chelsea y con pasado en el FC Barcelona, se ha pronunciado por primera vez sobre su autismo y TDAH que le diagnosticaron en 2021, cuando tenía 29 años. De ello ha hablado en una entrevista con la BBC dirigida por la exlateral Alex Scott.
"Era algo que siempre supe, de alguna manera. Mi madre me había hablado de ello desde muy pequeña y notaba ciertas cosas en mí", ha confesado la futbolista sobre el momento de su diagnóstico.
La futbolista ha confesado que ya en el colegio empezó a manifestar signos que realmente tienen que ver con este diagnóstico, aunque en un principio pensaron que era dislexia.
"Mi cerebro va a mil por hora, incluso en la cama. La gente piensa que 'ella siempre está haciendo tonterías', pero en realidad es solo yo quien intenta tranquilizarse sin darme cuenta", ha reflexionado sobre sus tics.
Hasta 2021 no se enteró de que tenía autismo y TDAH, pero el diagnóstico "no cambió nada esencialmente, pero fue una revelación": "Simplemente aprendí más sobre mí misma, entendí por qué en ciertas situaciones veía las cosas de manera diferente a otras personas o actuaba de manera diferente a otras personas".
"Sentarme y hablar sobre mis rasgos y cómo me afectan, sobre las situaciones que me hacen sentir bien o mal, fue lo que realmente me impactó y me hizo sentir mucho mejor", ha añadido.
Su vida no ha sido fácil. De hecho, en esta entrevista ha confesado que tuvo que copiar los comportamientos de las demás para poder adaptarse: "Cuando me uní a Inglaterra por primera vez no podía hablar con nadie. Recuerdo que Casey Stoney me dijo que nunca le había mirado a los ojos y le dije que no era por ella, era por mí".
"Observaba a Jill Scott y cómo le habla a la gente. Pensé en copiarla un poco. Ahora lo hago mejor, pero a veces me siento un poco incómoda. Abrazar a la gente, hacer contacto visual al hablar, esas dos cosas tuve que aprenderlas porque se consideran la norma y me resultaron muy difíciles", ha explicado.
En el deporte tiene su verdadero refugio: "Algo realmente bueno para el TDAH y el autismo es el ejercicio. Mantener la concentración, tener algo que hacer, mantenerse en movimiento. Entrenar a diario es increíble para mí. Algunas chicas me dicen: '¿Seguro que tienes 33 años? Porque no paras'. Todo lo que tengo por el autismo me ha beneficiado".