Daniel Gómez Aragonés: «Ojalá Mel Gibson haga algún día una película sobre Goswinta al estilo de 'Juego de Tronos'»

Fue a mediados del siglo VI cuando Toledo se convirtió en la capital del Reino Visigodo, algo que esta ciudad debe al rey Atanagildo. Sí, uno de los muchos nombres que algunos de nuestros padres sabían recitar como el padrenuestro, el de la lista de los reyes godos. Pero muy pocos de ellos, por no decir casi ninguno, sabe el nombre de las mujeres ligados a ellos en muchas de sus andanzas. Sin ir más lejos, a ese monarca que eligió Toledo como capital le acompañó Goswinta, cuya historia da para un serial del estilo a 'Juego de Tronos' o cualquier producción audiovisual. Así lo entiende Daniel Gómez Aragonés (Madrid, 1983), historiador y divulgador de alma goda y de corazón toledano que este sábado presenta, a las 12.00 horas en la Real Fundación de Toledo, en la que fue capital del Reino Visigodo, su nuevo libro, 'Reinas godas: Las mujeres que pusieron la semilla de España' (La Esfera de los Libros). En él, como su propio título indica, cuenta la apasionante historia, entre otras, de la ya citada Goswinta, pero también de Baddo, Brunequilda, Hildoara, Cixilo o de Egilo, la última reina goda que llegó a casarse con el hijo del militar musulmán invasor, Abd al-Aziz, manteniendo un papel fundamental incluso con el cambio de ciclo en la Península Ibérica. -Dice en la introducción de su libro que «la divulgación histórica ligada a los godos está en su mejor momento» dado el nivel y la cantidad de libros, publicaciones o jornadas que existe actualmente sobre este tema. ¿A qué cree que se debe esto? ¿Es usted un buen ejemplo de esa bonanza? -Creo que se debe a que en España o en buena parte de la sociedad española hay un anhelo de raíz y de esencia, de saber quiénes somos y de dónde venimos porque la gente se ha cansado de algunos discursos 'negrolegendarios', ya no sólo en nuestro país sino a nivel global, que tienen que ver con el Siglo de Oro, el Imperio Español y otros hechos. Desde mi experiencia personal, puedo dar fe de que estamos en un grandísimo momento para la divulgación histórica en general y, especialmente, la de los godos, una época que, cuando uno se acerca a ella, se da cuenta de que es sencillamente fascinante. -Más allá de los importantes libros y obras de muchos historiadores, ¿qué le debe la «divulgación goda» a un personaje como Juan Antonio Cebrián (al que usted destaca en la introducción)? -En el ámbito académico y universitario tenemos a historiadores de una dimensión internacional enorme, como Claudio Sánchez-Albornoz, José Orlandis o Luis Agustín García Moreno, pero en lo que se refiere a la divulgación goda, el maestro Juan Antonio Cebrián emerge y siempre lo tengo presente. En cualquier trabajo que se haga sobre este tema, hay que recordarlo por todo lo que hizo hace ya un montón de año, cuando todavía no se vivía este boom actual de los pódcast , al acercarnos la historia en general y la de los godos en particular de una manera particular, siguiendo unas formas que, si no te emocionan, hay que hacérselo mirar. -Centrándonos en el libro, que es de lo que hemos venido a hablar (como dijo Paco Umbral) y ahora que se habla tanto del mundo femenino, ¿por qué considera necesario recuperar la figura de reinas godas (de las cuales, por cierto, se conoce a pocas y muy poco? ¿Cree que lo ha conseguido? -La gente, popularmente, está más o menos acostumbrada a oír hablar de la lista de reyes godos, pero habitualmente donde hay un rey hay una reina. ¿Qué pasa con las reinas godas? Ahí es donde hemos querido entrar y, en buena medida, creo que lo hemos conseguido, teniendo en cuenta todas las dificultades que hay a nivel de las fuentes documentales y que se explican en el libro. Así, hemos conseguido poder hilar todo el desarrollo histórico de los godos, desde sus orígenes hasta 711, y a partir de ahí profundizar en las distintas reinas que se conocen y de las que no se sabe su nombre, ver los