Condecorados y sin medios: Ayuso premia la labor de sus agentes forestales en la DANA después de ignorarlos tres semanas

El cuerpo recibe este viernes la Gran Cruz del Dos de Mayo por su labor en las inundaciones de Valencia en un contexto de precariedad, falta de personal y abandono institucional. Reclaman "menos medallas y más hechos" y piden al Gobierno regional que abra la negociación de un nuevo acuerdo para tener más efectivos sobre el terrenoLa Comunidad de Madrid concede la Medalla de Oro a Carvajal, que también será pregonero del Ayuntamiento Este viernes, coincidiendo con la celebración del día de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso entregará la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo a los cuerpos de seguridad y emergencia que participaron en el dispositivo desplegado el pasado mes de octubre en Valencia por la DANA. Entre los homenajeados con la máxima condecoración existente a nivel autonómico se encuentran al menos una decena de grupos profesionales y voluntarios que intervinieron en los trabajos de búsqueda y limpieza durante las inundaciones como el 112, los Bomberos o el Cuerpo de Agentes Forestales.  Ante la catástrofe, todos se volcaron en ayudar. Había una prioridad y era agilizar las labores de rastreo para encontrar a todos los desaparecidos. Cualquier apoyo era necesario. Sin embargo, cuando el Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid ofreció su ayuda, fue denegada por Carlos Novillo, Consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior. “El director general de emergencias nos dijo que no estaba prevista nuestra movilización y que pensáramos en qué podríamos aportar, como si no supiera para qué servimos en una emergencia”, cuenta a este periódico uno de los miembros del cuerpo.  Hicieron falta tres semanas de insistencia y presiones a través de redes sociales para que se les tuviera en cuenta. A pesar de contar con medios materiales y físicos suficientes para aportar en las labores de recuperación tras el desastre, la Comunidad de Madrid no consideró que fueran necesarios hasta que la polémica se hizo pública. “Teníamos todoterrenos, cables para remolcar los coches que estaban atascados en el barro, cosas muy básicas. Además, estamos en forma, podíamos ir a limpiar o ayudar físicamente en cualquier tarea”, señala uno de los agentes forestales implicados.  Algunos decidieron ir por su cuenta con coches y herramientas propias en sus días libres, hasta que, finalmente, consiguieron que contaran con ellos y pudieron desplegar cinco contingentes en la zona afectada, donde llevaron a cabo labores de limpieza y búsqueda con el apoyo de las unidades caninas. Incluso, después de terminar las largas jornadas de trabajo, se acercaban a las casas para limpiar lodo: “Lo hicimos por vocación, a riesgo propio, pero sentimos que era nuestra obligación”. Durante su estancia en la Comunidad Valenciana fueron de ayuda para muchas personas, una contribución que -consideran- podría haber sido mucho mayor si la presidenta autonómica les hubiera enviado antes.  Más de medio año después reciben esta condecoración con halago, pero no les resulta suficiente. Lo que ocurrió durante la gestión de la dana solo fue la punta del iceberg del maltrato institucional que sienten desde hace años los agentes forestales de la región. “Nos halaga la medalla, claro. Pero lo que de verdad necesitamos es algo mucho más importante: que se reconozca nuestra labor y se dignifiquen nuestras condiciones”, explican desde el cuerpo.  Una mezcla de falta de personal, precariedad en cuanto a medios, problemas estructurales y una profunda desmotivación lleva creciendo en el seno del cuerpo desde hace varios años. La entrega de la medalla ha sido el detonante para verbalizar lo que consideran “una situación insostenible”.  Desde el cuerpo explican que la precarización de su sector no es algo nuevo. En tiempos de Esperanza Aguirre tuvieron que luchar contra las decisiones institucionales que ponían en peligro el desempeño de su labor. En aquel momento, el Gobierno de la Comunidad trató de impedir el acceso de los agentes a fincas privadas, un intento que desató movilizaciones, encierros y manifestaciones. “Fue el Tribunal Constitucional el que nos dio la razón, reconociendo nuestras competencias policiales. Eso supuso un salto enorme en uniformidad, medios y condiciones laborales”, indica uno de los miembros del cuerpo. Los agentes forestales cuentan con una gran lucha a sus espaldas por recibir el reconocimiento que merecen. Sin embargo, durante la última década, todos estos avances se han detenido en el tiempo. “Parece que nos quieren dejar morir”, aseguran. 

