¿Es verdad que todos los gatos odian el agua?
Esta aversión tiene raíces biológicas y conductuales, pero hay excepciones notables.

La imagen del gato huyendo despavorido ante la idea de mojarse está tan extendida que muchos la asumen como una verdad universal. Pero, ¿es cierto que todos los gatos odian el agua? La respuesta corta es no. Aunque la mayoría de los felinos domésticos prefieren mantenerse secos, esta generalización no se ajusta por completo a la realidad. Existen factores biológicos, de comportamiento e incluso genéticos que explican tanto su desdén por el agua como las excepciones a esta norma.
Existen varias teorías que explican la aversión de muchos gatos al agua. Desde un punto de vista biológico, su pelaje es una de las principales razones ya que, a diferencia del de otros animales, el pelo de los gatos domésticos no está diseñado para repeler el agua, por lo que cuando se moja, se empapa por completo, aumentando de peso y dificultando sus movimientos. A esto se debe añadir que el proceso de secado es lento e incómodo para ellos.
Otra razón radica en su instinto de autopreservación. Los gatos son animales meticulosos con su higiene, y un pelaje empapado no solo altera su olor natural (algo que, en la naturaleza, podría atraer a depredadores), sino que también les hace sentir muy vulnerables.
Por otro lado, el agua fría baja bruscamente su temperatura corporal, y el hecho de mojarse repentinamente también puede generarles estrés. Al ser animales territoriales y sensibles a los cambios en su entorno, una experiencia negativa relacionada con el agua fácilmente puede reforzar su rechazo.
Su fascinación por el agua en movimiento
Curiosamente, aunque muchos gatos evitan mojarse, muestran un gran interés por el agua en movimiento. ¿Quién no ha visto a un gato hipnotizado por un grifo abierto o jugando con las gotas que caen? Esta atracción puede explicarse por dos razones. Por su instinto de caza: el sonido y el movimiento del agua despiertan su curiosidad, y por un atávico instinto de supervivencia: el agua corriente resulta más fresca y segura que la estancada.
¿Hay gatos que disfrutan del agua?
Sí, y en muchos casos, la predisposición a tolerar o incluso disfrutar del agua tiene una base genética. Algunas razas de gatos son conocidas por su afinidad con el agua. El van turco, por ejemplo, ha recibido el apodo de ‘gato nadador’ por su conocida afición a los chapuzones. Los gatos maine coon, pese a su denso pelaje, también muestran menos aversión al líquido elemento.
Otras razas como el bengalí, descendiente del gato leopardo asiático, y el gato esfinge o sphynx, que carece del molesto pelaje que pueda empaparse, también suelen ser más receptivos al agua, según The Cat Fanciers’ Association.
¿Se puede enseñar a un gato a tolerar el agua?
Aunque la predisposición genética influye, el entorno y las experiencias también son importantes. Los gatos expuestos al agua de forma positiva desde que son cachorros tienen más probabilidades de tolerarla.
De igual manera, introducirlos gradualmente al contacto con el agua, utilizando refuerzos positivos y respetando sus límites, puede ayudar a reducir su rechazo.