El propietario de Sargadelos despide a tres trabajadores como respuesta a la Inspección de Trabajo
El propietario alega que la fábrica no puede garantizar la seguridad de los empleados, por lo que procederá a suprimir puestos de trabajo y a reducir la producciónEl dueño de Sargadelos reacciona a una inspección de Trabajo anunciando el cierre de su planta cerámica de Cervo Dos semanas después de poner fin al cierre unilateral de cuatro días y tras intentar mandar a la plantilla de vacaciones, el propietario de Sargadelos ha comunicado el despido a tres trabajadores en la fábrica de Cervo (Lugo), sobre la que pesa un expediente de la Inspección de Trabajo por deficiencias en materia de seguridad. Fuentes consultadas por Europa Press ratifican que las cartas de despido distribuidas este viernes alegan, precisamente, que la factoría no puede garantizar la salud de los empleados y por eso procederá a suprimir puestos de trabajo y a una reducción de la producción. Dos trabajadoras de la emblemática firma de cerámica gallega desarrollaron silicosis y una inspectora de Trabajo detectó hasta 36 deficiencias, que reclama subsanar. Ese expediente fue el que provocó una reacción por parte del dueño de Sargadelos, Segismundo García, en forma de pulso, al asegurar que se ve “incapaz” de cumplir con “toda la normativa” para garantizar la salud de sus empleados e instar a la autoridad laboral a que sea ella la que “clausure” la planta. El empresario, administrador único de Sargadelos, tiene seis meses desde el momento de la notificación para cumplir con los requerimientos, si bien el plazo empezará a contar desde el momento en que tenga permiso del departamento de Patrimonio de la Xunta para aquellas actuaciones que afecten al edificio, declarado como bien de interés cultural (BIC). El cierre de cuatro días A comienzos de mes, García mantuvo cerradas las instalaciones para la plantilla de producción durante cuatro días, jornadas que los empleados pasaron a las puertas de la factoría. Aseguraba que lo hacía para preservar su salud y ante la mencionada “incapacidad” para aplicar la normativa en materia de seguridad laboral. Dicha situación terminó con un acuerdo con la Xunta —con el conselleiro de Emprego, José González— que implicaba la realización de un estudio sobre mejoras, si bien no se precisaron fechas ni actuaciones concretas, ni si habrá alguna partida para la compañía. Durante el tiempo que duró el cierre —literal, puesto que el propietario de la empresa no inició ningún expediente de regulación ni inició los trámites para cerrar el negocio—, el dueño planteó a la plantilla de producción firmar un documento según el cual accedía a la planta bajo su responsabilidad o aceptaba adelantar una parte de sus vacaciones, algo que los sindicatos admitieron que sólo consentirían si se trataba de “permisos retribuidos”: Una parte reducida de los empleados aceptó una u otra alternativa, y la mayoría permaneció fuera. Finalmente, la actividad volvió a la fábrica, en la que este viernes han sido notificados tres despidos, que, según las fuentes sindicales consultadas por Europa Press, se corresponden con trabajadores del grupo de 12 personas que fueron las últimas en ser incorporadas a la planta después del cierre temporal. Tras años de conflictividad, despidos y acusaciones a Segismundo García de “persecución sindical”, los trabajadores de la factoría de Cervo carecen de representantes, si bien responsables de CC.OO., UGT y CIG asesoran a la plantilla desde que estalló el conflicto.

El propietario alega que la fábrica no puede garantizar la seguridad de los empleados, por lo que procederá a suprimir puestos de trabajo y a reducir la producción
El dueño de Sargadelos reacciona a una inspección de Trabajo anunciando el cierre de su planta cerámica de Cervo
Dos semanas después de poner fin al cierre unilateral de cuatro días y tras intentar mandar a la plantilla de vacaciones, el propietario de Sargadelos ha comunicado el despido a tres trabajadores en la fábrica de Cervo (Lugo), sobre la que pesa un expediente de la Inspección de Trabajo por deficiencias en materia de seguridad. Fuentes consultadas por Europa Press ratifican que las cartas de despido distribuidas este viernes alegan, precisamente, que la factoría no puede garantizar la salud de los empleados y por eso procederá a suprimir puestos de trabajo y a una reducción de la producción.
Dos trabajadoras de la emblemática firma de cerámica gallega desarrollaron silicosis y una inspectora de Trabajo detectó hasta 36 deficiencias, que reclama subsanar. Ese expediente fue el que provocó una reacción por parte del dueño de Sargadelos, Segismundo García, en forma de pulso, al asegurar que se ve “incapaz” de cumplir con “toda la normativa” para garantizar la salud de sus empleados e instar a la autoridad laboral a que sea ella la que “clausure” la planta.
El empresario, administrador único de Sargadelos, tiene seis meses desde el momento de la notificación para cumplir con los requerimientos, si bien el plazo empezará a contar desde el momento en que tenga permiso del departamento de Patrimonio de la Xunta para aquellas actuaciones que afecten al edificio, declarado como bien de interés cultural (BIC).
El cierre de cuatro días
A comienzos de mes, García mantuvo cerradas las instalaciones para la plantilla de producción durante cuatro días, jornadas que los empleados pasaron a las puertas de la factoría. Aseguraba que lo hacía para preservar su salud y ante la mencionada “incapacidad” para aplicar la normativa en materia de seguridad laboral.
Dicha situación terminó con un acuerdo con la Xunta —con el conselleiro de Emprego, José González— que implicaba la realización de un estudio sobre mejoras, si bien no se precisaron fechas ni actuaciones concretas, ni si habrá alguna partida para la compañía.
Durante el tiempo que duró el cierre —literal, puesto que el propietario de la empresa no inició ningún expediente de regulación ni inició los trámites para cerrar el negocio—, el dueño planteó a la plantilla de producción firmar un documento según el cual accedía a la planta bajo su responsabilidad o aceptaba adelantar una parte de sus vacaciones, algo que los sindicatos admitieron que sólo consentirían si se trataba de “permisos retribuidos”: Una parte reducida de los empleados aceptó una u otra alternativa, y la mayoría permaneció fuera.
Finalmente, la actividad volvió a la fábrica, en la que este viernes han sido notificados tres despidos, que, según las fuentes sindicales consultadas por Europa Press, se corresponden con trabajadores del grupo de 12 personas que fueron las últimas en ser incorporadas a la planta después del cierre temporal.
Tras años de conflictividad, despidos y acusaciones a Segismundo García de “persecución sindical”, los trabajadores de la factoría de Cervo carecen de representantes, si bien responsables de CC.OO., UGT y CIG asesoran a la plantilla desde que estalló el conflicto.