El dólar cae con fuerza mientras el mundo se pregunta qué pretende Trump
El nuevo gobierno de Estados Unidos considera que la divisa está sobrevalorada y reducir su valor podría hacer que las exportaciones estadounidenses fueran más competitivas, pero tendría un gran impacto en los mercados

¿Qué pasaría si el nuevo gobierno de Estados Unidos quisiera debilitar el dólar de forma deliberada? ¿Cómo reaccionarían los mercados internacionales si los inversores comenzaran a vender sus dólares masivamente para no perder dinero? Pueden parecer ideas descabelladas, pero no lo son.
Es verdad que el equipo Trump cree que el dólar está estructuralmente sobrevalorado desde hace tiempo, en parte porque el mundo entero lo considera la moneda de referencia. Y es verdad que su círculo más cercano ha insinuado que reducir su valor haría que las exportaciones estadounidenses fueran más competitivas. Pero hay un problema enorme: si los inversores perciben que Estados Unidos está apostando por una divisa más débil, podrían reaccionar con pánico. Y si el mundo deja de confiar en el dólar, el sistema financiero global podría entrar en una espiral de inestabilidad.
Algunas señales de alarma ya se han encendido. En lo que va de año, el índice dólar (DXY), que mide su valor frente a una cesta de divisas, ha caído un 4,12%, y solo en el último mes ha retrocedido un 3%. Contra el euro, por ejemplo, la moneda estadounidense perdió casi un 4% en apenas tres días, algo inusual en los mercados de divisas. En opinión de Julius Baer, “el dólar tendrá dificultades para beneficiarse de su ventaja en los tipos de interés mientras la administración estadounidense se arriesgue a sufrir dificultades económicas para impulsar su agenda”.
Trump quiere un dólar débil… pero los mercados podrían no aceptarlo
El desplome del dólar no es casualidad. Desde que Trump regresó a la Casa Blanca, ha impuesto una nueva oleada de aranceles contra Europa, Canadá y México, dañando las relaciones comerciales con sus aliados históricos. La Reserva Federal (Fed) e incluso el propio Trump han advertido que estas tensiones podrían provocar una contracción económica, lo que ha provocado fuertes caídas en las Bolsas de Wall Street.
Hasta ahora, el dólar ha sido visto como un refugio seguro en tiempos de crisis. Pero la confianza en la moneda estadounidense se basa en la estabilidad institucional de su economía. Si el mercado empieza a creer que la Casa Blanca busca activamente depreciar el dólar, podríamos estar ante el inicio de una fuga masiva de inversores. Según Sebastian Paris de LFDE, “es imposible que la economía mundial funcione con semejante caos” y “la lógica económica defendida por Trump y sus asesores es incomprensible”.
Los efectos ya se están notando. Cada vez más bancos centrales están diversificando sus reservas y reduciendo su exposición al dólar. Según el último informe del FMI, cada vez más países están comprando oro y yuanes chinos. Arabia Saudí y China ya comercian petróleo sin necesidad de utilizar dólares, algo impensable hace apenas una década. Además, el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, ha lanzado una advertencia: “si el dólar deja de ser una moneda fiable, Europa debe prepararse para un mundo donde las reglas cambian rápidamente”.
La clave de todo esto es que la hegemonía del dólar no solo se debe al tamaño de la economía estadounidense, sino a la confianza que genera. Si esa confianza se rompe, Estados Unidos perdería su "privilegio exorbitante". Según el presidente ejecutivo de Renta 4, Juan Carlos Ureta, esto significa la capacidad de financiarse sin límites, ya que todo el mundo compra sus bonos sin dudarlo.
¿Un nuevo orden financiero al margen del dólar?
Desde hace décadas, el dólar ha disfrutado de un estatus único: es la moneda en la que se comercian la mayoría de las materias primas, el activo refugio en tiempos de crisis y la principal reserva de los bancos centrales. Pero ese dominio nunca ha estado realmente garantizado. En 2022, cuando Estados Unidos bloqueó las reservas rusas como sanción por la guerra en Ucrania, muchos países empezaron a cuestionarse si depender del dólar era tan seguro como parecía.
Ahora, con Trump en la Casa Blanca y su imprevisibilidad, la desdolarización podría acelerarse. Si la Casa Blanca realmente quiere un dólar más débil, ¿qué incentivos tienen los inversores para seguir confiando en él?
Si el dólar sigue cayendo, la Fed podría verse forzada a subir los tipos de interés para frenar la inflación, lo que encarecería el crédito y provocaría una desaceleración económica global. A largo plazo, el debilitamiento del dólar podría incentivar a muchos países a buscar nuevos acuerdos comerciales en monedas alternativas, reduciendo la influencia de Estados Unidos en la economía mundial.
Y aquí es donde aparece el mayor temor de los inversores, puesto que si los grandes tenedores de deuda estadounidense (China, Japón y Europa) comienzan a vender sus reservas, los bonos del Tesoro perderían valor y Estados Unidos podría ver cómo su coste de financiación se dispara, impactando en todos los sectores de su economía.
El mercado ya está en alerta. Desde la investidura de Trump, el dólar ha caído más de un 4% y las dudas sobre el futuro del sistema financiero global están más vivas que nunca. Por supuesto, nadie quiere pensar en un colapso inmediato. Pero la tendencia es clara y los mercados prefieren la estabilidad y previsibilidad.