posibles datos que tenemos, aparte de tratar diferentes aspectos de la mujer en la época visigoda, acompañado de religión y leyendas. -Lo que sí que se ve, si uno se acerca a sus historias, es que muchas de esas mujeres sirvieron de moneda de cambio y fueron utilizadas como instrumentos para conseguir un rédito político en muchos casos o para urdir alguna conjura o quitar del trono al rey de turno. ¿Hasta qué punto fue esto así? -Todo ello nos sirve para entender que todo ese juego de tronos lo tenemos en una realidad histórica muy cercana para nosotros como es la época goda. Lógicamente, la mujer tenía una representación simbólica muy importante, ya que era la que proporcionaba la descendencia y, por otro lado, era la que se encargaba del ámbito doméstico o privado. Pero, ¿dónde se lava la ropa sucia? En casa, donde la mujer juega un papel esencial. -Entre todas ellas, hay una mujer, además al principio del periodo godo, que sobresale por aprovechar la transición de la caída del Imperio Romano a ese nuevo periodo, como fue Gala Placidia. ¿Cuán de importante fue su papel? -Su figura está muy ligada, obviamente

Mar 14, 2025 - 02:25
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Daniel Gómez Aragonés:  «Ojalá Mel Gibson haga algún día una película sobre Goswinta al estilo de 'Juego de Tronos'»
Fue a mediados del siglo VI cuando Toledo se convirtió en la capital del Reino Visigodo, algo que esta ciudad debe al rey Atanagildo. Sí, uno de los muchos nombres que algunos de nuestros padres sabían recitar como el padrenuestro, el de la lista de los reyes godos. Pero muy pocos de ellos, por no decir casi ninguno, sabe el nombre de las mujeres ligados a ellos en muchas de sus andanzas. Sin ir más lejos, a ese monarca que eligió Toledo como capital le acompañó Goswinta, cuya historia da para un serial del estilo a 'Juego de Tronos' o cualquier producción audiovisual. Así lo entiende Daniel Gómez Aragonés (Madrid, 1983), historiador y divulgador de alma goda y de corazón toledano que este sábado presenta, a las 12.00 horas en la Real Fundación de Toledo, en la que fue capital del Reino Visigodo, su nuevo libro, 'Reinas godas: Las mujeres que pusieron la semilla de España' (La Esfera de los Libros). En él, como su propio título indica, cuenta la apasionante historia, entre otras, de la ya citada Goswinta, pero también de Baddo, Brunequilda, Hildoara, Cixilo o de Egilo, la última reina goda que llegó a casarse con el hijo del militar musulmán invasor, Abd al-Aziz, manteniendo un papel fundamental incluso con el cambio de ciclo en la Península Ibérica. -Dice en la introducción de su libro que «la divulgación histórica ligada a los godos está en su mejor momento» dado el nivel y la cantidad de libros, publicaciones o jornadas que existe actualmente sobre este tema. ¿A qué cree que se debe esto? ¿Es usted un buen ejemplo de esa bonanza? -Creo que se debe a que en España o en buena parte de la sociedad española hay un anhelo de raíz y de esencia, de saber quiénes somos y de dónde venimos porque la gente se ha cansado de algunos discursos 'negrolegendarios', ya no sólo en nuestro país sino a nivel global, que tienen que ver con el Siglo de Oro, el Imperio Español y otros hechos. Desde mi experiencia personal, puedo dar fe de que estamos en un grandísimo momento para la divulgación histórica en general y, especialmente, la de los godos, una época que, cuando uno se acerca a ella, se da cuenta de que es sencillamente fascinante. -Más allá de los importantes libros y obras de muchos historiadores, ¿qué le debe la «divulgación goda» a un personaje como Juan Antonio Cebrián (al que usted destaca en la introducción)? -En el ámbito académico y universitario tenemos a historiadores de una dimensión internacional enorme, como Claudio Sánchez-Albornoz, José Orlandis o Luis Agustín García Moreno, pero en lo que se refiere a la divulgación goda, el maestro Juan Antonio Cebrián emerge y siempre lo tengo presente. En cualquier trabajo que se haga