Una de las frases chulescas de la memoria del franquismo -sobre todo el primer franquismo años cuarenta- es «usted no sabe con quién está hablando». La frase brindaba una doble lectura. Uno. Un incidente con un «adicto» al Régimen podría condenar al ostracismo. El «usted no sabe con quién está hablando» equivalía al «te voy a meter un paquete» o «se te va a caer el pelo». Dos. Convenía ser prudente al expresar determinadas ideas ante un interlocutor desconocido: la locuacidad es temeridad si desconoces con quién estás hablando. Con este gobierno obsesionado por el franquismo cabe advertir de que algunos de aquellos protocolos siguen vigentes. Hará unos quince días Miquel Buch, exconsejero de Interior condenado a cuatro años y...
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