Cómo una noche de cuentos bajo la lluvia dio origen a Frankenstein
Un concurso literario entre amigos promovió la obra de terror de Mary ShelleyMás allá de 'Frankenstein': redescubre a Mary Shelley a través de cuentos y novelas de apocalipsis pandémico El 11 de marzo de 1818 se publicó por primera vez una novela que cautivaría a los lectores del género gótico y de terror, un personaje que ha traspasado generaciones y sigue causando la misma impresión gracias a que el cine lo encumbró. Hablamos de Frankenstein, un clásico literario al que dio vida Mary Shelley, cuyo nombre, sin embargo, no apareció en la primera edición. Una historia que nació sin ninguna pretensión más allá de entretener a sus amigos en uno de los veranos más fríos del siglo XIX. El origen de Frankenstein: un reto de Lord Byron a sus amigos Corría el año 1816, el que también se conoce como en el que no se dio el verano, con unas oleadas de frío que dieron pie a una de las hambrunas más grandes de las que se tienen registro. Dos erupciones volcánicas, una en Indonesia y otra en Filipinas, hicieron que las temperaturas descendieran a niveles que no se conocían, y esto dejaría no solo su huella en eso, sino también en la literatura. Y es que, con las frías temperaturas, Lord Byron invitó a un grupo de amigos a que pasara un tiempo con él en una villa a las orillas del lago Lemán en Suiza, llamada Villa Diodati, y que se ha conservado en gran estado. Entre esas personas se encontraba Mary Shelley, entonces llamada todavía Mary Godwin, y que acompañaba a su amante, el poeta Percy B. Shelley, quien más tarde se convertiría en su marido y padre de sus hijos. Una página del manuscrito de 'Frankenstein' de Mary Shelley En una de las veladas en la villa, Lord Byron propuso a sus amigos hacer un concurso literario de historias de terror, en el que cada uno de ellos escribiera un relato, tras haber pasado varias noches contando narraciones de fantasmas, que estaban siendo el principal entretenimiento gracias a unos libros que habían encontrado en la vivienda. Ese concurso daría pie a dos historias que vertebrarían el género de terror en la literatura, y más tarde en el cine. Pues John Polidori escribiría El vampiro en el que un aristócrata atraía a sus víctimas y les quitaba la sangre, que sería el germen que daría luego a Drácula, de Bram Stoker, y de este nació también Frankenstein, de la pluma de la entonces Mary Godwin. Frankenstein: Mary Shelley y su preocupación por la vida y la muerte Mary contaba por entonces con tan solo 18 años y no tenía pretensión de hacer una carrera en la literatura, pero creó una historia que es todo un clásico de la literatura y uno de los máximos exponentes del género gótico. Aquejada por unas pesadillas recurrentes en las que veía a un personaje moverse de forma extraña y surgido de la muerte, lo plasmaría en su relato. En su historia, que más tarde se convirtió en novela, Mary Shelley plasmó sus reflexiones y preocupaciones sobre la vida y la muerte, así como también la complicada relación que se daba entonces entre los experimentos científicos y la moralidad de la época. De hecho, ella se basaría en los conocidos ‘experimentos galvanianos’ y que consistía en mover las extremidades de una rana fallecida a través de descargas eléctricas tras generar convulsiones musculares. Así, en 1818 se publicó Frankenstein o el moderno Prometeo, en una primera edición que no llevó el nombre de la escritora, que acabaría revisando su relato hasta dar con la versión definitiva que conocemos hoy en día en 1831, en la que se pudo apreciar la mayor preocupación que había ganado la muerte en la vida de Mary Shelley tras haber perdido dos de sus hijos por infecciones y a su marido en un naufragio. Más tarde, Shelley publicaría obras como Proserpina o El último hombre, aunque ninguna de ellas llegaría al éxito que tuvo Frankenstein, su opera prima, y moriría en 1851 debido a un tumor cerebral cuidada p

Un concurso literario entre amigos promovió la obra de terror de Mary Shelley
Más allá de 'Frankenstein': redescubre a Mary Shelley a través de cuentos y novelas de apocalipsis pandémico
El 11 de marzo de 1818 se publicó por primera vez una novela que cautivaría a los lectores del género gótico y de terror, un personaje que ha traspasado generaciones y sigue causando la misma impresión gracias a que el cine lo encumbró. Hablamos de Frankenstein, un clásico literario al que dio vida Mary Shelley, cuyo nombre, sin embargo, no apareció en la primera edición. Una historia que nació sin ninguna pretensión más allá de entretener a sus amigos en uno de los veranos más fríos del siglo XIX.
