Centenario de Rafael Squirru, una figura clave de la cultura argentina

Fue crítico de LA NACION, fundador del Museo de Arte Moderno, ensayista y poeta, y un difusor apasionado del arte latinoamericano

Mar 23, 2025 - 04:46
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Centenario de Rafael Squirru, una figura clave de la cultura argentina

Hoy se cumplen cien años del nacimiento de Rafael Squirru (23/03/1925 – 5/03/2016), fundador del Museo de Arte Moderno en 1956 y su primer director, cuando era poco más que una idea: no tenía ni sede ni cuadros. Crítico de LA NACION, intelectual polifacético, renacentista, escritor y poeta, funcionario público, periodista, descubridor de talentos, promotor cultural, amante del Martín Fierro, traductor de Shakespeare, docente, orador y cultor de la amistad, bien vale recordar su figura.

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“Decir que Rafael fue un brillante crítico de arte es indudablemente cierto pero reductivo”, lo recuerda su hija María Eloisa, autora de su biografía ¡Tan Rafael Squirru! “Fue un intelectual multifacético, campeón de la cultura en todas sus manifestaciones. Sólidamente enraizado en la tradición hispanoamericana y anglosajona (su bilingüismo le permitió la traducción de Hamlet y de La tempestad al castellano), había además asimilado la Biblia (leída de punta a punta varias veces en varias versiones), el Baghavad Gita y el I Ching. Al Martín Fierro lo sabía de memoria y lo citaba en su cotidianidad y en sus escritos. Su extensa biblioteca llegó a contener varios miles de volúmenes en varios idiomas. Amante de la música y del tango, sostenía con su característico tono irreverente que Cambalache debería ser nuestro himno nacional”, continúa.

Su actuación pública marcó la historia del arte argentino. En 1960, durante el gobierno de Arturo Frondizi, fue nombrado director de Relaciones Culturales de la Cancillería y envió las esculturas de Alicia Penalba a la Bienal de São Paulo y los grabados de Antonio Berni a la Bienal de Venecia. Los dos artistas recibieron el primer premio. ”Pueden las modas ir y venir, tanto en Europa como en América, pero la grandeza del alma, que está más allá de cualquier moda, es lo que perdura y hace perdurable la obra del genio”, decía Squirru en alguno de los cincuenta libros que escribió, entre ensayos, poesía, crítica y teatro.Rafael Squirru retratado por Aldo Sessa en 1980

Cuando le decían que era el director de un museo fantasma, él respondía: “Le musée c’est moi [El museo soy yo]”. Su pluma se leyó en estas páginas por más de veinte años. Dejó una definición para el arte de la crítica, que se recoge en su biografía: “Para mí, la crítica, más que de interpretación, se trata de creación. Una creación muy particular que se produce a partir de la obra de otro. Es ser poeta lo que me permite ser crítico. Los críticos de arte a los que más admiro son también grandes artistas, a veces en otros géneros. Ahí lo tenemos a Baudelaire, crítico fenomenal que era además gran poeta [...] Claro que un crítico tiene también que tener ojo”.

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Entre 1963 y 1970 fue director de Cultura de la Organización de Estados Americanos (OEA) con sede en Washington, desde donde siguió promoviendo la cultura latinoamericana. Su hija alienta a tomarlo como un faro: “Inmersos como estamos en la nueva cultura de la no-cultura, recordar a este coloso argentino que dedicó la vida a intentar esclarecer la diferencia entre lo que vale y lo que no, es un deber, un llamado de atención y una invitación a la esperanza. No nos demos por vencidos, como decía Rafael mismo citando a Almafuerte, ni aún vencidos. Especialmente para quienes estamos en el vapuleado mundo de la docencia y de la educación, la figura de Rafael Squirru nos da el aliento necesario para seguir adelante. La consigna, repetía siempre, es no aflojar.”