El costo de vida: expectativa por el número que arrojará el Indec sobre la suba de la carne y las verduras
Expertos del sector creen que el incremento de marzo podría reflejar entre un 4 y 4,5%
En un viernes cargado de anuncios por el nuevo acuerdo entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI), también hay una gran expectativa a horas de que se conozca el dato del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo. Ya algunos economistas anticiparon que rondará en torno al 3,7% y la mirada apunta al rubro alimentos y bebidas, en particular la carne vacuna, que en febrero tuvo una incidencia muy alta en el número.
Si bien marzo no fue un mes donde ni la hacienda en pie ni la carne vacuna en el mostrador tuvieron un incremento relevante, la referencia del IPC de la ciudad de Buenos Aires, donde la carne vacuna dio un 5,7% puede que en este IPC nacional el producto tenga algo de arrastre. Un componente que debería ser relevante, en tanto, es verduras, que en CABA subió 25,8%.
Víctor Tonelli, consultor ganadero, espera que la carne vacuna no tenga tanta influencia y que ronde entre el 4% y el 4,5%, pero aclaró que durante todo lo que lleva el gobierno de Javier Milei hasta por lo menos noviembre, “la carne vacuna y el ganado habían quedado muy retrasados respecto del IPC”.
“Esto debido a que la oferta fue mayor a lo que la demanda pudo absorber. Pese al crecimiento de exportación durante todo ese periodo, el poder adquisitivo del consumidor argentino había quedado bastante afectado con todos los cambios, como por ejemplo las subas de servicios. Con lo cual, recién a finales de noviembre, que se vio con fuerza en diciembre, en parte en enero y febrero y ahora este último ajuste de marzo, de punta a punta, estuvimos recuperando casi un 40% de mejora en el valor”, explicó a LA NACION.
El experto reafirmó que la carne venía muy atrasada y, finalmente, fue recomponiendo su valor y ahora se empareja a lo que es la inflación o el IPC.
“La carne venía muy retrasada. Si lo tomamos marzo 24-marzo 25, es probable que empate e incluso hasta supere un poco el IPC. Pero si tomás desde el inicio de la gestión de Milei, va recuperando fuertemente, pero todavía le falta un poco más para empardar. Ya en marzo, el índice de precios hizo que la inflación no fuera tan violenta y la carne, si bien quedó retrasada, con estas últimas subas de los últimos cuatro meses, la emparejó“, dijo.
En cuanto a la hacienda, Tonelli aseguró que todavía sigue corriendo por detrás de la inflación. “Al ganado le queda ajuste. Va a haber mucho menos oferta y, por lo tanto, si efectivamente el consumidor sigue peleando por el kilo de carne y la exportación después de todo este cimbronazo de Trump mejora sus valores y su competitividad, vamos a tener también una exportación más fortalecida. La demanda, tanto interna como externa, se va a mantener firme y la oferta va a ser menor. Por lo tanto, todo haría que el ganado y carne van a seguir por lo menos acompañando o por arriba de la inflación", pronosticó Tonelli.
Un tema no menor para poner sobre la mesa de discusión y debate es que el IPC no siempre refleja con fidelidad los cambios actuales en los hábitos de consumo, sobre todo cuando esos cambios son rápidos o estructurales, como lo es el caso del consumo de carnes en la Argentina.
En los últimos años, los hábitos alimentarios de los argentinos han cambiado, ya sea por razones económicas (precios y poder adquisitivo) o culturales (más conciencia sobre la salud, el ambiente). Eso hizo que ya hace unos años en la “torta” del consumo per cápita de las diferentes carnes tomen protagonismo el pollo, principalmente, y el cerdo que de atrás viene ganando mucho terreno. Esto significa que hoy el pollo y el cerdo representan al menos el 60% del total del consumo de carnes.
Cansados de ser señalados como los culpables cada vez que sale el dato de inflación y este es para arriba, el reclamo de la cadena cárnica para que se cambie la manera de calcular la incidencia de la carne vacuna lleva mucho tiempo.
Hoy, tanto el Gobierno como el INDEC son conscientes de que la ponderación actual presenta distorsiones importantes. Sin embargo, también entienden que no es el momento adecuado para modificar una metodología que se arrastra sobre la base de la encuesta de hogares 2004, ya que, en un contexto electoral, cualquier cambio podría ser percibido como un intento de manipular el índice de inflación con fines políticos y obtener rédito en las urnas. Sumado a que requiere una inversión importante porque una nueva encuesta de hogares no se hace de la noche a la mañana y cuesta mucho dinero.
Tonelli explicó que esa proporción cambió de manera significativa, donde sobre 110 kilos de consumo, 48 kilos es de carne vacuna, 48 de pollo y 17/18 kilos de cerdo.
“El cerdo no lo considera la encuesta de hogares y hoy ya tiene una importancia muy significativa. Sumado a que el asado vale más del doble de lo que vale un kilo de pollo, casi tres veces. Entonces, la disminución de la participación de la carne vacuna obviamente disminuiría el impacto del precio de las tres carnes en el IPC nacional”, reflexionó.