¿Rezas todos los días? Esto es lo que dice la psicología sobre ti
La relación entre la oración y el bienestar psicológico ha sido objeto de diversos estudios en el campo de la psicología. Investigaciones sugieren que la práctica espiritual de rezar o meditar influye en la salud mental de las personas y que su efecto puede estar determinado por el tipo de apego que estas desarrollan hacia lo divino. En este contexto, la oración puede ser un recurso para afrontar el estrés o, por el contrario, una fuente de frustración si la persona no logra establecer un vínculo seguro con Dios. Según un estudio de 2014 titulado "Oración, apego a Dios y síntomas de trastornos relacionados con la ansiedad entre adultos estadounidenses", el bienestar psicológico de quienes rezan está estrechamente ligado a la relación que mantienen con lo divino. Este vínculo se explica a través del concepto de apego, el cual, según el Instituto Carl Rogers, hace referencia a la conexión emocional que los seres humanos desarrollan con otras personas y que también puede extenderse a la esfera espiritual. Dicho apego se forma en la infancia y moldea la manera en que las personas perciben sus relaciones, incluidas aquellas con Dios. La teoría del apego y su relación con la oración y el bienestar emocional Las personas que establecen un apego seguro con Dios creen que él es una fuente constante de amor y apoyo. Para ellas, la oración representa una vía para fortalecer una conexión significativa con lo divino y confiar en su presencia en momentos de dificultad. Esta confianza genera una sensación de protección y estabilidad emocional, lo que se traduce en un mayor bienestar mental. La teoría del apego, desarrollada por John Bowlby, respalda esta idea al indicar que quienes experimentaron relaciones seguras y afectuosas en la infancia tienden a replicar ese tipo de vínculo en su relación con Dios. Por el contrario, hay quienes desarrollan un apego evitativo o inseguro con lo divino, lo que significa que no confían plenamente en que Dios los apoyará en momentos difíciles. Para estas personas, la oración puede resultar frustrante, ya que sienten que sus intentos de comunicarse con lo divino no son correspondidos. Esta situación puede generar sentimientos de rechazo y desamparo, lo que, en lugar de aliviar el estrés, puede aumentar los síntomas de ansiedad y malestar emocional. Según el portal especializado en psicología PsySon, el vínculo afectivo con Dios no surge de manera aislada, sino que está influenciado por las experiencias de apego formadas en la infancia. Así, los patrones de relación que se establecen con los cuidadores en los primeros años de vida impactan la manera en que las personas perciben y manejan sus relaciones futuras, incluidas aquellas con lo divino. ¿Cómo afectan las oraciones al cerebro humano? Desde una perspectiva neurocientífica, el impacto de la oración en la actividad cerebral también ha sido objeto de estudio. Andrew Newberg, profesor y director de investigación del Instituto Marcus de Salud Integral de la Universidad y Hospital Thomas Jefferson, ha analizado cómo las prácticas espirituales afectan el cerebro humano. Utilizando...
La relación entre la oración y el bienestar psicológico ha sido objeto de diversos estudios en el campo de la psicología. Investigaciones sugieren que la práctica espiritual de rezar o meditar influye en la salud mental de las personas y que su efecto puede estar determinado por el tipo de apego que estas desarrollan hacia lo divino. En este contexto, la oración puede ser un recurso para afrontar el estrés o, por el contrario, una fuente de frustración si la persona no logra establecer un vínculo seguro con Dios. Según un estudio de 2014 titulado "Oración, apego a Dios y síntomas de trastornos relacionados con la ansiedad entre adultos estadounidenses", el bienestar psicológico de quienes rezan está estrechamente ligado a la relación que mantienen con lo divino. Este vínculo se explica a través del concepto de apego, el cual, según el Instituto Carl Rogers, hace referencia a la conexión emocional que los seres humanos desarrollan con otras personas y que también puede extenderse a la esfera espiritual. Dicho apego se forma en la infancia y moldea la manera en que las personas perciben sus relaciones, incluidas aquellas con Dios. La teoría del apego y su relación con la oración y el bienestar emocional Las personas que establecen un apego seguro con Dios creen que él es una fuente constante de amor y apoyo. Para ellas, la oración representa una vía para fortalecer una conexión significativa con lo divino y confiar en su presencia en momentos de dificultad. Esta confianza genera una sensación de protección y estabilidad emocional, lo que se traduce en un mayor bienestar mental. La teoría del apego, desarrollada por John Bowlby, respalda esta idea al indicar que quienes experimentaron relaciones seguras y afectuosas en la infancia tienden a replicar ese tipo de vínculo en su relación con Dios. Por el contrario, hay quienes desarrollan un apego evitativo o inseguro con lo divino, lo que significa que no confían plenamente en que Dios los apoyará en momentos difíciles. Para estas personas, la oración puede resultar frustrante, ya que sienten que sus intentos de comunicarse con lo divino no son correspondidos. Esta situación puede generar sentimientos de rechazo y desamparo, lo que, en lugar de aliviar el estrés, puede aumentar los síntomas de ansiedad y malestar emocional. Según el portal especializado en psicología PsySon, el vínculo afectivo con Dios no surge de manera aislada, sino que está influenciado por las experiencias de apego formadas en la infancia. Así, los patrones de relación que se establecen con los cuidadores en los primeros años de vida impactan la manera en que las personas perciben y manejan sus relaciones futuras, incluidas aquellas con lo divino. ¿Cómo afectan las oraciones al cerebro humano? Desde una perspectiva neurocientífica, el impacto de la oración en la actividad cerebral también ha sido objeto de estudio. Andrew Newberg, profesor y director de investigación del Instituto Marcus de Salud Integral de la Universidad y Hospital Thomas Jefferson, ha analizado cómo las prácticas espirituales afectan el cerebro humano. Utilizando...
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