Adiós a Vida Jonda: el bar de tapas de Javier Abascal y Javier Vargas cierra sus puertas en abril
Si esta semana dábamos la triste noticia del cierre de Palo Cortao , hoy llega el turno de decir adiós a Vida Jonda. El bar de tapas que nació en la calle Relator en marzo de 2023 de la mano de Javier Abascal y Javier Vargas cerrará definitivamente el próximo 20 de abril, coincidiendo con el Domingo de Resurrección. La noticia llegaba en forma de post en Instagram y ha sorprendido a muchos de sus clientes, que han encontrado en este local un rincón donde el tapeo tradicional sevillano y los guisos de toda la vida se reivindicaban con carácter propio. Pero la decisión no ha sido fácil, y no responde a una falta de clientela o problemas económicos, sino a circunstancias que han ido complicando el día a día del negocio. Según explican sus propietarios, un cambio de propiedad en el local ha supuesto una subida importante del alquiler, lo que ha hecho inviable continuar con las condiciones actuales. A esto se suma otro problema que arrastraban prácticamente desde el inicio: las quejas vecinales que les impedían hacer uso de los veladores, un hándicap significativo en una ciudad donde la vida en la calle es parte del día a día hostelero. «El sitio iba bien, no cerramos por falta de clientes ni por problemas económicos, pero las nuevas condiciones nos estaban afectando demasiado y era momento de hacer un cambio», comenta Javier Vargas. Para Vargas, que ahora se unirá a los proyectos de Javi Abascal como chef ejecutivo de Lalola, Lieva (Fuenteheridos) y otros conceptos en marcha , el cierre de Vida Jonda es un golpe menos duro que el de Plato Jondo, el restaurante que ambos regentaban en Pastor y Landero y que bajó la persiana en 2023. «Desde que cerramos Plato Jondo, mi ilusión estaba en Vida Jonda, pero emocionalmente este cierre no me ha supuesto tanto. No es que no me dé pena, pero era un ejercicio emocional que ya estaba hecho», confiesa. A pesar de la comprensible tristeza de dejar este proyecto atrás, la respuesta de los clientes ha sido un bálsamo para ambos: «Nos ha escrito muchísima gente cuando anunciamos el cierre en Instagram, ahí te das cuenta de que tienes una clientela fiel que valora lo que haces«, explica Vargas. Y añade que «nos quedamos con que hemos hecho un buen trabajo. Hemos dado de comer a precios asequibles demostrando que sigue siendo posible en el centro de Sevilla». Desde su apertura, Vida Jonda fue una declaración de intenciones: recuperar las recetas de los bares de siempre con el sello personal de Abascal y Vargas. La carta, que apenas rondaba una quincena de platos junto a alguna sugerencia del día, giraba en torno a la memoria gastronómica sevillana y a los sabores de la infancia. Entre sus propuestas más reconocidas estaban los «guisos jondos», sello de la casa, así como las pavías de bacalao, croquetas o su mítico serranito«. Además, sus carnes ibéricas a la plancha y sus postres caseros, como la tarta de queso o el arroz con leche, terminaron por consolidarlo como un punto de referencia en la oferta gastronómica del centro de Sevilla. Con su paso a la dirección gastronómica de los proyectos de Abascal, Vargas encara esta nueva etapa con ilusión: «Es un cambio de concepto. Paso de un bar de tapas a una propuesta más gastronómica, menos informal. Afronto el cambio con ganas», afirma. En cuanto al equipo de Vida Jonda, la transición también ha sido pensada con cuidado: «Toda la plantilla se va a repartir entre los otros sitios, así que en ese sentido, todo ha ido bien», asegura. Y aunque este capítulo se cierra, el espíritu jondo no desaparece: «Mantenemos la opción de abrir otro 'proyecto jondo' más adelante», adelantan. Hasta entonces, quienes quieran despedirse de Vida Jonda todavía tienen tiempo. Seguirán abiertos hasta el 20 de abril, dando sus últimas tapas con el mismo sello que los convirtió en un imprescindible del tapeo en la ciudad.