May 2, 2025 - 05:28
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Condecorados y sin medios: Ayuso premia la labor de sus agentes forestales en la DANA después de ignorarlos tres semanas

Condecorados y sin medios: Ayuso premia la labor de sus agentes forestales en la DANA después de ignorarlos tres semanas

El cuerpo recibe este viernes la Gran Cruz del Dos de Mayo por su labor en las inundaciones de Valencia en un contexto de precariedad, falta de personal y abandono institucional. Reclaman "menos medallas y más hechos" y piden al Gobierno regional que abra la negociación de un nuevo acuerdo para tener más efectivos sobre el terreno

La Comunidad de Madrid concede la Medalla de Oro a Carvajal, que también será pregonero del Ayuntamiento

Este viernes, coincidiendo con la celebración del día de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso entregará la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo a los cuerpos de seguridad y emergencia que participaron en el dispositivo desplegado el pasado mes de octubre en Valencia por la DANA. Entre los homenajeados con la máxima condecoración existente a nivel autonómico se encuentran al menos una decena de grupos profesionales y voluntarios que intervinieron en los trabajos de búsqueda y limpieza durante las inundaciones como el 112, los Bomberos o el Cuerpo de Agentes Forestales. 

Ante la catástrofe, todos se volcaron en ayudar. Había una prioridad y era agilizar las labores de rastreo para encontrar a todos los desaparecidos. Cualquier apoyo era necesario. Sin embargo, cuando el Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid ofreció su ayuda, fue denegada por Carlos Novillo, Consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior. “El director general de emergencias nos dijo que no estaba prevista nuestra movilización y que pensáramos en qué podríamos aportar, como si no supiera para qué servimos en una emergencia”, cuenta a este periódico uno de los miembros del cuerpo. 

Hicieron falta tres semanas de insistencia y presiones a través de redes sociales para que se les tuviera en cuenta. A pesar de contar con medios materiales y físicos suficientes para aportar en las labores de recuperación tras el desastre, la Comunidad de Madrid no consideró que fueran necesarios hasta que la polémica se hizo pública. “Teníamos todoterrenos, cables para remolcar los coches que estaban atascados en el barro, cosas muy básicas. Además, estamos en forma, podíamos ir a limpiar o ayudar físicamente en cualquier tarea”, señala uno de los agentes forestales implicados. 

Algunos decidieron ir por su cuenta con coches y herramientas propias en sus días libres, hasta que, finalmente, consiguieron que contaran con ellos y pudieron desplegar cinco contingentes en la zona afectada, donde llevaron a cabo labores de limpieza y búsqueda con el apoyo de las unidades caninas. Incluso, después de terminar las largas jornadas de trabajo, se acercaban a las casas para limpiar lodo: “Lo hicimos por vocación, a riesgo propio, pero sentimos que era nuestra obligación”. Durante su estancia en la Comunidad Valenciana fueron de ayuda para muchas personas, una contribución que -consideran- podría haber sido mucho mayor si la presidenta autonómica les hubiera enviado antes. 

Más de medio año después reciben esta condecoración con halago, pero no les resulta suficiente. Lo que ocurrió durante la gestión de la dana solo fue la punta del iceberg del maltrato institucional que sienten desde hace años los agentes forestales de la región. “Nos halaga la medalla, claro. Pero lo que de verdad necesitamos es algo mucho más importante: que se reconozca nuestra labor y se dignifiquen nuestras condiciones”, explican desde el cuerpo. 

Una mezcla de falta de personal, precariedad en cuanto a medios, problemas estructurales y una profunda desmotivación lleva creciendo en el seno del cuerpo desde hace varios años. La entrega de la medalla ha sido el detonante para verbalizar lo que consideran “una situación insostenible”. 

Desde el cuerpo explican que la precarización de su sector no es algo nuevo. En tiempos de Esperanza Aguirre tuvieron que luchar contra las decisiones institucionales que ponían en peligro el desempeño de su labor. En aquel momento, el Gobierno de la Comunidad trató de impedir el acceso de los agentes a fincas privadas, un intento que desató movilizaciones, encierros y manifestaciones. “Fue el Tribunal Constitucional el que nos dio la razón, reconociendo nuestras competencias policiales. Eso supuso un salto enorme en uniformidad, medios y condiciones laborales”, indica uno de los miembros del cuerpo. Los agentes forestales cuentan con una gran lucha a sus espaldas por recibir el reconocimiento que merecen. Sin embargo, durante la última década, todos estos avances se han detenido en el tiempo. “Parece que nos quieren dejar morir”, aseguran. 

