Un bar barcelonés que cobra por horas 'abre el melón' de las prácticas abusivas en las terrazas

La restricción que aplica esta cafetería de la Barceloneta, convertida en un fenómeno viral, se ajusta a la legalidad, pero otras similares no lo hacen

May 10, 2025 - 05:16
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Un bar barcelonés que cobra por horas 'abre el melón' de las prácticas abusivas en las terrazas

 

Una de las actividades con más predicamento en redes sociales consiste en denunciar el mal servicio o los precios abusivos de los locales de restauración. En este sentido, un 'post' de esta índole publicado esta semana en X se ha llevado la palma, alcanzando más de trescientas mil visualizaciones y convirtiéndose en uno de los más virales de los últimos tiempos. ¿A qué se debe tamaña resonancia? Pues al hecho de que, según rezaba la publicación, en la "Barceloneta [en Barcelona], si quieres un café, te lo tienes que tomar en menos de 30 minutos". Y es que, tal y como mostraba la fotografía que acompañaba al texto, un bar de esa zona llamado Perfetto advierte a sus clientes mediante un cartel que allí se paga en función de lo que estos tomen, pero también del tiempo que les lleve hacerlo. 

 

Así, el precio del café con leche es de 1,60 euros. Pero, si el cliente tarda más de treinta minutos en consumirlo, el precio asciende a 2,50. Y, si su permanencia en la terraza supera la hora, terminará pagando 4 euros. La medida desató un alud de protestas por parte de los internautas, pero también de no pocos partidarios. Los primeros, criticaban que la norma resulta desconsiderada con los clientes, a los que se atosiga para que terminen su consumición y, según un usuario, dispensarles un trato análogo al que reciben los automóviles en un "parking por horas". Los segundos, por el contrario, recordaban que las cafeterías—incluida sus terrazas, tan codiciadas— no dejan de ser un negocio, que los clientes rezagados ponen en peligro.

 

Ante la polémica suscitada, el dueño del bar, Massimo, alega que con su medida trata de "concienciar" a los clientes, que deben entender que ocupar durante mucho tiempo una mesa constituye una "falta de respeto" a los demás. Por lo demás, explica que la medida surgió medio en broma, medio en serio, después de que un cliente permaneciese sentado durante casi dos horas ante un único café —lo que originó un conflicto con otro cliente—. Eso sí, precisa que se ha visto obligado a aplicarla en contadas ocasiones, dos o tres a lo sumo.

 

Cobrar los "viajes" a la barra

 

Por otra parte, las formas con las que el propietario responde a las críticas negativas en redes también han levantado quejas. Por ejemplo, una clienta que el año pasado criticó que a partir de las 18.30 el local no ofreciese cafés ni infusiones, apostando por las tapas y las bebidas alcohólicas, recibió la siguiente respuesta: "Es que te hemos visto más cara de alcohólica que de cafetera. La próxima vez, ven con menos sustancias en el cuerpo y seguro que te ofreceremos café". A otra persona que bromeó con la forma de conducir de los italianos —que se tiene por caótica—, el dueño le espetó que resultaba una "pena que no te haya atropellado ninguno de nuestros empleados". Y a una mujer que valoró con una puntuación negativa el servicio de la cafetería, le preguntó si ya no trabajaba en el "local de contactos" donde la había conocido. "Hacías lo que fuese por una buena propina", aseguró.

 

Obviando este extremo, normas parecidas son cada vez más frecuentes en el centro de Barcelona y el entorno de la playa, lugares copados por el turismo. Sin ir más lejos, unos clientes denunciaron en redes el año pasado que, en un bar en el barrio de Gracia, les cobraron 7,50 euros por los quince desplazamientos que el camarero realizó de la barra a la terraza en la que se encontraban —a razón de 50 céntimos el "viaje"—. Ante esta suerte de prácticas, son muchos los que se preguntan si éstas son legales. Y la respuesta de los expertos es que sí, siempre y cuando los propietarios hayan informado previamente de ellas a sus clientes.

 

De todas formas, quedan exceptuados los servicios que se consideran inherentes a este tipo de establecimientos. Así, resulta ilegal que el restaurante cobre por los cubiertos o por el mero hecho de sentarse a una mesa. También lo es que se cobre el agua del grifo —que se considera un derecho del consumidor—, o que no se incluya el precio del IVA en la carta. Finalmente, una práctica arraigada durante la pandemia tampoco cuenta con aval legal: que el local carezca de carta física y se obligue al cliente a usar un código QR.