En EE.UU. se sentía en una esclavitud bien paga y regresó a la Argentina para devolverle lo que le dio: “Golden handcuffs”

“La cultura norteamericana ya no encajaba conmigo”, dice el protagonista de esta historia...

Feb 17, 2025 - 07:06
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En EE.UU. se sentía en una esclavitud bien paga y regresó a la Argentina para devolverle lo que le dio: “Golden handcuffs”

“¡Vos decías que querías vivir en Estados Unidos desde que estábamos en cuarto grado!”, le dijo cierta vez un viejo amigo. Martín Zenzerovich quedó perplejo, no lo recordaba, aunque su sentencia, de pronto, cobró todo el sentido. Desde pequeño había estado expuesto a “la buena música y el buen cine”, como suele decir. Su padre había sido su mentor, quien lo introdujo en el mundo de las artes audiovisuales y, a medida que los años pasaban, su amor por las composiciones -especialmente en inglés- fue en escalada.

“El recuerdo de mi amigo me demostró que tenemos dentro una brújula personal que nos guía y nos motiva de forma inconsciente y va más allá de lo racional”, reflexiona hoy Martín, mientras repasa su historia.

Y así, atendiendo a su brújula que traía desde la infancia, el joven argentino no dudó en extender sus alas y volar, apenas llegó su oportunidad de irse.

Bienvenido a Los Ángeles: “Miedo ante un mundo nuevo”

Apegado a su amor por el cine y la música, Martín ya venía preparando el terreno. Como ingeniero en Sistemas graduado de la UTN, en Argentina, trabajaba para DreamWorks Animation; cierto día, cuando sus esfuerzos dentro de la compañía rindieron sus frutos esperados, le ofrecieron vivir y trabajar en Los Ángeles. El “sí, acepto”, llegó sin dudarlo. En apenas unos meses tramitó la visa, vendió su auto, metió unas pocas pertenencias en su valija y abordó el avión rumbo a California: “Mi mamá sufrió la decisión pero la aceptó y siempre la apoyó”, rememora.Junto a sus padres, en la entrega de diplomas

Cuando el tubo metálico tocó tierra en el gran país del norte, una oleada de emociones se apoderó de Martín, quien no pudo evitar que el temor también lo asaltara: “Miedo ante un mundo nuevo que tenés que aprender a navegar, donde todavía no tenés lazos ni amigos”, dice pensativo.

Pero del otro lado del miedo, Martín se hallaba asimismo poseído por esa profunda fascinación que le provocaba el mundo de posibilidades que se abría ante sus ojos. Hoy, cuando recuerda aquel instante y las sensaciones que atravesó, comprende que sentir con tanta intensidad es un privilegio que solo pudo experimentar gracias a su decisión de cambiar el rumbo de su vida.En DreamWorks

El impacto más grande: “Tienden a tener relaciones más transaccionales”

Los choques culturales llegaron casi de inmediato, y si bien los horarios, `las velocidades´, y el pulso de Los Ángeles generaron en Martín un impacto inevitable, lo primero que realmente lo extrañó fue la percepción de los californianos que lo rodeaban respecto a la palabra `amigo´.

Aquí y allá, todos parecían tener (al igual que Roberto Carlos), un millón de amigos, y aun así, la sensación en la atmósfera se alejaba mucho de aquella que había dejado en Argentina: “Para nosotros, latinos, es algo bastante más íntimo. Ellos tienden a tener relaciones más transaccionales. Esto también es consecuencia de la abundante cantidad de oportunidades y movilidad social que hay en Estados Unidos en general, con lo cual la gente está acostumbrada a priorizar el cambio personal a la estabilidad en las relaciones”, analiza.En busca de un nuevo destino...

“Pero, al contrario de lo que muchos dicen, los `yankis´ no son para nada fríos. Tienen un chip un poco distinto, más materialista, con un foco en el progreso económico, pero están muy acostumbrados al multiculturalismo con lo cual tienen la cabeza super abierta”.

