Cuatro relatos de la pandemia desde los despachos del poder de Castilla-La Mancha

Hace ahora cinco años, el coronavirus paralizó el mundo . En España, la pandemia arrancó oficialmente el viernes 13 de marzo de 2020, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció para anunciar que nos debíamos encerrar en casa durante dos semanas y así evitaríamos que aquel bicho silencioso tan dañino se extendiese. Era tarde. Muy tarde. Luego fueron algunas cuantas más y la cifra final de fallecidos superó los 100.000 . Una tragedia comparable a una guerra. Las altas esferas de Castilla-La Mancha recuerdan en primera persona cómo lo vivieron y qué aprendieron. Al presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, Pablo Bellido , «el confinamiento me cogió confinado. Dos días antes sentí dolor en el pecho, en la garganta, incluso había tenido fiebre, y luego supe que había pasado el covid». Sobre «la experiencia de estar en casa teletrabajando», declara que fue «agotadora». Sin embargo, «también pude comprobar que los servicios públicos hicieron un trabajo espectacular ; se hizo todo lo que se pudo y tengo una visión positiva del esfuerzo colectivo». En cuanto al cierre de las Cortes, «lo peor es que tuvimos que adaptar el reglamento de manera exprés. Y lo mejor, la actitud de los diputados y de los funcionarios, que se comportaron con mucha prestancia y respeto. No hubo que llamar a nadie la atención por no cumplir las normas sanitarias». Finalmente, «creo que todos sacamos aprendizajes. Nos dimos cuenta de lo vulnerables que somos, y fue una magnífica oportunidad para estrechar relaciones con personas a las que no veías nunca, pero tuvimos tiempo de hablar por teléfono y reforzar las amistades». Javier López , presidente de Eurocaja Rural, cree que fue «un momento crítico en la historia de la civilización humana» y que «desde luego no lo hubiéramos imaginado nunca». Sin embargo, «a las entidades financieras se nos consideró esenciales y había que seguir dando servicio a nuestros clientes. Aprendimos a contrarreloj ». «Los días se hacían largos y las noticias no eran alentadoras. Había mucho desconcierto, muchísima incertidumbre y teníamos el miedo de las pérdidas humanas. Es verdad que fueron dos meses de confinamiento, pero nos pareció una eternidad . Intentábamos ordenar el día. Lo primero era dar cumplimiento a las obligaciones profesionales y hacer un repaso a la situación de familiares y personas cercanas; y también dedicar un tiempo al ejercicio y a pensar muchísimo, a leer y a estar muy pendiente de las noticias. Había que ponerse un horario porque si no la cabeza podría haber colapsado». López pasó el covid después: «Tengo a parte de la familia que trabaja en los servicios de salud y era muy difícil que el virus no entrase en casa. Gracias a Dios, los síntomas fueron relativamente leves». Y si echa la vista atrás, piensa lo que decimos muchos: «Parece mentira». Aun así, tiene claro que «el contacto con la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo es fundamental y cuando te lo restringen te das cuenta de lo importante que es tenerlos cerca». También que «hay que estar preparados para situaciones que nunca esperarías, ser muy rápido para actuar y tratar que el mundo no se pare. Del pasado se aprende pero no se vive , y ojalá que esto no vuelva a suceder». Lo primero que recuerda Vicente Rouco , entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, es «la absoluta perplejidad ante los responsables públicos por no advertir una situación que ya daba datos objetivos para pensar que estábamos ante algo grave». La palabra «perplejidad» la repite por «la decisión de suspender totalmente la actividad procesal mediante un estado de alarma que tenía difícil encaje en el ordenamiento constitucional». Y sentencia: «Creo que se podría haber hecho de otra manera. Nos condenaron a dos meses de prisión sin salir a la calle . Respetamos las normas porque no podíamos hacer otra cosa, aunque luego la gente lógicamente se cansó y protestaba a base de caceroladas. Lo que más eché en falta fue la posibilidad de salir a pasear y a hacer deporte». Además, había una «falta absoluta de medios; buscábamos desesperadamente mascarillas y gel hidroalcohólico. Compré de mi bolsillo mascarillas para la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Local». «No hice otra cosa que trabajar. Estaba prácticamente solo en el edificio. Veía los pasillos vacíos, los despachos desolados. Había una sensación de tristeza, de abatimiento, únicamente interrumpida por los aplausos de las ocho de la tarde. A nivel personal, mi mujer presentó en su día patologías respiratorias y adoptamos la medida de no dormir en la misma habitación para evitar contagiarla porque yo estaba fuera todo el día. La enfermedad la contraje ya en 2021», relata. Mientras, «la actividad judicial principal eran los levantamientos de cadáveres, que no se podían atender porque los forenses habían advertido del peligro del contacto con los cuerpos». Según los datos recopilados por el propio Tribunal Superior de Justicia, entre marzo

Mar 16, 2025 - 14:12
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Cuatro relatos de la pandemia desde los despachos del poder de Castilla-La Mancha
