¿Puede el machismo causar un comportamiento arriesgado en las apuestas deportivas?

Un atributo que suele hacer tropezar a la gente cuando hace apuestas deportivas es un exceso de confianza en sus propias habilidades. Debido a esta descarada seguridad en sí mismos, los apostantes demasiado confiados pueden inventarse razones que desmienten lo que las estadísticas les dicen sobre cuál será el resultado probable. Debido a esa creencia de que saben más que nadie, este perfil de personas suelen hacer apuestas más audaces y arriesgadas.

Aunque apostar es una forma de entretenimiento, la mayoría de los apostantes se esfuerzan y concentran antes de hacer una apuesta. Comprueban a los operadores, por ejemplo, utilizando un estudio de especialistas en casas de apuestas para encontrar las mejores probabilidades o la mayoría de los mercados. Luego, analizan el evento en sí: estadísticas, motivación de los jugadores y otros factores clave.

También es importante jugar de forma responsable al apostar. Por ejemplo, la confianza puede ser útil, pero solo cuando se equilibra con la lógica y la disciplina. Un ejemplo común se encuentra en las apuestas combinadas, donde de repente una apuesta múltiple de fútbol de 8 veces parece una opción completamente viable. Las apuestas emocionales levantan muchas banderas rojas en términos de precisión, y el machismo, que está ligado a la imagen clásica de ser un «tipo duro» a veces tiene un gran papel en eso.

¿Qué es el machismo?

El machismo es un término que la mayoría de la gente conocerá. Es esencialmente una mentalidad sobre lo que significa ser un hombre. Los rasgos «varoniles» como la valentía, el liderazgo y la confianza entran en la mezcla del machismo, así como la creencia anticuada y misógina de que los hombres toman mejores decisiones que las mujeres.

Aunque el término en sí proviene de América Latina, esta hipermasculinidad existe en todo el mundo. El coraje, la confianza, la fe en uno mismo y la resiliencia no son necesariamente cosas malas, por supuesto. Eso sí, dejarlos descontrolarse hasta el punto de volverse agresivos y nublar la toma de decisiones, puede hacer que rápidamente dejen de ser expresiones saludables de identidad.

Exceso de confianza en las apuestas

Tener una creencia exagerada en la capacidad de hacer predicciones precisas es donde muchos apostadores con machismo pueden fracasar. Esto es simplemente un sesgo cognitivo en el que el exceso de confianza domina la capacidad de ver las cosas objetivamente.

La mentalidad machista de que una persona puede, sin falta, tomar grandes decisiones, significa que cualquier evidencia que sea contradictoria a lo que ha decidido, es algo que no puede ser procesado debido al sesgo.

Dentro de este exceso de confianza, los apostadores suelen subestimar el papel que juega el azar en los resultados deportivos. Un ejemplo sencillo es que un apostador puede poner mucho énfasis en lo que ha sido una secuencia de victorias en casa de un equipo en particular en un enfrentamiento.

Pero su fuerte sesgo no le permitirá ver que, de los dos equipos en cuestión, el equipo local está actualmente fuera de forma, mientras que los visitantes están en plena forma anotadora. Cualquier evidencia contradictoria como esa será aplastada por el machismo.

Otras áreas donde el machismo puede ser un obstáculo

Otra gran área donde el machismo se manifiesta es cuando se juegan apuestas de mayor riesgo. A menudo hay poca precaución en el juego cuando esta energía masculina tan fuerte entra en el chat, ya que, de nuevo, se trata de ser descarado y mostrar una forma de control agresivo sobre una situación.

Así que calcular las apuestas con cautela no es una opción, porque eso es un comportamiento desafiante para su audacia. Pero el machismo no solo puede llevar a realizar apuestas más audaces, superando los límites de un presupuesto, sino que la naturaleza de las propias apuestas tiende a no ser más segura.

Las apuestas más arriesgadas, como apostar por grandes perdedores, abordar mercados volátiles como el resultado correcto en un partido de fútbol o realizar grandes acumulados, son características de las apuestas basadas en el machismo. Pero aunque esto a menudo está plagado de pérdidas, puede que ni siquiera eso esté en el radar de un apostador demasiado confiado.

Minimizar las pérdidas

Si hay una pregunta de por qué los jugadores demasiado confiados siguen repitiendo prácticas de apuestas desfavorables, es por la memoria selectiva. Alguien con mucho machismo es más propenso a minimizar el impacto de las pérdidas y empujarlas a una parte profunda de su cerebro.

Esto se debe a que una persona que tiene una gran confianza en sus habilidades tendrá muy poco en cuenta cualquier tipo de vulnerabilidad, como lo son las pérdidas en las apuestas. En cambio, lo que recordará es aquella ocasión en la que una gran apuesta arriesgada dio sus frutos.

Debido a la memoria selectiva, eso es lo que impulsará su comportamiento futuro, con la creencia y seguridad excesivas de que volverá a suceder. Es un apego obstinado a una narrativa falsa.

Los desafíos

El machismo puede perjudicar las apuestas porque está intrínsecamente entrelazado con el exceso de confianza. Eso solo da una visión muy nublada y algo poco realista de las apuestas, que es lo contrario de lo que se necesita.

Un esfuerzo consciente por reducir la energía masculina dominante y aportar un poco de autoconciencia puede ser un paso en la dirección correcta para superar el sesgo cognitivo, así como aceptar la vulnerabilidad y ser realista sobre los riesgos y fracasos de las apuestas.

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