Cuando la audiencia habla, la escuchamos: Lo que las fans de Katy Perry nos enseñaron
Publicamos una nota desafortunada sobre Katy Perry en CDMX. Esta es la respuesta de sus fans y lo que aprendimos del momento.

Publicamos recientemente una nota sobre el primer concierto de Katy Perry en la CDMX, centrada en el hate que vimos circular en redes sociales. Sin embargo, reconocemos que el enfoque que dimos fue equivocado: en lugar de poner en contexto ese discurso negativo —e incluso cuestionarlo—, terminamos amplificándolo. Sabemos que la industria de la música es particularmente dura con las mujeres, y que parte de nuestro trabajo es ser conscientes de esas dinámicas, no reforzarlas. Por eso, abrimos este espacio para escuchar lo que fans de Katy Perry tenían que decir.
Por que sí, nos leyeron, nos hablaron y les escuchamos.
Una Kitycat se acercó y nos dio su punto de vista respecto al concierto de Katy en Ciudad de México y wow cuánto hemos reflexionado. Gracias, Vanessa Farías por tus palabras:
Hola.
Primero, déjenme decirles que soy fan de Katy Perry. Desde 2011 no pude asistir a su primer tour en México, pero desde entonces he ido a todos los conciertos en los que ha estado: fui a Prismatic, a Witness, y ahora estoy aquí en Play (Life Times).
Katy siempre se ha caracterizado por traer escenografías muy vistosas, por montar un show en todo el sentido de la palabra. Me recuerda mucho a lo que en el mundo del rock hace Kiss, o en el metal Rammstein, y también a lo que hacen artistas como Taylor Swift o Lady Gaga. La exigencia para las mujeres en este tipo de espectáculos es todavía mayor, y Katy no es la excepción.
Su escenografía es increíble. Como fan, uno podría conformarse con verla cantar, tocar la guitarra o bailar, pero ella nos ofrece un espectáculo visual que realmente impacta. Me gusta mucho que su escenografía está pensada para todas las butacas: por ejemplo, en la arena no se prendieron las pantallas porque todo estaba diseñado para que la atención se centrara en el escenario. Desde el centro surge toda la magia: las estructuras, la escenografía, todo. Además, Katy vuela durante varios momentos del concierto hacia el centro, un área que a veces suele ser difícil de alcanzar visualmente, así que es un detalle que se agradece.
En esta gira viene presentando su último disco, 143, un álbum que explora elementos de música electrónica, techno y pop. También vemos a una Katy ya en sus 40 años, madre de una hija, muy enfocada en enaltecer su trayectoria. Ya no puede ser la misma Katy de Teenage Dream o de PRISM, y eso se refleja en el show.
Aunque empieza a hacer nuevas versiones de sus canciones, sigue dándoles espacio porque sabe que al público le encantan. Aun así, el protagonista del concierto es el disco más reciente, lo cual me parece justo. Por ejemplo, yo quería escuchar canciones de sus discos anteriores, que me apasionan, pero me alegra que su nuevo trabajo sea el eje del show.
La emoción fue enorme cuando abrió el concierto con “Artificial”, una canción del nuevo álbum. Katy apareció dentro de una estructura que parecía un pequeño gusano, hablando sobre el tema de vivir en un mundo artificial. Fue un gran inicio: verla flotar dentro de esa estructura mientras cantaba fue increíble.
Luego nos regaló las canciones que conocemos, bailando sobre un escenario en forma de infinito. La estructura se iluminaba espectacularmente durante todo el show; la infraestructura del infinito era impresionante.
Algo que me dio mucho FOMO de no estar en las zonas más cercanas es que Katy interactuaba directamente con quienes estaban ahí. Les decía cosas como “Te veo, veo tu disfraz”, reconociendo a los fans. Ese tipo de interacción se siente muy cercana y genuina.