sobre este tema, hay que recordarlo por todo lo que hizo hace ya un montón de año, cuando todavía no se vivía este boom actual de los pódcast , al acercarnos la historia en general y la de los godos en particular de una manera particular, siguiendo unas formas que, si no te emocionan, hay que hacérselo mirar. -Centrándonos en el libro, que es de lo que hemos venido a hablar (como dijo Paco Umbral) y ahora que se habla tanto del mundo femenino, ¿por qué considera necesario recuperar la figura de reinas godas (de las cuales, por cierto, se conoce a pocas y muy poco? ¿Cree que lo ha conseguido? -La gente, popularmente, está más o menos acostumbrada a oír hablar de la lista de reyes godos, pero habitualmente donde hay un rey hay una reina. ¿Qué pasa con las reinas godas? Ahí es donde hemos querido entrar y, en buena medida, creo que lo hemos conseguido, teniendo en cuenta todas las dificultades que hay a nivel de las fuentes documentales y que se explican en el libro. Así, hemos conseguido poder hilar todo el desarrollo histórico de los godos, desde sus orígenes hasta 711, y a partir de ahí profundizar en las distintas reinas que se conocen y de las que no se sabe su nombre, ver los posibles datos que tenemos, aparte de tratar diferentes aspectos de la mujer en la época visigoda, acompañado de religión y leyendas. -Lo que sí que se ve, si uno se acerca a sus historias, es que muchas de esas mujeres sirvieron de moneda de cambio y fueron utilizadas como instrumentos para conseguir un rédito político en muchos casos o para urdir alguna conjura o quitar del trono al rey de turno. ¿Hasta qué punto fue esto así? -Todo ello nos sirve para entender que todo ese juego de tronos lo tenemos en una realidad histórica muy cercana para nosotros como es la época goda. Lógicamente, la mujer tenía una representación simbólica muy importante, ya que era la que proporcionaba la descendencia y, por otro lado, era la que se encargaba del ámbito doméstico o privado. Pero, ¿dónde se lava la ropa sucia? En casa, donde la mujer juega un papel esencial. -Entre todas ellas, hay una mujer, además al principio del periodo godo, que sobresale por aprovechar la transición de la caída del Imperio Romano a ese nuevo periodo, como fue Gala Placidia. ¿Cuán de importante fue su papel? -Su figura está muy ligada, obviamente, al ámbito romano, pero también hay que barrer para casa por su papel en el mundo godo debido a su matrimonio con Ataúlfo, que fue uno de los más importantes de la antigüedad tardía. Gala Placidia no fue tan sólo una de los personajes más importantes del siglo V, sino incluso de todo el Imperio Romano, porque fue una mujer que emergió en un mundo de hombres y supo abrirse paso, no dejarse pisar y adaptarse a los tiempos. Digna de película. -Sin irnos tan lejos, sino aquí cerca, en Toledo, destaca la figura de Goswinta, que junto con su esposo, el rey Atanagildo, decidieron que esta ciudad fuera la capital del Reino Visigodo y después, muerto éste, se volvió a casar con Leovigildo, padre de Recaredo, quizá el rex gothorum más importante, aparte de la lucha que mantuvo con su otro hijastro, Hermenegildo, y su nuera Ingunda. Como ha dicho muchas veces, ¿por qué no se ha hecho aún un 'Juego de Tronos' u otra producción audiovisual sobre estos hechos? -Goswinta, a modo de aclaración, no fue madre de Recaredo ni de Hermenegildo. Su padre, Leovigildo, tuvo un matrimonio previo y, seguramente, su primera mujer murió o éste la repudio para casarse con ella. Por lo tanto, esos dos reyes godos fueron hijastros de Goswinta. Esta historia también es digna de un 'Juego de Tronos' o cualquier producción audiovisual porque tiene todos y cada uno de los ingredientes propios del mejor cocido o de una paella. Mira que se han hecho buenas novelas históricas, pero hace falta ya una buena serie o película de personajes como éstos. Ojalá Mel Gibson conozca algún día la historia de Goswinta y haga una película. -Después de Goswinta, destacan Baddo, Brunequilda, Hildoara