Crítica de 'The Alto Knights': ¿Lo han hecho para que De Niro se luzca... y no ha salido bien?

Ser de la mafia está mal, Alto Knights está peor.

Mar 21, 2025 - 15:35
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Crítica de 'The Alto Knights': ¿Lo han hecho para que De Niro se luzca... y no ha salido bien?

En una entrevista para la revista GQ, Ethan Hawke describía una conversación con el director Paul Schrader sobre grandes intérpretes y carreras en la vejez. Hawke quería saber por qué tantos actores icónicos no estaban haciendo el tipo de papeles que hacían en los 70. Por qué sus películas parecían peores, menos relevantes. Para Schrader, guionista de Taxi Driver y director de El maestro jardinero, todo era un tema económico. El estilo de vida de clase media, defendía, no es suficiente para estas estrellas, y tienen que seguir alimentando la rueda aceptando encargos.

Y aquí estamos, una vez más, preguntándonos lo mismo que Hawke, con una película dirigida por un Barry Levinson irreconocible (que de Barry Levinson son leyendas Rain Man -1988- o Sleepers -1996-, pero es que su trabajo más reciente, como El hombre del año -2006- tampoco está nada mal) y protagonizada por un Robert De Niro con el que ahora vamos.

The Alto Knights cuenta una historia real que da exactamente igual, algo de ley seca, de amigos que se separan, de estas que cuando empiezan a producirse todos los actores de Los Soprano piensan “a ver si me llaman”. No importa, todo queda sepultado por la omnipresencia de Robert De Niro, al que solo Debra Messing y Kathrine Narducci consiguen equilibrar, hace frente o incluso salvar.

El dolor ante la doble interpretación protagonista no viene tanto por las similitudes entre los personajes, porque ambos tengan los tics (la sonrisa torcida, el acento) que han hecho del actor nacido en Manhattan un icono tan imitable o por el maquillaje que, en ocasiones, haría emocionarse a Joaquín Reyes. Es porque no hay un motivo claro.

No son gemelos, no son clones, no es una comedia. Uno se queda en la butaca pensando, ¿esto lo han hecho para que De Niro muestre que es un actorazo y no les ha salido bien? ¿O porque Joe Pesci no estaba disponible? ¿O quizás es que De Niro, que ha sido padre hace dos años, necesitaba, como intuía Schrader, dos sueldos para los gastos de su familia?

Bromas aparte, la confusión es genuina. Como confunde un montaje que, pese a sus infinitos cortes, no genera ni la más mínima sensación de tensión o dinamismo, sino un completo hastío. Los que estén viendo Adolescencia en Netflix pueden luego ponerse The Alto Knights y comparar: en la primera, un plano secuencia que atrapa y ofrece ritmo, en la segunda, cientos de saltos que no cuentan nada.

Todo este pastel tiene una guinda: un guion vacío, cuyas coñas basadas en estereotipos ya superados (no por corrección política, ¿eh?, simplemente porque el género está explotadísimo) se repiten y están tiradas sin ganas.

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