45 años de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente: nos enseñó a amar a los animales y murió en una tragedia con misterio

En los años 70 fue famoso como pocos gracias a sus series sobre la fauna.

Mar 14, 2025 - 07:40
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45 años de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente: nos enseñó a amar a los animales y murió en una tragedia con misterio

Hubo un tiempo en que el prime time televisivo español estaba poblado por lobos, linces, águilas y nutrias. Ni es una metáfora ni era La 2. Para los muy jóvenes seguramente sea una sorpresa, pero sí, en los años 70, en las horas de mayor audiencia televisiva, la primera cadena de TVE daba documentales de la fauna ibérica. La magia estaba en sus imágenes, pero sobre todo en sus palabras, las de Félix Rodríguez de la Fuente, de cuya muerte se cumplen 45 años.

Porque si algo sabía hacer era comunicar. Tenía el don de la palabra. Era un contador de historias y con ellas hechizaba al espectador. Tanto es así que otro popular periodista de aquella España en blanco y negro, Joaquín Soler Serrano, pidió para Félix un puesto en la Real Academia Española por ser "el español de mejor prosodia".

Con Rodríguez de la Fuente, los españoles aprendieron a conocer y valorar la riqueza que atesoran (atesoraban en muchos casos) nuestras montañas y bosques. De su mano, con programas como El hombre y la Tierra, nacieron en España centenares de futuros ecologistas. En 1983, el 70% de los estudiantes de biológicas decían haber elegido esa carrera por la influencia de Rodríguez de la Fuente.

Félix fue muy importante. En su tiempo fue lo que se dice un rostro (y una voz) muy famoso. Según las encuestas que recoge su biógrafo, Miguel Pou, entre 1971 y 1974 en España se le consideró "el personaje más famoso después de Franco". Hablamos de cuando en nuestro país sólo había dos canales y el segundo, el UHF, con dificultad. De modo que todos ponían el mismo canal y sus documentales eran vistos por millones.

Médico estomatólogo, zoólogo y naturalista, muchos le consideran el primer ecologista español. "La Tierra se nos muere y el hombre con él", predijo hace años. "Tenemos la obligación de salvar el planeta", aseguraba.

El médico que nunca ejerció

Nació el 14 de marzo de 1928 en Poza de la Sal (Burgos). Hijo de un notario que no creía en la escolarización temprana, vivió al aire libre, y con ocho años ya tenía amaestrado a un halcón. Estudió entre Vitoria y Burgos, y a los diecisiete años de edad, por consejo de su padre, se trasladó a Valladolid para estudiar Medicina. Allí, de la mano del doctor José Antonio Valverde, comenzó su afición por la biología. Poco a poco fue convirtiéndose en un apasionado naturalista.

Luego, en Madrid, se licenció en medicina y cirugía general. Nunca ejerció. Su pasión ya era otra: los animales. Sin embargo, estudiando Medicina desarrolló una prodigiosa memoria, algo que luego resultó una herramienta fundamental para exhibir sus dotes de orador.

Lo cuenta José Alberto García-Avilés, catedrático de Periodismo en la Universidad Miguel Hernández, de Elche: "Félix se presentó a un examen de Microbiología. El catedrático examinaba oralmente y tenía fama de duro. Le tocó el tema de la fiebre de Malta. El joven estudiante empezó: «Corría el año 1812 cuando una comisión de médicos ingleses se traslada a la isla de Malta. No podía permitir el leopardo inglés que una de las más brillantes perlas que adornaban su diadema imperial...». El catedrático le cortó y le dijo: «No siga, Rodríguez, ¡sobresaliente!»."

Si su pasión era la naturaleza y los animales, su mayor capacidad era la expresión oral, se diría que de sintaxis perfecta. "En sus conferencias y documentales, Félix hablaba con un discurso perfectamente estructurado sin el apoyo de ni una sola nota. Por eso nos enganchaba tanto en televisión", cuenta García-Avilés.

