En la historia de la ciencia y la tecnología pocas rivalidades han sido tan intensas y definitorias como la que protagonizaron Alexander Graham Bell y Elisha Gray. Esta contienda no solo definió quién sería recordado como el inventor del teléfono, sino que también ejemplifica cómo, en ocasiones, el destino de un invento revolucionario puede decidirse por cuestión de horas... o incluso minutos. Corría la década de 1870 y el mundo estaba experimentando una verdadera revolución en las comunicaciones. El telégrafo de Samuel Morse había transformado la forma en que las personas se comunicaban a larga distancia, pero tanto Bell como Gray compartían una visión más ambiciosa: crear un dispositivo capaz de transmitir la voz humana a través de cables eléctricos....
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