Agentes forestales marcando árboles con un hacha

Los ejemplos del abandono que sufren son infinitos, desde la creciente burocracia para solicitar cualquier herramienta necesaria hasta la falta de medios materiales básicos. “Nos han prohibido utilizar hachas para marcar árboles, siendo una herramienta histórica del forestal -¡Está hasta en nuestro escudo!-. Y ya ni hablar de motosierras: compañeros han tenido que cortar árboles caídos con serruchos tras inundaciones o durante la nevada de Filomena”, relata un agente. Los recortes van en aumento en cuestiones tan básicas como estas y lo único que reciben por parte de la administración son excusas. “Solo queremos que nos dejen trabajar”, aclara.

Un cuerpo con funciones clave y sin recursos

El Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid depende directamente del Gobierno autonómico. En la actualidad está compuesto por unos 281 efectivos, aunque según el último acuerdo firmado en 2021, deberían ser 453. Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior indican a Somos Madrid que “se ha producido un incremento con respecto al inicio del período del acuerdo del 27,57%”. Además, aseguran que “una vez se completen los procesos selectivos en marcha y los que se convoquen a estos efectos, el número de efectivos será de 453 agentes forestales”, tal y como estipula el convenio vigente, lo que supondría un incremento del 70% en los efectivos del cuerpo.

Sin embargo, esta ampliación de la plantilla llegará fuera del plazo acordado. Según aseveran desde la Consejería, antes de que termine 2025 se incorporarán 91 nuevos agentes, alcanzando los 372 efectivos, una cifra muy inferior a la que el acuerdo estipula. “El acuerdo caduca este año. Apenas se ha empezado a ejecutar. Hay un proceso selectivo abierto para 90 plazas, pero no creemos que se finalice en 2025. Y aun así, seguiríamos por debajo del objetivo”, señalan desde el cuerpo. 

La falta de personal no es el único aspecto que preocupa a los agentes. Su labor se divide en tres grandes bloques: funciones policiales, tareas técnicas y actuación en emergencias, especialmente incendios forestales. Muy pronto comenzará la campaña de verano, en la que los agentes cumplen con dos tareas clave, la extinción, junto a los bomberos, y la investigación. Esta última es esencial para conocer las circunstancias en las que se produce el fuego. En Madrid, prácticamente el 100% de los fuegos forestales son investigados por los agentes forestales. Sin embargo, este año, por primera vez, no contarán con Brigadas de Investigación. 

También actúan en otras emergencias, como inundaciones o, por poner un ejemplo mucho más cercano en el tiempo, en situaciones como el apagón que tuvo lugar este lunes. Se activó el nivel 3 de emergencia, pero solo se les movilizó dentro de sus comarcas. “A algunos compañeros les ordenaron llevar gasolina para generadores en residencias de ancianos, pero la mayoría tuvo que quedarse esperando en la oficina. Estuvimos infrautilizados”, desvela un miembro del cuerpo. 

La falta de interés por parte de las instituciones también se refleja en la escasez de medios. Una de las grandes denuncias del cuerpo es la precariedad de sus infraestructuras. Muchas oficinas comarcales están en edificios antiguos cedidos por los ayuntamientos de los municipios y no cuentan con las condiciones básicas. Algunas no tienen ni agua potable o presentan riesgo de derrumbe. “Estamos en casas de pueblo de más de un siglo de antigüedad, con humedades y sin espacio. No parecen oficinas”, denuncian. 

Pancartas de protesta colgadas en las oficinas comarcales

Debido a las pequeñas dimensiones de las “oficinas”, hay compañeros que tienen que hacer la guardia desde casa porque no caben dos personas, ya que algunas tienen solo una cama. Esta situación ralentiza la gestión de cualquier emergencia: “Si vives a media hora, el operativo se retrasa. No tiene sentido. Y además no se cobran dietas porque no estás físicamente en el puesto de trabajo”. De hecho, la normativa obliga a trabajar en pareja por seguridad, pero la falta de personal y el estado de las oficinas lo impide.

La Comunidad de Madrid se comprometió en el acuerdo vigente a redactar un Plan de mejora de Oficinas Comarcales, pero nunca se llegó a poner en marcha. Tampoco se ha actualizado la estructura jerárquica del cuerpo, donde se superponen mandos técnicos y operativos sin una delimitación clara de funciones.

