E
nrique Cerezo, presidente del
Atlético, dijo el domingo una cosa que no podemos más que suscribir. De las tropecientas repeticiones que hemos visto del penalti chutado por
Julián Álvarez en la tanda contra el
Madrid, solo en la que sirvió la UEFA, 24 horas después del encuentro, se ve claramente cómo la ‘Araña’ toca el balón con los dos pies de forma prácticamente simultánea. En esa imagen, curiosamente en un plano general muy borroso, nada nítido, sí se observa el doble toque. Muy parecido, por cierto, al tanto de penalti de
Messi en la final del Mundial donde el VAR no intervino. Pero, como dice
Cerezo, en el resto de imágenes, en plano corto, medio o largo, desde tribuna, desde detrás de la portería o desde el césped, en grabaciones de la transmisión oficial o de aficionados desde la grada, no se puede poner la mano en el fuego por el doble toque de
Julián. Tanto es así que uno puede llegar a plantearse algo tremebundo: la remota posibilidad que la UEFA hubiera podido modificar la imagen para intentar zanjar el debate del error de la tropelía que perpetró en unos octavos de final de la Champions. Hay otras imágenes que la organización que clama por el ‘Respect’ parece que no ha visto, ni quiere ver, ni verá. Son los gestos antideportivos, en la celebración del Madrid, de sus jugadores hacia la afición del Atlético. Que
Vinicius les mostrase el 15 a 0 en Champions era de esperar. Que
Vinicius les mandase “a casa, a casa”, también. Que el impecable
Mbappé se cogiera el rabo para provocarles, era impensable. Que
Rüdiger les hiciera el gesto de degollarles, merece sanción. ¿Qué hará la UEFA? Nada. El ‘Respect’ es solo un eslogan que
Ceferin se pasa por donde
Mbappé.Seguir leyendo...]]>