Venta de acciones y una herencia: la Audiencia de Córdoba juzga a un notario y dos empresarios por estafa y falsedad
Una herencia sin resolver, una venta de acciones de una constructora por parte de uno de los tres herederos contra otros dos y el papel del notario 'de cabecera' de la familia en medio son las claves de la trama de un caso que tras tres sobreseimientos (se remonta a 2013) se ha juzgado este jueves en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba. La Fiscalía pide para dos empresarios acusados en el caso un año y nueve meses de prisión y cuatro años para el fedatario público por delitos de estafa consumado y de falsedad dolosa . La causa judicial abierta por un Juzgado de Instrucción en 2014 parte de la cita en una Notaría el 10 de mayo de 2013 de una mujer viuda de 78 años -sin conocimiento empresarial- junto a uno de sus hijos que tenía un poder notarial para actuar en su nombre y que han acordado vender unas acciones de una empresa constructora propiedad de su marido fallecido sin que, a juicio del fiscal, se hubieran liquidado los bienes gananciales de la herencia. Es decir, sin que constara que las acciones eran solamente de esta señora viuda y no de sus tres hijos. El abogado de la acusación particular, Fernando Llagas , en sus conclusiones definitivas ha recordado que la familia de uno de los acusados (el compador de las acciones) tenía «una manifiesta e intensa relación con esa Notaría». Hasta este lugar se dirigió este otro acusado junto a su madre que « i ncluso malvendiendo patrimonio en contra suya» orquestó esta venta de acciones de la empresa de su padre sin contar con sus dos hermanos porque aún no se había resuelto la herencia ni la sociedad de gananciales de sus padres. La operación se llevó a cabo, a juicio de las acusaciones, sin que el notario se cerciorara de que las acciones no constaban a nombre de esta viuda por lo que su hijo -en su nombre- no las podía vender a un tercero, es decir, a juicio de la acusación particular, la estafa tuvo como « auxilio imprescindible » al notario. El comprador de esas acciones -que ya era socio de la constructora pero con menor participación- era a su vez administrador único de esta empresa y fue el que aseguró en la Notaría llevando un 'excel' de los socios que el resto de las acciones eran de la señora viuda y por lo tanto podría venderlas a través de su hijo y él, por tanto comprarlas y hacerse con la compañía -de la que posteriormente cobraría un sueldo- como ha explicado el letrado de la acusación particular al tribunal. A preguntas del fiscal, este empresario comprador de las acciones y administrador único de la empresa ha declarado que «si hubiera sabido que el certificado en el que rezaba que las acciones eran de la señora viuda no era cierto no los hubiera llevado a la compra». A la pregunta directa de la fiscal de si no le dijo nada el hijo de esa mujer viuda -que es el otro empresario acusado - respecto a que las acciones no eran suyas sino de los hermanos también, la respuesta de este encartado fue que no lo sabía. Por su parte, el hijo de la viuda que efectuó la venta de esas acciones por debajo del valor que le correspondía respondió a preguntas de su abogado, negándose a hacerlo al resto de las partes , que él desconocía el interés de su madre, que ella no le entregó ninguna cantidad de la compraventa de acciones de la constructora porque ella «era muy suya y hacía las cosas a su manera. Me hizo un poder para actuar en su nombre». El notario que dio fe de la transacción ha declarado defendiendo que fue él quien redactó el escrito y firmó la compraventa y el certificado de la titularidad de las acciones que se firmó con la escritura en ese acto . En este sentido, este fedatario público ha explicado que «las escrituras de la sociedad constructora databan del año 1977 pero no la aportaron en ese momento pero, en cualquier caso, desde entonces los socios y los movimientos han podido cambiar muchas veces de titularidad por lo que la única forma que tenemos los notarios de asegurarnos es que aparezca en el libro de socios y que rece de quién es socio; no hay otra forma». Este notario acusado de delito de estafa y falsedad ha recordado a preguntas del fiscal que «las transmisiones de acciones no se recogen el registro mercantil por lo que no tenía otra fórmula para saber de quien son las acciones que la información que aporta el administrador del libro de registro en el momento de la compraventa en la Notaría».
