Alexander Zverev quedó eliminado rápidamente del Masters 1000 de Indian Wells y esta vez no buscó excusas: “Estoy decepcionado”

El alemán había dedicado diversos argumentos extraños para explicar sus fracasos en Buenos Aires, Río de Janeiro y Acapulco, pero en California tampoco dio la talla

Mar 8, 2025 - 19:23
 0
Alexander Zverev quedó eliminado rápidamente del Masters 1000 de Indian Wells y esta vez no buscó excusas: “Estoy decepcionado”

No son buenos tiempos los que transcurre Alexander Zverev. Se mantiene como número dos del mundo, aunque actúa como alguien que estuviera en un puesto mucho más lejano. Muy grande eran las expectativas depositadas en el alemán cuando pisó suelo argentino y brasileño, así como también cuando dejó Sudamérica para continuar su camino en México: fracasó en cada uno de esos abiertos, causando una sensación decepcionante y un alto grado de extrañez en el público, ya que no llegó a disputar siquiera alguna semifinal.

Sin autocrítica, echó culpas a los respectivos ambientes, algo que también generó fastidios. Era el momento de reaparecer en un Masters 1000 como Indian Wells para cambiar la imagen, pero quedó eliminado en su debut, dejando en claro que sus fallas no se deben a cuestiones ajenas y sí a su bajo nivel.

Martín Jaite y sus sueños de kiosquero, el exilio en barco, la tortura local en la Davis y la incredulidad: "Todavía no entiendo cómo fui tenista"

Todo parece haber comenzado con su frustración en la definición del Australian Open, en enero. Al iniciar el recorrido en busca de su primer Grand Slam, brindó una conferencia de prensa que, primero, causó diversión, pero luego lo dejó expuesto. En la misma, apareció Novak Djokovic para hacerle la última pregunta, intentando distenderlo a través de las curiosidades que “Sascha” tiene sobre los interrogantes que brinda el espacio. “Me atrae descifrar lo desconocido. Creemos que sabemos cosas, pero en realidad sabemos muy poco. Aprendemos en el proceso”, respondió con cierta seriedad. “Nole” replicó: “¿Creés que la respuesta para ganar tu primer Grand Slam está en el espacio?”, causó la sonrisa en el alemán y una posterior respuesta que quedaría atada al desempeño final: “La respuesta para ganar un Grand Slam está en que me dejes ganar uno, ja”.

Como si fuera una burla del destino, la semifinal en Australia los enfrentó. Zverev ganó el primer set y se encontró con el choque de manos de Djokovic, que se retiró a causa de una lesión. Estaba en la final y ante, según él, la gran posibilidad. Sin embargo, apareció el italiano Jannik Sinner, hoy suspendido por doping, para triturar toda ilusión.En California estuvo a un game, con saque a favor, de pasar a la siguiente instancia, pero lo superó la situación y terminó perdiendo ante Griekspoor.

Emprendió su viaje a Sudamérica como una novedad grata en su carrera. Primero, para jugar el Argentina Open. Su marcha parecía relajada hasta que apareció Francisco Cerúndolo en cuartos de final para vencerlo en tres sets (3-6, 6-3 y 6-2). Se lo notó fastidioso con la forma en la que se maneja el público argentino ante los rivales de los tenistas locales: los famosos ruidos, por ejemplo, tras una primera falta. Entonces, ante el micrófono, cargó contra ello: “Me encantó Argentina. El único problema es que el público no sabe cómo comportarse durante un partido de tenis y eso es un poco triste, ya que la organización es brillante, el torneo es excelente y la gente que trabaja aquí es increíble, pero el público te lo hace muy difícil si no sos argentino”, argumentó tras perder un duelo que parecía controlado en el inicio.

Por suerte para él, tocaba salir del país y recalar en el Open de Río para, ahora sí, llegar a las instancias finales que su estatus obliga. Avanzó hasta cuartos de final, pero otro argentino le dio otro duro golpe: Francisco Comesaña también le revirtió el partido y lo terminó eliminando mediante un 4-6, 6-3 y 6-4. Clara derrota, nuevamente. Y sin público argentino que lo hostigara. Sin embargo, al llegar a California en estos días, volvió a dedicarles argumentos poco claros a ambas eliminaciones.

“Fue una etapa muy dura en Sudamérica. Estuve enfermo durante dos de las tres semanas, pero quería ir al polvo de ladrillo, jugar ese swing. Había escuchado cosas tan buenas que quería experimentarlas. Buenos Aires fue desafortunado para mí, me intoxiqué con la comida. En Río estaba en una posición ventajosa, pero hacía muchísimo calor y mucha humedad para mí. Las condiciones eran difíciles en general”, declaró. El ATP de Acapulco, en donde cayó en la segunda ronda frente al norteamericano Learner Tien por un contundente 3-6 y 4-6, no fue la excepción: “Muchos jugadores se enfermaron. Después de la primera ronda, sentí que estaba bien, podía llegar lejos. Pero esa noche me golpeó, igual que a otros chicos”.Su adversario, incluso, debió hacer retoques sobre un vendaje que protegía su tobillo derecho tras una torción pasada, pero le terminó revirtiendo la disputa.

Evidentemente, pisar el suelo estadounidense lo inhibió y se dio cuenta de todo lo que viene ocurriendo con su rendimiento. Porque este viernes afrontó su debut ante Tallon Griekspoor, número 43 del mundo, y la volvió a pasar mal: ganó el primero 6-4, gritó fuerte la recuperación del 2-5 en el segundo cuando pasó al frente, pero no confirmó el quiebre y dejó pasar el segundo set en el tie-break por 6-7 (5). Finalmente, volvió a perder un partido en el que tenía todo para ganar: cayó 6-7 (4) en el tercero después de tres horas de juego.

Un torneo de mayor rango, evidentemente, le hizo agachar la cabeza y reconocer su momento: “No puedo sentarme aquí y poner excusas. Al fin y al cabo, simplemente no estoy jugando un buen tenis en este momento. Tan simple como eso. No estoy jugando al nivel que quiero, ni cerca de lo que jugué en Australia. Estoy decepcionado con mi juego”.

Más allá de esa primera autocrítica profunda, en medio del encuentro -cuando las cosas todavía estaban a su favor-, igualmente, se mostró molesto con una zona del estadio que no le permitía desenvolverse con comodidad: la baranda de una de las gradas reflejaba demasiado la luz del sol y, en cierto lado de la cancha, le dificultaba la mirada al frente. La rareza es que a Griekspoor no le sucedió lo mismo. Es más: el neerlandés, que será rival de Argentina en septiembre, por Copa Davis, jugó con alguna molestia en el tobillo derecho tras una torcedura pasada.

Al número dos del mundo no le pasa nada referido a la “hostilidad” de los argentinos, el clima de Brasil ni las intoxicaciones. Zverev, simplemente, no está haciendo pie, le cuesta cerrar partidos prácticamente ganados y, en este inicio de 2025, no logra salir de la frustración y los fracasos.