La frecuencia con la que las narcolanchas surcan el Guadalquivir resulta sintomático de una situación profundamente preocupante. Todas, en su mayoría las llamadas «petaqueras», navegan hacia el norte por lo que es de suponer que a su término les esperan otras o un lugar elegido para el almacenaje de combustible. Pese a los encomiables esfuerzos de las fuerzas de seguridad, son muchísimas más las que culminan su objetivo que las que son interceptadas, por lo que el problema de la droga continúa escalando posiciones en un negocio voraz. Los acontecimientos vividos no hace mucho en la costa de Barbate, donde los delincuentes asesinaron a dos servidores públicos, ponen de manifiesto la incalculable superioridad en instrumentos de estos malhechores sobre los...
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