El origen de Frankenstein: un reto de Lord Byron a sus amigos
Corría el año 1816, el que también se conoce como en el que no se dio el verano, con unas oleadas de frío que dieron pie a una de las hambrunas más grandes de las que se tienen registro. Dos erupciones volcánicas, una en Indonesia y otra en Filipinas, hicieron que las temperaturas descendieran a niveles que no se conocían, y esto dejaría no solo su huella en eso, sino también en la literatura.
Y es que, con las frías temperaturas, Lord Byron invitó a un grupo de amigos a que pasara un tiempo con él en una villa a las orillas del lago Lemán en Suiza, llamada Villa Diodati, y que se ha conservado en gran estado. Entre esas personas se encontraba Mary Shelley, entonces llamada todavía Mary Godwin, y que acompañaba a su amante, el poeta Percy B. Shelley, quien más tarde se convertiría en su marido y padre de sus hijos.
En una de las veladas en la villa, Lord Byron propuso a sus amigos hacer un concurso literario de historias de terror, en el que cada uno de ellos escribiera un relato, tras haber pasado varias noches contando narraciones de fantasmas, que estaban siendo el principal entretenimiento gracias a unos libros que habían encontrado en la vivienda.
Ese concurso daría pie a dos historias que vertebrarían el género de terror en la literatura, y más tarde en el cine. Pues John Polidori escribiría El vampiro en el que un aristócrata atraía a sus víctimas y les quitaba la sangre, que sería el germen que daría luego a Drácula, de Bram Stoker, y de este nació también Frankenstein, de la pluma de la entonces Mary Godwin.
Frankenstein: Mary Shelley y su preocupación por la vida y la muerte
Mary contaba por entonces con tan solo 18 años y no tenía pretensión de hacer una carrera en la literatura, pero creó una historia que es todo un clásico de la literatura y uno de los máximos exponentes del género gótico. Aquejada por unas pesadillas recurrentes en las que veía a un personaje moverse de forma extraña y surgido de la muerte, lo plasmaría en su relato.
En su historia, que más tarde se convirtió en novela, Mary Shelley plasmó sus reflexiones y preocupaciones sobre la vida y la muerte, así como también la complicada relación que se daba entonces entre los experimentos científicos y la moralidad de la época. De hecho, ella se basaría en los conocidos ‘experimentos galvanianos’ y que consistía en mover las extremidades de una rana fallecida a través de descargas eléctricas tras generar convulsiones musculares.
Así, en 1818 se publicó Frankenstein o el moderno Prometeo, en una primera edición que no llevó el nombre de la escritora, que acabaría revisando su relato hasta dar con la versión definitiva que conocemos hoy en día en 1831, en la que se pudo apreciar la mayor preocupación que había ganado la muerte en la vida de Mary Shelley tras haber perdido dos de sus hijos por infecciones y a su marido en un naufragio.
Más tarde, Shelley publicaría obras como Proserpina o El último hombre, aunque ninguna de ellas llegaría al éxito que tuvo Frankenstein, su opera prima, y moriría en 1851 debido a un tumor cerebral cuidada por el único de sus hijos que sobrevivió, Percy Florence.