Qué es el 'inflammaging' y cómo evitarlo para un vientre plano y digestiones más ligeras
El paso del tiempo es inevitable, pero en muchas ocasiones podemos prevenir ciertos hábitos que aceleran el proceso. La alimentación juega un papel fundamental para prevenir afecciones y enfermedades.

Cuando comienza un año nuevo ideamos propósitos para que nuestro día a día sea más saludable. Además, cuando volvemos de un período de fiestas es importante hacer una especie de "détox". Esto incluye llevar una buena alimentación, así lo ha detallado un equipo de nutrición de España. Los malos hábitos no son fáciles de suprimir, ya que muchas veces podemos entrar en una zona de confort y de dejadez, aumentando así el riesgo de padecer ciertas enfermedades, como las cardiopatías, -que de por sí, son más frecuentes en mujeres a partir de los 50-, o la diabetes, entre otras.
Llevar una dieta saludable es esencial para proteger nuestra salud. Cuando no lo hacemos, corremos el riesgo de sufrir lo que se conoce como 'inflammaging'. Es decir, la "inflamación crónica de bajo grado junto con el envejecimiento", aseguran desde el equipo de nutrición de ENEA Clínica. Te contamos en qué consiste exactamente así como las maneras de prevenirlo a través de técnicas que debemos implementar en la alimentación.
¿Qué significa 'inflammaging'?
El alcohol, las frituras, los azúcares y los ultraprocesados llevan al organismo a un estado de inflamación del que es importante salir. Tal y como los expertos, “si lo mantenemos en el tiempo, puede dar lugar a una inflamación crónica de bajo grado que puede ser la antesala de muchas de las enfermedades crónicas no transmisibles de la sociedad actual como la resistencia a la insulina, la diabetes, enfermedades cardiovasculares, dermatitis, síndrome de ovarios poliquísticos, y algunos tipos de cáncer entre otras”.
Esto es lo que se conoce como 'inflammaging', y es que tener malos hábitos alimenticios puede acelerar el envejecimiento. “Comer mal nos inflama y nos hace envejecer. Es por eso que debemos volver cuanto antes a nuestras rutinas y recuperar o instaurar hábitos saludables y una alimentación que nos nutra”, explican los expertos.
¿Cuáles son las causas y consecuencias de la inflamación?
Como hemos comentado anteriormente, tener una mala alimentación es la primera causa de inflamación, que conduce a un envejecimiento prematuro. La Dra. Prscila Siqueira, especialista en Armonización Facial, ha desvelado otros factores que pueden influir en la aparición del 'inflammaging':
- Estrés oxidativo: las especies reactivas de oxígeno (ROS) dañan células y activan procesos inflamatorios.
- Células senescentes: liberan citoquinas inflamatorias y degradan el tejido circundante (SASP).
- Alteración del microbioma: cambios en la flora cutánea incrementan la inflamación y reducen la capacidad regenerativa.
- Daño en el ADN: la acumulación de errores genéticos perpetúa la inflamación.
La experta señala que esta inflamación puede tener un impacto en la armonización facial como consecuencia. Se puede producir una pérdida de elasticidad, ya que la inflamación degrada colágeno y elastina, afectando a la integración de materiales. Asimismo, puede darse un mayor riesgo de afecciones como las granulomas, fibrosis o inflamación persistente.
Se puede producir un deterioro vascular, con alteraciones en la microcirculación que afectan a la regeneración. Finalmente, la inflamación puede generar atrofia del tejido adiposo: "acelera la pérdida de volumen, comprometiendo a la armonía facial", añade. Pero no te preocupes, porque hay maneras de combatir todos estos daños, desde Clínica ENEA destacan algunos trucos.
¿Cómo combatir el 'inflammaging'?
Ahora que hemos vuelto a la rutina, es el momento de recuperar los buenos hábitos o comenzar a probarlos poco a poco. A la hora de recuperar una buena alimentación, la clave nunca está en comer menos. Según los expertos de ENEA Clínica "reducir el contenido de tus platos sólo te llevará al círculo vicioso de restricción – atracón". Por ello, recomiendan llevar a cabo estos 'tips' para un verdadero cambio de hábitos.
- Realiza descansos digestivos
Un ayuno nocturno de mínimo 12 horas, así como no estar continuamente picoteando, ayudará a la limpieza del tubo digestivo y a equilibrar tus niveles de glucosa en sangre. Reduce el número de ingestas y elimina los almuerzos y meriendas durante un tiempo.
- Incorpora hidratos de carbono
Incorpora hidratos de carbono almidonados según tu actividad física diaria. Los especialistas señalan que hay que priorizar los hidratos de carbono de bajo índice glucémico como las legumbres, los cereales integrales y los tubérculos, y eliminar el resto. Además, aconsejan acompañar los hidratos de vegetales, proteínas y grasas siempre.
- Establece un orden
El orden sí que importa: toma primero los vegetales, después las proteínas y grasas, y en último lugar, los hidratos de carbono almidonados.
- Incluye vegetales en tus platos
En la variedad de colores se encuentra la variedad de vitaminas y minerales. Consume alimentos ricos en omega 3, como pescado azul tres veces por semana y semillas de lino molidas y nueces a diario. Tampoco nos podemos olvidar de la hidratación, debes beber suficiente agua, sobre todo fuera de las comidas, y realizar actividad física a diario: "tu mejor aliado es el ejercicio físico", concluyen. De esta manera no solo mejorarás el tránsito intestinal, sino que podrás fortalecer tu musculatura y tonificar el abdomen.
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