Si esta semana dábamos la triste noticia del cierre de Palo Cortao , hoy llega el turno de decir adiós a Vida Jonda. El bar de tapas que nació en la calle Relator en marzo de 2023 de la mano de Javier Abascal y Javier Vargas cerrará definitivamente el próximo 20 de abril, coincidiendo con el Domingo de Resurrección. La noticia llegaba en forma de post en Instagram y ha sorprendido a muchos de sus clientes, que han encontrado en este local un rincón donde el tapeo tradicional sevillano y los guisos de toda la vida se reivindicaban con carácter propio. Pero la decisión no ha sido fácil, y no responde a una falta de clientela o problemas económicos, sino a circunstancias que han ido complicando el día a día del negocio. Según explican sus propietarios, un cambio de propiedad en el local ha supuesto una subida importante del alquiler, lo que ha hecho inviable continuar con las condiciones actuales. A esto se suma otro problema que arrastraban prácticamente desde el inicio: las quejas vecinales que les impedían hacer uso de los veladores, un hándicap significativo en una ciudad donde la vida en la calle es parte del día a día hostelero. «El sitio iba bien, no cerramos por falta de clientes ni por problemas económicos, pero las nuevas condiciones nos estaban afectando demasiado y era momento de hacer un cambio», comenta Javier Vargas. Para Vargas, que ahora se unirá a los proyectos de Javi Abascal como chef ejecutivo de Lalola, Lieva (Fuenteheridos) y otros conceptos en marcha , el cierre de Vida Jonda es un golpe menos duro que el de Plato Jondo, el restaurante que ambos regentaban en Pastor y Landero y que bajó la persiana en 2023. «Desde que cerramos Plato Jondo, mi ilusión estaba en Vida Jonda, pero emocionalmente este cierre no me ha supuesto tanto. No es que no me dé pena, pero era un ejercicio emocional que ya estaba hecho», confiesa. A pesar de la comprensible tristeza de dejar este proyecto atrás, la respuesta de los clientes ha sido un bálsamo para ambos: «Nos ha escrito muchísima gente cuando anunciamos el cierre en Instagram, ahí te das cuenta de que tienes una clientela fiel que valora lo que haces«, explica Vargas. Y añade que «nos quedamos con que hemos hecho un buen trabajo. Hemos dado de comer a precios asequibles demostrando que sigue siendo posible en el centro de Sevilla». Desde su apertura, Vida Jonda fue una declaración de intenciones: recuperar las recetas de los bares de siempre con el sello personal de Abascal y Vargas. La carta, que apenas rondaba una quincena de platos junto a alguna sugerencia del día, giraba en torno a la memoria gastronómica sevillana y a los sabores de la infancia. Entre sus propuestas más reconocidas estaban los «guisos jondos», sello de la casa, así como las pavías de bacalao, croquetas o su mítico serranito«. Además, sus carnes ibéricas a la plancha y sus postres caseros, como la tarta de queso o el arroz con leche, terminaron por consolidarlo como un punto de referencia en la oferta gastronómica del centro de Sevilla. Con su paso a la dirección gastronómica de los proyectos de Abascal, Vargas encara esta nueva etapa con ilusión: «Es un cambio de concepto. Paso de un bar de tapas a una propuesta más gastronómica, menos informal. Afronto el cambio con ganas», afirma. En cuanto al equipo de Vida Jonda, la transición también ha sido pensada con cuidado: «Toda la plantilla se va a repartir entre los otros sitios, así que en ese sentido, todo ha ido bien», asegura. Y aunque este capítulo se cierra, el espíritu jondo no desaparece: «Mantenemos la opción de abrir otro 'proyecto jondo' más adelante», adelantan. Hasta entonces, quienes quieran despedirse de Vida Jonda todavía tienen tiempo. Seguirán abiertos hasta el 20 de abril, dando sus últimas tapas con el mismo sello que los convirtió en un imprescindible del tapeo en la ciudad.
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