Trabajo y calidad de vida: “Ojalá más personas tuvieran la oportunidad de vivir fuera”

Los primeros seis meses fueron duros pero divertidos. Martín, como la mayoría de los emigrados que quieren abrirse un camino, necesitó de mucha proactividad y valor para vencer los miedos que surgían ante las situaciones nuevas.

Qué hacer primero, no fue una duda al llegar. Allí, en Estados Unidos, sin auto nadie puede subsistir, por lo que aquella fue su prioridad: comprar un vehículo para poder alcanzar cualquier meta, siempre atravesada por una autopista. A la par, buscó un alquiler para tener un techo donde dormir.

“Terminé viviendo en Hollywood los primeros dos años, luego me trasladé hacia la costa en Marina del Rey y más tarde Santa Mónica, justo al lado de los incendios de Pacific Palisades que arrasaron Los Ángeles en los pasados días”, dice.

Aparte de su empleo, Martín se dedicó a la fotografía como hobby, una veta que sentía que le daba equilibrio a su costado estructurado como ingeniero. Asimismo, fue un camino que le abrió las puertas a nuevas amistades. Por aquel tiempo, también conoció a su primera novia norteamericana, que le permitió entablar más vínculos estrechos que hasta hoy perduran.

“En cuanto a la calidad de vida, es muy superior a lo que uno está acostumbrado en Argentina, sobre todo desde lo material. De hecho, al principio lo primero que te pasa es que te querés comprar todo, y luego con el tiempo se te va pasando. Igualmente siempre se extraña lo fácil que es comprar cosas en Estados Unidos. Es el paraíso desde un punto de vista de consumo”.

“En cuanto a lo humano, tuve la oportunidad de conocer gente de todo el mundo, muchos de ellos con historias de vida increíbles, y viniendo de culturas super diversas y puntos de vista distintos. Creo que desde lo social, estas experiencias son un camino de ida porque uno nunca vuelve a ser el mismo. Ojalá más personas tuvieran la oportunidad de vivir fuera de sus respectivos lugares de origen. Creo firmemente que es la cura a mucha de la miopía social que se vive en el mundo. Te permite adoptar visiones mucho más profundas y variadas”.

Una esclavitud bien paga: `Golden handcuffs´

`Golden handcuffs´. El término llegó cierto día a los oídos de Martín, que cuando oyó que hacía referencia en parte a ese empleado que está siempre atado a las reglas de su empleador, que limita las opciones profesionales mientras dura la visa de un emigrado, se sintió identificado. Tras ocho años en Estados Unidos, él se sentía atrapado por esas esposas de oro, es decir, acreedor de un buen sueldo, pero envuelto en un sistema que no le dejaba sortear con mayor facilidad los caminos para obtener su residencia....él se sentía atrapado por esas esposas de oro, es decir, acreedor de un buen sueldo, pero envuelto en un sistema que no le dejaba sortear con mayor facilidad los caminos para obtener su residencia.

Durante los últimos años de su vida, se había desarrollado en compañías de tecnología importantes, pero el hecho de estar sujetos a trámites largos para obtener una Green Card, hizo que en él creciera el hartazgo: “Todo deriva en que uno se sienta dentro de una esclavitud bien paga”, dice.

“Pero, a su vez, sentía que se había cumplido un ciclo en mi vida. La cultura norteamericana ya no encajaba conmigo. Estados Unidos está lejos de ser un lugar perfecto. Empecé a notar un cierto declive en la calidad de vida, que hoy es muy pronunciado y se hizo evidente en la explosión de gente viviendo en la calle post-pandemia. Ahora también se percibe en la falta de respuesta efectiva a los incendios que destruyeron partes importantes de Los Ángeles. California ya no es lo que era”, asegura Martín, quien, finalmente, en 2019 decidió que Argentina, por ahora, era su lugar para vivir.Martín entabló muchas amistades

La dificultad de emprender en Argentina y un sueño: “Devolver todo lo que el país me dio”

Fue así que, tras ocho años, Martín renunció a su trabajo, empacó unas pocas cosas más que con las que había llegado y regresó a Buenos Aires, emocionado de poder disfrutar con mayor intensidad a su familia y amigos.

