“Hay peligro de que se derrumbe”: puentes cortados, el otro gran impacto que incomunica a una Bahía Blanca en pleno caos

De las 13 estructuras que se levantan sobre el canal Maldonado, la mitad de ellos están cerrados; hay también rutas y calles bloqueadas

Mar 13, 2025 - 01:05
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“Hay peligro de que se derrumbe”:  puentes cortados, el otro gran impacto que incomunica a una Bahía Blanca en pleno caos

BAHÍA BLANCA.- Pasaron seis días desde que la tormenta en esta ciudad anegó las calles, inundó las casas y causó todo tipo de estragos y 16 muertes. Las complicaciones en la infraestructura, tanto en edificios como, sobre todo, en calles y rutas, siguen a la vista y perjudican, todavía más, una situación ya de por sí compleja, en la que a un tránsito habitual se le sumó la llegada de vehículos con donaciones masivas y otros del Ejército y de la policía.

Todo ralentiza la circulación, y recorrer la zona se convierte en un laberinto. De hecho, el mismo viernes pasado, el día de la tormenta, el Municipio de Bahía Blanca comenzó a informar y actualizar el estado del tránsito, y aseguró a través de sus redes sociales que “debido al gran flujo de agua se han derrumbado los puentes de Zapiola y Cuyo y Zapiola y Tucumán”. Además, el domingo luego del temporal, también afirmaron, a través de los mismos medios: “Según lo informado por Vialidad Nacional, recordamos que el estado actual de los caminos es complejo y requerirá labores intensas para restablecerlos”. Y agregaron: “Es importante recordar que aún existen situaciones de peligro en la calle y riesgo en estructuras”. El miedo a cruzar los puentes, una constante de los vecinos

Cuatro días después de ese mensaje, los riesgos y los cortes persisten en toda la ciudad. Este miércoles, por ejemplo, el Camino Parque Sesquicentenario, o ruta 3, una de las arterias principales que deriva hacia varios puntos de la región y que se ubica cerca del borde costero, estaba cortada en varias tramos.

La circulación

Dentro de la ciudad, los puentes vehiculares y peatonales son necesarios porque cruzan el canal Maldonado, de 6500 metros de largo, y son la única forma de llegar hasta el centro. “Es imposible cruzar por acá, es un corte total porque hay peligro de que se derrumbe el puente”, contó a LA NACIÓN personal de seguridad apostado en el lugar, mientras explicaba cómo desviarse por los sitios habilitados.

Los puentes cruzan el cauce del canal, que corre paralelo a la ruta 3, son trece y más de la mitad están inhabilitados para el tránsito. Por esto el Ejército comenzó hoy a armar un puente modular sobre el de la calle Islas Malvinas. También porque sería un lugar intermedio entre los cruces más alejados (como los de las calles Catamarca, Pampa Central y Tucumán) y el primero habilitado —sobre Vieytes— antes este nuevo que se abrirá, según dijeron efectivos del Ejército, mañana. El puente modular que está instalando el Ejército

Las rutas se van trabando y volviéndose, cada vez, más difícil de transitar. En la ciudad, lo mismo sucede con la calle Buenos Aires que está trabada con autos y conductores impacientes. Pero no es lo único que se afecta por el estado actual de la infraestructura, ya que varios vecinos dijeron que les va a ser difícil “animarse a pasar por el puente”.

Karina, por ejemplo, vive del lado del canal que sufrió menos el desborde, pero tiene que usar alguno de los puentes todo el tiempo para ir a trabajar. También su marido, y su hija para ir a estudiar. “Hay muchos puentes derrumbados por completo y los demás están clausurados por riesgo de derrumbe. Nosotros no tuvimos nunca miedo de que pase algo, porque qué te vas a imaginar, no lo pensás”, dijo.

Ella no cree que hayan estado en mal estado antes de la tormenta, sino que vio la fuerza con la que el agua empezó a bajar por el canal. “Era mucha la violencia que traía. Por eso, no es que estuvieran mal. Pero igual ahora no sé cómo voy a hacer para volver a cruzar por ahí. Todavía no me animo. Prefiero pasar caminando. La verdad es que sí, espero que los vuelvan a hacer, pero que los hagan bien, que los hagan seguros”, sostuvo.

Sobre la calle Malvinas, en donde están colocando el modular, una estructura metálica que se ensambla de a pedazos, Angélica, que prefirió no dar su apellido, contó que ella y su familia usaba el acceso de Don Bosco y el de Pampa Central todo el tiempo. Ahora, llegar al otro lado implica dar vueltas. Si se va en colectivo, dijo, por ejemplo el 519, que antes cruzaba y llegaba al centro, “hoy te deja en donde se corta el puente, la gente tiene que cruzar y esperar a que los levante otro del lado contrario”.

“Mi marido se va caminando ahora. Porque si tiene que ir hasta Alem [uno de los cruces] o Vieytes se tarda muchísimo en hacer el recorrido”, detalló. El problema se da también en que muchos servicios, como hacer pagos, acercarse a Tribunales, cajeros, tiendas comerciales y más, predominan en aquel lado, donde hoy se dificulta llegar.

Los destrozos en este tipo de infraestructura son, nuevamente, la muestra que queda de la magnitud del desastre. Pero también, la angustia del recuerdo. Beatriz tiene 50 años y vive en los alrededores del puente de Don Bosco. De eso hoy solo queda una parte de la estructura de ladrillo, en donde pasaba el tren, con las vías levantadas. En el puente peatonal, hay pedazos caídos y una cinta que indica por dónde pasar. “Te soy sincera: me duele porque es mi ciudad. Yo vi cómo se construyó todo esto, todo este barrio. No era nada antes. Iba a la escuela, cruzaba ese puente, toda mi vida crucé ese puente, y cuando lo vi derrumbado, no lo podía creer. Viste cuando llega la angustia”, se lamentó.

Respecto del estado de la infraestructura anterior a la tormenta, Beatriz dijo que estaban “bastante abandonados”, pero que también hubo muchos choques, y que las barandas ya estaban “medio rotas”.

“Yo no volví a cruzar los puentes en estos días. Me da miedo. El de Vieytes se mueve, supuestamente está apto para que pases, pero no lo haría. Lo estoy evitando. Mi nene tiene que ir a la escuela, del otro lado, en Bravar y Vieytes, detrás del Hospital Municipal. Ni loca lo llevo. No me da seguridad”, agregó.

LA NACIÓN se contactó con la Municipalidad de Bahía Blanca pero, hasta el momento de publicada esta nota, no obtuvo respuesta.