Sobre su actuación volando en el escenario, algunos han comentado que lo hizo inspirado en Pink, pero la realidad es que volar en el escenario ya lo habían hecho artistas como Kiss, Steven Tyler, Robbie Williams y hasta Britney Spears. Nada es totalmente nuevo, pero el punto es cómo lo recibe el público. Y lo que se recibe en un show de Katy es un espectáculo de altísima calidad.
La señora que estaba sentada a mi lado, quien no era fan y acompañaba a su hijo, me dijo después de verla volar y sacar un lanzallamas para “matar” a un villano de videojuego (porque todo el arte del tour gira en torno a un videojuego y computadoras): “Esta señora valió cada peso que invertí en el boleto.” Ese es el efecto que tiene Katy.
Más aún en un contexto donde a Latinoamérica suelen traer producciones recortadas, Katy trae un espectáculo completo, no una versión reducida. Esto no solo se agradece como fan, sino como público. Es, literalmente, como ver un mini show de Super Bowl. Los bailarines también hacen acrobacias circenses, no solo bailan.
Es importante reconocer la atención al detalle y el esfuerzo, especialmente considerando que muchos recintos en Latinoamérica no tienen la infraestructura adecuada. De hecho, el concierto en Guadalajara se canceló porque el recinto no estaba listo para un espectáculo de esta magnitud.
También preguntan mucho por qué no se hizo en un estadio. Honestamente, creo que en un estadio no se habría disfrutado igual lo visual del espectáculo. Para eso, una arena es ideal. Además, volar como lo hace Katy no sería posible en un espacio abierto como el Foro Sol.
Katy ofrece un espectáculo de dos horas, interactúa con sus fans, reconoce sus esfuerzos, y eso no siempre pasa con otros artistas. En todos sus tours anteriores ha traído cosas distintas: en Witness tuvimos estructuras gigantes y extraterrestres enormes, en Prismatic había inflables que volaban sobre el público, y ahora vuela en una mariposa gigante.
Estas son cosas que vemos mucho en el pop asiático (k-pop), donde los artistas realmente cuidan cada detalle visual del show. Para mí, este concierto estuvo muy por encima del promedio.
Y todavía queda más: el show se repite hoy, mañana, en Monterrey y luego llevará la gira por toda Latinoamérica y Asia.
Es un recordatorio de que no por estar en Latinoamérica merecemos menos infraestructura o espectáculos de menor calidad.
Ver a una Katy de cuarenta años, mamá, cantando y dando un show de este nivel, es algo que como fan me llena de felicidad. Ella podría haberse detenido o hacer algo mucho más sencillo, pero sigue entregándolo todo.
Otra cosa que me encantó fue la dinámica a mitad del show, donde a través de un código QR el público podía elegir qué canción quería escuchar. Ese tipo de detalles hacen la experiencia mucho más personal y divertida.
Por último, solo quiero decir que espero que las críticas que leí en algunos medios no estén motivadas por mala fe. Yo también trabajo en medios y creo que deberíamos evitar fomentar el odio hacia ningún artista, y menos hacia las mujeres, que están haciendo un trabajo en escenarios que antes ni siquiera pensábamos merecer.
Espero que puedan hacer una cobertura bonita y justa. Les mando un saludo, y si los veo en el concierto de hoy o mañana, ¡ahí nos saludamos!
Nos quedamos con muchos aprendizajes
Ahora somos conscientes que ser artista no solo es estar en un escenario y cantar tus canciones, implica una preparación física y mental para poder sobrellevar y afrontar todo lo que una gira implica, y que para alguien tan posicionado como Katy Perry, todos los preparativos se maximizan.
Idear un repertorio que le pueda gustar a su público, la inversión y planificación de la puesta en escena, dormirse a altas horas de la noche para tener cada detalle listo, levantarse temprano para comenzar ensayos de coreografías, trabajar en su voz, trabajar con sus músicos para perfeccionar los arreglos, todo es un desgaste que a veces no contemplamos y que un pequeño detalle se convierte en todo un discurso que puede jugar a favor o en contra de un artista.