Los 7 pensadores presocráticos más decisivos

Los filósofos presocráticos reflexionaron por primera vez sobre el origen del mundo y sentaron las bases del pensamiento occidental. Sus teorías influenciaron a grandes pensadores como Platón y Aristóteles y algunas siguen vigentes hoy. La entrada Los 7 pensadores presocráticos más decisivos se publicó primero en Ethic.

Mar 25, 2025 - 10:50
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Los 7 pensadores presocráticos más decisivos

Aunque estos filósofos nacieron entre los siglos VII y V antes de Cristo, muchas de sus teorías se mantienen vigentes en la actualidad. Su influencia marcó algunas de las teorías de los grandes pensadores de la historia, como Platón, Aristóteles e incluso Descartes. Conocidos como los presocráticos, estos filósofos y matemáticos intentaron dar respuesta a distintas cuestiones apelando a la razón.

A continuación, algunos de los pensadores presocráticos clave, de acuerdo con el filósofo Alberto Bernabé, autor del libro Fragmentos presocráticos.

Tales de Mileto (624 a.C. – 546 a.C.)

Ha pasado a la historia por ser el primer filósofo occidental y el precursor de la ciencia moderna. Dejando atrás los mitos, que habían dado explicación a los fenómenos que afectaban a la civilización, su mayor contribución fue la primera reflexión filosófica sobre el universo y su creación. ¿Cuál era el elemento originario de todas las cosas? ¿De dónde surge el universo? Tales de Mileto observó que donde hay agua hay vegetación, hay vida; pero sin el agua no es posible que exista la vida. Por eso, llegó a la conclusión de que el elemento originario de todas las cosas era el agua.

Anaximandro de Mileto (610 a.C. – 546 a.C.)

Fue el primer pensador que planteó la hipótesis de que la Tierra no era plana, sino cilíndrica. Expuso una cosmogonía propia en la que lo caliente (el fuego) se concentró en una esfera en torno a lo frío (el aire), que rodeaba la tierra: de ahí se formaron círculos que dieron lugar a los cuerpos celestes. Se considera que inició un cambio de paradigma en el conocimiento, pues basaba sus investigaciones en la racionalidad de la naturaleza. Además de formar parte de la escuela de Mileto y ser discípulo de Tales, puso nombre al concepto de la materia como origen de todo el universo: arké. Sin embargo, no estaba de acuerdo con su maestro, puesto que creía que el arké no podía ser algo tan concreto como el agua, sino que era eterno, inmortal y que de él se derivaban todas las cosas.

Anaxímenes de Mileto (590 a.C. – entre 528 y 525 a.C.)

Estuvo influenciado por Anaximandro, con el que coincidió en que el principio de todo era infinito. Sin embargo, para él no era indeterminado, sino que el arké era una sustancia concreta: el aire. Afirmaba que el aire se transformaba en el resto de las cosas a través de la rarefacción: el aire se hace menos denso, se calienta y se convierte en fuego; y de la condensación: el fuego al condensarse se enfría y se convierte en el viento, las nubes, la lluvia y la tierra. Fue el primer filósofo que propuso una teoría detallada sobre el cambio.

Pitágoras (570 a.C. – 490 a.C.)

Fue filósofo, matemático, músico y astrónomo. Fundó el pitagorismo, movimiento que duraría varios siglos y que seguirían filósofos como Alcmeón de Crotona. Sin embargo, Alberto Bernabé sostiene que gran parte de su reconocimiento se debe a una beatificación. Algunos filósofos posteriores, como Platón y Aristóteles, evitaron mencionarlo. Pero esto no resta importancia a los avances de los pitagóricos. A Pitágoras se le atribuye el descubrimiento de los intervalos musicales regulares, la expresión numérica de la música. Por ello se preguntaron: ¿se puede medir todo a través de las matemáticas? Una de las teorías más conocidas es la armonía de las esferas: la idea de que el universo está ordenado y gobernado por proporciones numéricas armoniosas. Algunas de estas teorías matemáticas, como el teorema de Pitágoras, siguen utilizándose hoy en día.

Heráclito de Éfeso (535 a.C. – 480 a.C.)

Se le conocía como «El Oscuro de Éfeso» por lo oracular que resultaba la interpretación de sus textos. Heráclito expuso la paradoja de que un río es el mismo porque siempre tiene el mismo nombre, pero es otro porque sus aguas son continuamente otras. Sin embargo, la famosísima cita del panta rei —todo fluye—, «no nos podemos bañar dos veces en el mismo río», proviene de la interpretación de Platón de los textos de Heráclito. Según Heráclito, el arké es el fuego, pero entendido metafóricamente: el fuego era, es y siempre será fuego, es un fuego sin fin. Lo individual se crea del fuego y vuelve a él, formándose un ciclo cósmico. El alma también es fuego, y al ser fuego sufre transformaciones. Pero al fuego y al movimiento los gobierna el logos, la fuerza que une a todas las cosas.

Parménides de Elea (entre 530 a.C. y 515 a.C. – siglo V a.C.)

Escribió solo un poema filosófico en el que exponía que de la nada no se puede generar ni puede surgir nada. El ser, es; el no ser, no es. Cualquier cambio significaría pasar del ser al no ser, o del no ser al ser. Y es imposible, según Parménides, puesto que todo lo que existe procede de algo anterior y no de la nada. Solo existe el ser, es eterno, y el movimiento no existe. De ahí que no exista un arké. Sin embargo, plantea que los sentidos nos engañan: ¿cómo podemos creer los testimonios de la vista, por ejemplo? Esta pregunta filosófica ha llegado hasta nuestros días.

Aunque dejamos atrás a otros filósofos presocráticos influyentes como Jenófanes de Colofón, Zenón de Elea, Empédocles de Acragante o Diógenes de Apolonia, estos siete pensadores sentaron las bases de la tradición filosófica antigua y su legado es imprescindible para el pensamiento actual.

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