Una herencia sin resolver, una venta de acciones de una constructora por parte de uno de los tres herederos contra otros dos y el papel del notario 'de cabecera' de la familia en medio son las claves de la trama de un caso que tras tres sobreseimientos (se remonta a 2013) se ha juzgado este jueves en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba. La Fiscalía pide para dos empresarios acusados en el caso un año y nueve meses de prisión y cuatro años para el fedatario público por delitos de estafa consumado y de falsedad dolosa . La causa judicial abierta por un Juzgado de Instrucción en 2014 parte de la cita en una Notaría el 10 de mayo de 2013 de una mujer viuda de 78 años -sin conocimiento empresarial- junto a uno de sus hijos que tenía un poder notarial para actuar en su nombre y que han acordado vender unas acciones de una empresa constructora propiedad de su marido fallecido sin que, a juicio del fiscal, se hubieran liquidado los bienes gananciales de la herencia. Es decir, sin que constara que las acciones eran solamente de esta señora viuda y no de sus tres hijos. El abogado de la acusación particular, Fernando Llagas , en sus conclusiones definitivas ha recordado que la familia de uno de los acusados (el compador de las acciones) tenía «una manifiesta e intensa relación con esa Notaría». Hasta este lugar se dirigió este otro acusado junto a su madre que « i ncluso malvendiendo patrimonio en contra suya» orquestó esta venta de acciones de la empresa de su padre sin contar con sus dos hermanos porque aún no se había resuelto la herencia ni la sociedad de gananciales de sus padres. La operación se llevó a cabo, a juicio de las acusaciones, sin que el notario se cerciorara de que las acciones no constaban a nombre de esta viuda por lo que su hijo -en su nombre- no las podía vender a un tercero, es decir, a juicio de la acusación particular, la estafa tuvo como « auxilio imprescindible » al notario. El comprador de esas acciones -que ya era socio de la constructora pero con menor participación- era a su vez administrador único de esta empresa y fue el que aseguró en la Notaría llevando un 'excel' de los socios que el resto de las acciones eran de la señora viuda y por lo tanto podría venderlas a través de su hijo y él, por tanto comprarlas y hacerse con la compañía -de la que posteriormente cobraría un sueldo- como ha explicado el letrado de la acusación particular al tribunal. A preguntas del fiscal, este empresario comprador de las acciones y administrador único de la empresa ha declarado que «si hubiera sabido que el certificado en el que rezaba que las acciones eran de la señora viuda no era cierto no los hubiera llevado a la compra». A la pregunta directa de la fiscal de si no le dijo nada el hijo de esa mujer viuda -que es el otro empresario acusado - respecto a que las acciones no eran suyas sino de los hermanos también, la respuesta de este encartado fue que no lo sabía. Por su parte, el hijo de la viuda que efectuó la venta de esas acciones por debajo del valor que le correspondía respondió a preguntas de su abogado, negándose a hacerlo al resto de las partes , que él desconocía el interés de su madre, que ella no le entregó ninguna cantidad de la compraventa de acciones de la constructora porque ella «era muy suya y hacía las cosas a su manera. Me hizo un poder para actuar en su nombre». El notario que dio fe de la transacción ha declarado defendiendo que fue él quien redactó el escrito y firmó la compraventa y el certificado de la titularidad de las acciones que se firmó con la escritura en ese acto . En este sentido, este fedatario público ha explicado que «las escrituras de la sociedad constructora databan del año 1977 pero no la aportaron en ese momento pero, en cualquier caso, desde entonces los socios y los movimientos han podido cambiar muchas veces de titularidad por lo que la única forma que tenemos los notarios de asegurarnos es que aparezca en el libro de socios y que rece de quién es socio; no hay otra forma». Este notario acusado de delito de estafa y falsedad ha recordado a preguntas del fiscal que «las transmisiones de acciones no se recogen el registro mercantil por lo que no tenía otra fórmula para saber de quien son las acciones que la información que aporta el administrador del libro de registro en el momento de la compraventa en la Notaría».
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