o Cixilo, entre otras. De manera resumida, ¿qué nos puede contar de cada una de ellas? -En el caso de Baddo, es obvio, porque estamos ante la esposa de Recaredo y porque fue la única mujer reina que firmó como «gloriosa regina» , junto con el rey, las actas del III Concilio de Toledo (año 589), que se celebró en la urbs regia y supuso la conversión del arrianismo al catolicismo. Si tenemos que buscar documentos fundacionales de lo que fue la historia de España, éste es uno de ellos. El caso de Brunequilda, que es una de las hijas que tienen Atanagildo y Goswinta, se casó con un rey franco en un contexto de matrimonios políticos y se convierte en un personaje fundamental entre finales del siglo VI y principios del VII, condicionando los reinos francos de una manera espectacular. Hildoara, la esposa del rey Gundemaro, a quien el conde Búlgar dedica unos versos preciosos cuando ella muere y de la que ensalza sus virtudes externas como internas. Y, por último, Cixilo, curiosamente, fue hija de la también reina Liuvigoto y del rey Ervigio, y ella a su vez se casó con el sucesor de éste, Egica, un hecho único en el Reino Visigodo de Toledo, el que madre e hija fueran reinas. -Y al final del Reino Visigodo de Toledo y la entrada de los musulmanes en la Península Ibérica, sobresalen otra figura: Egilo o Egilona. ¿Qué se sabe de esta superviviente en otra etapa de transición? -Egilo fue la esposa de Rodrigo, el último rey visigodo, y cuando éste murió, ella se quedó viuda y, de alguna manera, parece que supo adaptarse a la nueva realidad histórica, ya con la invasión del norte de África. Lo que hizo fue casarse con el hijo de Muza, Abd-al-Aziz, algo muy llamativo porque supuso el matrimonio entre una cristiana goda y un musulmán. Interesante cuanto menos. -También hay un hueco en su libro para las mujeres religiosas que fueron importantes en el imaginario colectivo godo de nuestro país y, en concreto, de Toledo, como son Santa Eulalia y Santa Leocadia, patrona de nuestra ciudad. En una época en la que la religión tenía un papel tan esencial y, como se suele decir, ¿el poder de la fe movía más montañas que el poder regio o humano? -Ambas santas son anteriores a la época visigoda, pero fue entonces cuando su culto y su devoción se expande, como en el caso de Santa Leocadia, patrona de Toledo y cuya festividad se celebra el 9 de diciembre. Esto es fundamental porque no puede entenderse el poder regio sin la fe, el vínculo sagrado entre trono y altar, ya que monarquía e iglesia van de la mano y no pueden separarse. De ahí, la importancia de los concilios. -En cualquier caso, de todas ellas y de las mujeres godas, en general, hay muy poca documentación histórica. De hecho, dice en algún momento el libro que este es un «debe» de la 'Historia Gothorum' de San Isidoro de Sevilla. ¿Cómo osa criticar al maestro de los maestros de este periodo? -Para mí, San Isidoro de Sevilla es una figura histórica a la que profeso absoluta devoción, pero sí es cierto que en su obra adolece o no presta la necesaria atención que se merecen personajes femeninos, princesas y reinas, que jugaron un papel importante en esa época. No habría costado nada. Pero, que esté tranquilo, que yo siempre le seré fiel y le tendré en mis altares. -Y ya por último, aunque creo que lo ha dicho muchas veces, ¿qué relevancia tiene todo este periodo para el devenir de la historia de España? -Es de una relevancia fundamental y supina porque, como ya he dicho muchas veces, no podemos entender la historia de España sin conocer el Reino Visigodo de Toledo. Si hay que buscar un punto de partida, una simiente o un germen de lo que somos, asumiendo toda la herencia romana, ese es el de esta época a la que me refiero. Además, fue el motor que movió después la Reconquista, que fue la restauración del reino perdido encarnado en el Reino Visigodo de Toledo, no en cuanto a sus formas, pero sí en su esencia y significado simbólico, algo que empapa de arriba a abajo a nuestra ciudad.