Decidió enfocarse a una pasión primaria que traía desde la infancia: la música. En un rincón porteño, Martín se transformó en coleccionista de vinilos (una de sus pasiones) y en DJ, bajo el nombre artístico de Martín Zen, una profesión que desarrolla con éxito en varios lugares de culto de Buenos Aires, que incluye la residencia en Florería Atlántico, considerado de los mejores bares del mundo.

“Por otro lado quise aprovechar la oportunidad para cumplir uno de mis sueños que es emprender en tecnología. A fines de 2019 lancé mi primera startup de tecnología – Goovly – que combina mis pasiones de música más tecnología, con el objetivo de ayudar a artistas independientes a promocionarse y conectar con fans. Si bien el proyecto no funcionó, me llevó a estar varios meses de gira por Europa, permitiéndome generar una red de contactos de gente fascinante”, cuenta Martín, quien a su vez en 2020 fundó su compañía de tecnología (RockinDev.com), donde desarrolla soluciones digitales web y de nube.

“Actualmente estoy reconectando con mi alma mater, UTN, para apoyar el emprendedurismo tecnológico en esta nueva era de la Argentina como una forma de devolver todo lo que el país me dio y ojalá poder ser parte de una nueva etapa de crecimiento sostenido que nos posicione como una potencia tecnológica en las próximas décadas”.Aparte de su trabajo como ingeniero en Sistemas, Martín es DJ residente.

“No es fácil emprender en Argentina, creo que el factor cultural es lo primero que nos desventaja. Falta mucho lenguaje de negocios, espíritu optimista y también falta elevar la vara a la hora de crear, sobre todo en tecnología. También perdemos mucho tiempo y energía discutiendo inútilmente sobre política. Mientras en China se gradúan 3.5 millones en carreras STEM, en Argentina tenemos solo 20 mil graduados por año (menos del 1%). Desde ya que hay gente super capaz en el país, pero muchas veces no tienen las oportunidades que se merecen de no solo hacer cosas innovadoras, sino también de participar de los resultados a largo plazo. Yo estoy intentando contribuir con mi granito de arena desde mi humilde aporte como emprendedor para que esto cambie”, opina. “También falta un marco impositivo más atractivo donde desaparezcan impuestos distorsivos que incrementan demasiados los riesgos a la hora de emprender y dificultan la creación de valor”.

Las enseñanzas en el camino: “Las elecciones de dónde vivir son extremadamente personales”

“¡Vos decías que querías vivir en Estados Unidos desde que estábamos en cuarto grado!”. Hoy, el recuerdo que trajo a la luz su amigo, tiene un sabor especial para Martín. No solo conquistó su sueño olvidado, sino que lo vivió realmente durante ocho años. Y en ese camino, aprendió que la fantasía y la realidad pueden ser dos dimensiones muy diferentes, pero que traen certezas para él indiscutibles: cumplir un deseo siempre vale todos los miedos, y viajar y vivir en otra cultura es fascinante, enriquecedor y transformador.

“Mi experiencia de vida me trajo muchas enseñanzas”, continúa pensativo. “Mi mayor aprendizaje es que el mundo es demasiado grande y maravilloso para vivir en un solo lugar en tu vida. Viajar es genial, pero vivir implica mucha más profundidad en las experiencias de vida. Experimentar otras culturas es un viaje de autodescubrimiento muy transformador, uno nunca vuelve a ser el mismo”.“Mi mayor aprendizaje es que el mundo es demasiado grande y maravilloso para vivir en un solo lugar en tu vida

“Por otro, lado aprendí que las elecciones de dónde vivir son extremadamente personales. Ningún lugar es perfecto. Por más que a mí me encante un lugar, a otra persona puede no resultarle y viceversa. Los lugares y las culturas también cambian, y lo que hoy reluce mañana puede estar en franco declive. No hay que dejarse guiar por la fama pasada de un lugar para tomar decisiones, hay que investigar muy bien y probar un tiempo antes de hacer cambios radicales que luego llevan mucho esfuerzo deshacer”, concluye.

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Si querés compartir tu experiencia podés escribir a argentinainesperada@gmail.com