Hace ahora cinco años, el coronavirus paralizó el mundo . En España, la pandemia arrancó oficialmente el viernes 13 de marzo de 2020, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció para anunciar que nos debíamos encerrar en casa durante dos semanas y así evitaríamos que aquel bicho silencioso tan dañino se extendiese. Era tarde. Muy tarde. Luego fueron algunas cuantas más y la cifra final de fallecidos superó los 100.000 . Una tragedia comparable a una guerra. Las altas esferas de Castilla-La Mancha recuerdan en primera persona cómo lo vivieron y qué aprendieron. Al presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, Pablo Bellido , «el confinamiento me cogió confinado. Dos días antes sentí dolor en el pecho, en la garganta, incluso había tenido fiebre, y luego supe que había pasado el covid». Sobre «la experiencia de estar en casa teletrabajando», declara que fue «agotadora». Sin embargo, «también pude comprobar que los servicios públicos hicieron un trabajo espectacular ; se hizo todo lo que se pudo y tengo una visión positiva del esfuerzo colectivo». En cuanto al cierre de las Cortes, «lo peor es que tuvimos que adaptar el reglamento de manera exprés. Y lo mejor, la actitud de los diputados y de los funcionarios, que se comportaron con mucha prestancia y respeto. No hubo que llamar a nadie la atención por no cumplir las normas sanitarias». Finalmente, «creo que todos sacamos aprendizajes. Nos dimos cuenta de lo vulnerables que somos, y fue una magnífica oportunidad para estrechar relaciones con personas a las que no veías nunca, pero tuvimos tiempo de hablar por teléfono y reforzar las amistades». Javier López , presidente de Eurocaja Rural, cree que fue «un momento crítico en la historia de la civilización humana» y que «desde luego no lo hubiéramos imaginado nunca». Sin embargo, «a las entidades financieras se nos consideró esenciales y había que seguir dando servicio a nuestros clientes. Aprendimos a contrarreloj ». «Los días se hacían largos y las noticias no eran alentadoras. Había mucho desconcierto, muchísima incertidumbre y teníamos el miedo de las pérdidas humanas. Es verdad que fueron dos meses de confinamiento, pero nos pareció una eternidad . Intentábamos ordenar el día. Lo primero era dar cumplimiento a las obligaciones profesionales y hacer un repaso a la situación de familiares y personas cercanas; y también dedicar un tiempo al ejercicio y a pensar muchísimo, a leer y a estar muy pendiente de las noticias. Había que ponerse un horario porque si no la cabeza podría haber colapsado». López pasó el covid después: «Tengo a parte de la familia que trabaja en los servicios de salud y era muy difícil que el virus no entrase en casa. Gracias a Dios, los síntomas fueron relativamente leves». Y si echa la vista atrás, piensa lo que decimos muchos: «Parece mentira». Aun así, tiene claro que «el contacto con la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo es fundamental y cuando te lo restringen te das cuenta de lo importante que es tenerlos cerca». También que «hay que estar preparados para situaciones que nunca esperarías, ser muy rápido para actuar y tratar que el mundo no se pare. Del pasado se aprende pero no se vive , y ojalá que esto no vuelva a suceder». Lo primero que recuerda Vicente Rouco , entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, es «la absoluta perplejidad ante los responsables públicos por no advertir una situación que ya daba datos objetivos para pensar que estábamos ante algo grave». La palabra «perplejidad» la repite por «la decisión de suspender totalmente la actividad procesal mediante un estado de alarma que tenía difícil encaje en el ordenamiento constitucional». Y sentencia: «Creo que se podría haber hecho de otra manera. Nos condenaron a dos meses de prisión sin salir a la calle . Respetamos las normas porque no podíamos hacer otra cosa, aunque luego la gente lógicamente se cansó y protestaba a base de caceroladas. Lo que más eché en falta fue la posibilidad de salir a pasear y a hacer deporte». Además, había una «falta absoluta de medios; buscábamos desesperadamente mascarillas y gel hidroalcohólico. Compré de mi bolsillo mascarillas para la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Local». «No hice otra cosa que trabajar. Estaba prácticamente solo en el edificio. Veía los pasillos vacíos, los despachos desolados. Había una sensación de tristeza, de abatimiento, únicamente interrumpida por los aplausos de las ocho de la tarde. A nivel personal, mi mujer presentó en su día patologías respiratorias y adoptamos la medida de no dormir en la misma habitación para evitar contagiarla porque yo estaba fuera todo el día. La enfermedad la contraje ya en 2021», relata. Mientras, «la actividad judicial principal eran los levantamientos de cadáveres, que no se podían atender porque los forenses habían advertido del peligro del contacto con los cuerpos». Según los datos recopilados por el propio Tribunal Superior de Justicia, entre marzo y diciembre de 2020 un 37,2% de las muertes en Castilla-La Mancha fueron por covid o sospecha de . Rouco considera que este estudio «debería haberse hecho a nivel nacional, pero ni se quería saber ni se quería informar a la población. Me llegaron a decir que no había que alarmar y aquello me indignó». Al CEO de Puy du Fou, Erwan de la Villéon , se le «entremezclan recuerdos lejanos y raros a la par. En el momento en que escuché la palabra 'confinamiento' lo primero que hice fue informarme de lo que quería decir porque me parecía de otra época, como de la peste negra . Parecía un poco surrealista. Me imaginé que iba a ser una exageración todo, que iba a ser algo muy rápido, una especie de susto de 3 semanas». El parque temático abrió en Toledo el 30 de agosto de 2019. Por tanto, «al inicio de la pandemia éramos literalmente un recién nacido». Con 80.000 entradas vendidas en marzo de 2020, «de repente, se nos cae el mundo, se nos cae el cielo, porque de forma totalmente imprevista nos encierran a todos en casa». El confinamiento «lo viví en España, pero lo he visto desde varias perspectivas porque mi mujer estaba en Francia». Y asegura que «la disciplina y la solidaridad es mucho mayor» en nuestro país que en su tierra natal. Asimismo, cree que «la segunda fase de la pandemia se gestionó infinitamente mejor aquí que allí. Tanto Madrid como Castilla-La Mancha se despertaron muchísimo antes; en Francia no lo hicieron hasta finales de 2021 y aquí a principios de ese año ya se había vuelto a abrir la hostelería».