Lo mismo ocurre con la profesionalización y especialización del cuerpo. Actualmente, los agentes pueden estar destinados a comarcas o a unidades especializadas. Sin embargo, la única unidad especializada real que existe es la Brigada de Investigación de Incendios. Hay dos brigadas, Este y Oeste. En la Este no hay ninguna persona asignada, y en la Oeste solo hay dos personas que, además, están cerca de la edad de jubilación.

También hay otros grupos como el de trabajos en altura o la unidad canina, pero no están reglamentados oficialmente. Son iniciativas que han surgido por el voluntarismo de los compañeros. Por ejemplo, quienes se encargan de los perros no reciben ningún plus, solo les pagan el pienso, pero no tienen ni vehículos adaptados para transportar animales. “No hay una estructura profesional ni los recursos adecuados. Por eso, reclamamos una mayor profesionalización”, destacan. 

Unidad canina del Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid

Los forestales también reprochan el cierre de los espacios de interlocución. “Antes existían mesas técnicas para decidir sobre materiales o mejoras. Ahora nos llegan cosas inútiles, decididas desde un despacho”. Quizás el ejemplo más evidente de ello es lo que les tocó vivir por unas simples cremas solares. Los 281 agentes forestales de la Comunidad de Madrid tuvieron que desplazarse hasta Tres Cantos para recoger una crema solar, un repelente de mosquitos y unas mascarillas, que además, estaban caducadas, invirtiendo horas de su jornada laboral y litros de combustible innecesariamente. La situación se ha repetido en varias ocasiones. 

“Estamos recorriendo cientos de kilómetros para firmar que hemos recibido un bote de crema. Es absurdo”, critican. Además, han pedido en numerosas ocasiones un cambio en la marca de la protección solar porque “contenía sustancias perjudiciales para la salud” y no ha sido hasta este año que el área de logística de Jefatura ha decidido proporcionarles una mejor. 

La deriva de una plantilla bajo mínimos

Acceder al cuerpo no es fácil. Las oposiciones se alargan durante años y las dificultades para acceder están provocando que mucha gente con vocación se marche a otras comunidades. A esto se suma otro factor: una plantilla envejecida. La media de edad ronda los 50 años, y con la jubilación anticipada a los 60 ya aprobada a nivel estatal -aunque sin aplicación aún en Madrid-, se prevé una ola de bajas en pocos años. “Este verano iremos a la campaña de incendios con la mitad de los efectivos que deberíamos”, señalan. 

Esta situación ya ha sido denunciada por los sindicatos, en concreto por CSIF, que es actualmente el grupo sindical mayoritario en el Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad. Desde CSIF exigen un nuevo acuerdo para estos funcionarios, así como la incorporación urgente de los efectivos prometidos para 2025. Desde la Consejería indican que “se están formando grupos de trabajo a través de la jefatura del Cuerpo para ir avanzando en el nuevo marco junto a las organizaciones sindicales” y, además, “ya están en marcha las bases para las próximas convocatorias de empleo público”.

Los agentes consideran que, de efectuarse, el aumento de la plantilla llega tarde. La falta de efectivos ha supuesto que en la campaña Infoma 2024 fuera habitual llevar a cabo guardias de 24 horas en solitario, así como tener comarcas enteras descubiertas, miles de hectáreas de montes y espacios naturales protegidos sin agentes de guardia ni de investigación de las causas que provocan los incendios. 

El día que se produjo el gran incendio forestal de Loeches había una única agente de servicio, sola y de guardia de 24 horas

Según explican desde CSIF, “el día que se produjo el gran incendio forestal de Loeches había una única agente de servicio, sola y de guardia de 24 horas”. La forestal se encuentra en la Comarca 7-Este que está compuesta por 23 términos municipales y 108.097 hectáreas. “En la situación actual, resulta muy complicada e incluso peligrosa, tanto física como jurídicamente, la intervención de los agentes forestales en la extinción e investigación de incendios”, apuntan desde el sindicato. 

En este contexto, el próximo viernes la presidenta de la Comunidad hará entrega al cuerpo de la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo. La condecoración llega en un momento de abandono operativo y desmantelamiento. Los agentes forestales reciben el gesto con respeto, pero piden ser escuchados: “Preferiríamos tener un compañero de patrulla, una Comarca Forestal cubierta, una oficina adecuada y decente, una gestión eficaz, antes que todas las medallas del mundo”. 

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