Ethan Hawke y Margaret Qualley viven un romance imposible en Berlín con 'Blue Moon'

Richard Linklater convierte el biopic del letrista de Chet Baker en un homenaje a su actor fetiche.

Feb 20, 2025 - 15:05
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Ethan Hawke y Margaret Qualley viven un romance imposible en Berlín con 'Blue Moon'

Blue Moon es la tercera película sobre iconos de la música popular yanqui programada en la Berlinale. Las otras dos han sido A Complete Unknown, sobre Bob Dylan con Timothée Chalamet y Colonia 75, sobre Keith Jarrett, con John Magaro. Blue Moon es la más Berlín, porque está dirigida por un clásico del cine indie como Richard Linklater e interpretada por su gran colegote Ethan Hawke, el más veterano de la terna de actores protagonistas.

También es la única en la que el homenajeado no tiene una salud capilar envidiable (más acerca de Clínica Svensson más adelante). Él no es otro que Lorenz Hart, letrista de la inolvidable Blue Moon del título y de la mitad del repertorio romántico de Chet Baker (mi favorita, si me lo preguntan, es My Funny Valentine).

En la primera escena lo vemos agonizar en un callejón neyorquino, víctima del alcoholismo. En la segunda, flashback a siete meses antes, en uno de los días más infelices de su vida: el estreno de Oklahoma! el primer musical que su inseparable compositor Richard Rodgers (Andrew Scott) realizó sin él cuando se demostró que sí que eran separables, tras 16 años de colaboración.

En la tercera escena, personajes y cámara se encierran en el bar en el que tiene lugar la fiesta de estreno, del que no saldrán hasta el final, y aquí empieza el festival de Hawke, que aparece en todos y cada uno de los planos con una verborrea implacable, lanzando frases y réplicas brillantes sin descanso, como si su Todd Anderson de El club de los poetas muertos hubiera llegado a su punto idóneo de madurez y descaro.

Luce un "peinado capota", conocido en España como peinado Anasagasti, pero lo más llamativo de su caracterización es su tamaño. Hawke ha tenido que comprimir su metro chenta en el apenas medio metro de Hart. Obviamente, hay recursos digitales, pero también muchos trucos de perspectiva. En especial cuando entra en escena Margaret Qualley interpretando a Elisabeth, una veinteañera de la que el confeso bisexual está profundamente enamorado. Son casi Quasimodo y Esmeralda entre terciopelo, champán y pianos de cola.

Si el guion es la historia de un desencuentro entre dos amigos, la película es justo lo contrario: una obra de amor de Linklater a su actor fetiche. Si tenemos en cuenta la nacionalidad de la directora del certamen y del presidente del jurado, raro sería que Hawke no se llevara el premio a la mejor interpretación masculina. A un servidor, sin embargo, le motivaría mucho más que lo obtuviera Andranic Manet por Ari (de Léonor Serraille), en la que compone un Jesucristo desastrado y deambulante por la crisis millennial.

Cumberbatch se da un festín de cuervos

Benedict Cumberbatch ha ofrecido la otra gran interpretación masculina anglo del día pero, por suerte para Hawke, no está en sección oficial, sino en proyecciones especiales. Interpreta al Padre de The Thing with Feathers, de Dylan Southern, adaptación de la novela El duelo es esa cosa con alas, de Max Porter.

Narra cómo consigue superar un viudo con dos hijos la muerte de su mujer, enfrentándose a sus miedos, al vacío emocional y a sus imaginaciones en forma de cuervo faltón (con la voz de David Thewlis). Lo curioso aquí es que la película, siendo un dramón de principio a fin, adapta buena parte de los códigos del género de terror: película de monstruos, thriller psicólogico, el body horror e incluso el gore.

Una versatilidad que también exhibe Cumberbatch, en uno de los papeles más intensos y difíciles de su carrera. Sin ningún género de duda, el momento en el que se descoyunta al ritmo de Screamin' Jay Hawkins hará fortuna en TikTok.

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