De los halcones a los lobos

¿Cómo tomó forma su pasión? Entró como colaborador en el servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza. Abrió una estación donde albergó una treintena de halcones, convirtiéndose en el halconero mayor de España. En 1964, el Gobierno le encargó capturar dos para regalárselos al rey Saúd de Arabia Saudita. Y hasta allí viajó con las aves para entregárselas. Luego rodaría Señores del espacio, su primer documental. En 1966 consiguió la protección en España del halcón peregrino y de las rapaces nocturnas.

Al tiempo comenzó a dedicarse al estudio y protección del lobo, actividad por la que es especialmente recordado. Félix se empeñó en difundir "la verdad del lobo" para acabar con la mala fama del Canis Lupus. Aquello le costó alguna amenaza de muerte, porque en esa época era un animal acosado, al que se consideraba enemigo de las personas y la ganadería. En aquel tiempo convivió con una manada de lobos en una cárcava de Guadalajara, "hablando" con ellos, hasta conseguir ser su líder.

Escribió artículos para diarios y revistas e inició sus viajes por el extranjero como parte de sus investigaciones naturistas. Era miembro de la Sociedad Española de Ornitología; de la sección Española del Comité Internacional para la Conservación de las Aves; del Internacional Council Bird Preservation; y fundador de ADENA.

Famoso con sólo 3 minutos de televisión

De aquel 1964 es su primera aparición en un programa de Televisión Española. Acudió con un halcón en el puño enguantado. Fuero tres minutos pero al día siguiente media España hablaba del hombre del halcón y de lo bien que se explicaba. A los pocos días se recibieron miles de cartas solicitando nuevas intervenciones suyas en pantalla.

Félix empezó a colaborar en el programa Fin de semana, donde hablaba de caza, pesca, excursionismo y temas relacionados con los animales en general. En 1966 fue el encargado de la clase de zoología del espacio Televisión Escolar. Pasó a ser "el amigo de los animales" y continuó sus colaboraciones en programas como Imágenes para saber (1966) y A toda plana (1967).

En 1966 dirige y presenta la película Alas y garras y al año siguiente TVE le da su propio programa. Se llamó Fauna (luego Vida Salvaje) y fue todo un éxito, llegando a todos los públicos. Le siguió Planeta azul (1970-1974), que le dio reconocimiento internacional, especialmente en el ámbito hispanohablante.

Además de al lobo y a los halcones, Félix se esforzó en proteger al oso ibérico, al lince o a las águilas real e imperial. También trabajó en la preservación de diferentes espacios naturales de la geografía española, como las dunas de El Saler, el parque de Doñana, las Tablas de Daimiel, el Monte de El Pardo o la laguna de Gallocanta.

Al tiempo desarrolló proyectos editoriales, como la coordinación de la Enciclopedia Salvat de la Fauna (1970-73). Eran los tiempos en que los kioskos gozaban de la mejor salud posible. Durante tres años se publicó un fascículo semanal de 24 páginas, vendiendo sólo en España dieciocho millones de volúmenes. Aquella enciclopedia se tradujo luego a catorce idiomas.

El hombre y la Tierra... y su muerte

Su obra magna, la serie El hombre y la Tierra llegó en 1973 y duró hasta 1980. La cita televisiva se iniciaba con aquella hoy mítica sintonía, la que compuso Antón García Abril. Fueron 124 capítulos, la mayoría rodados en España en 35 milímetros, en tres partes: las series ibérica, suramericana y norteamericana.

Rodríguez de la Fuente y su equipo lograron imágenes impactantes que dieron la vuelta al mundo. Muchos recuerdan aún hoy la caza de un muflón por un águila real o la caza de diversos animales por parte de las manadas de lobos de las que Félix era el jefe. Sí, hay que decirlo, utilizó muchas veces animales troquelados, que es como se llama a los que están acostumbrados a la presencia humana. Seguramente, el fin justificaba los medios, porque, además, los animales no sufrían ningún tipo de daño.

Murió en accidente aéreo el 14 de marzo de 1980, el mismo día de su 52 cumpleaños, cuando rodaba uno de los capítulos de la serie norteamericana de El hombre y la Tierra. Fue en Kodikke, en Alaska, donde iba a filmar la Iditarod Trail Sled Dog Race, la carrera de trineo con perros más importante del mundo. Cuentan que an tes de coger aquella avioneta que luego se estrellaría, dijo: "Qué lugar más hermoso para morir".