Por qué los inversores deberían preocuparse por Trump y el embargo

La expresión de moda podría convertirse en un arma de las guerras presupuestarias

Feb 28, 2025 - 19:27
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Por qué los inversores deberían preocuparse por Trump y el embargo

Cuando Donald Trump ganó las elecciones estadounidenses el año pasado, una consultora llamada Penta comenzó a rastrear las políticas que importan. "Cuando hay abundancia de información, a menudo hay pobreza de atención", afirma en FT Kevin Madden, experto en estrategia de Penta. "El reto para los líderes corporativos es saber priorizar".

Totalmente cierto. Esta semana se ha producido un torbellino de anuncios: un presunto arancel del 25% sobre Europa; un intolerable acuerdo de explotación de minerales con Ucrania; amenaza de despidos a los empleados federales.

Esto es un reflejo de la estrategia deliberada del equipo de Trump de "inundar la zona" con noticias llamativas para desestabilizar a los oponentes. Los inversores deben preguntarse qué hay detrás de este torbellino de distracciones, porque parece algo demasiado aburrido o complejo para copar titulares.

Hablemos del tema del "embargo". Este término describe qué ocurre cuando un presidente se niega a gastar el dinero autorizado por el Congreso para varios planes y en su lugar lo retiene o lo "embarga".

Hasta hace no mucho, muy pocos políticos, inversores o votantes se preocupaban por esto. Como señala Julian Zelizer, historiador de Princeton, la práctica ha sido utilizada antes, desde Thomas Jefferson a Harry Truman o John Kennedy han embargado pequeñas partidas de gasto militar. Pero cuando Richard Nixon dimitió, se aprobó una ley para prohibir el embargo. Desde entonces, el Congreso ha ejercido el poder fiscal.

Trump afirmó el año pasado que no aceptaría la ley de 1974. Cuando su equipo Doge de recorte de costes comenzó su embestida de revisión del gasto en enero, la Casa Blanca probó el "embargo" congelando algunos flujos de financiación.

Esto fue anulado en parte por los tribunales. Pero en marzo el asunto podría volver a mayor escala, provocando una batalla constitucional o una sacudida del mercado.

La razón está en el proceso del presupuesto fiscal de 2025 y 2026. Esta semana, Mike Johnson, presidente de la cámara de representantes, aprobó una resolución presupuestaria que prevé un gasto masivo y recortes fiscales.

Sobre el papel, parece un milagro político. Después de todo, Johnson tiene una mayoría muy fina, los demócratas en el congreso están rechazando casi todo lo que quiere Trump, y los republicanos están divididos entre los tecno-libertarios (como Elon Musk), los populistas de Maga (como Steve Bannon) y los conservadores a la vieja usanza.

En realidad, el "triunfo" de Johnson fue más de estilo que de sustancia, dado que los detalles del presupuesto deben acordarse antes del 14 de marzo. Algo extremadamente difícil, si no imposible.

A pesar de las excentricidades de Doge para llamar la atención, el equipo solo ha encontrado hasta ahora unos cuantos miles de millones de "despilfarro" para recortar. Mientras tanto, la deuda es ya de 36 billones de dólares -y subiendo- y el déficit anual supera el billón de dólares.

Si el Congreso quiere cumplir las demandas de Maga para el recorte de la deuda, el plan debe dar un tajo a los beneficios y/o el presupuesto militar y/o imponer impuestos más altos a los ricos. Los populistas, como Bannon, están a favor de esto último; los tecno-libertarios, de lo primero. Y, mientras, Scott Bessent, secretario del Tesoro, insiste en que un crecimiento más alto logrará la casi imposible cuadratura del círculo, algo improbable dada la caída de la confianza del consumidor.

Se acerca el 14 de marzo. La web de apuestas políticas Kalshi da un 56% de probabilidades a un cierre del gobierno, algo más que probable desde que Johnson aprobó su ley.

Por supuesto, estos cierres han ocurrido antes. Y siempre han terminado cuando el Congreso ha llegado a un compromiso. Pero esta vez podría ser diferente: si se llega a un punto muerto, el equipo de Trump está considerando el "embargo", no solo con esta ley sino con futuros planes presupuestarios.

Esto dará lugar a retos legales y constitucionales. Pero Eric Teetsel, asesor de Maga, insiste en que Trump ganará. "Estamos viviendo un momento sin precedentes", dijo Bannon esta semana. "El embargo no había estado nunca ante el Tribunal Supremo y creemos que prevalecerá".

De ser así, habría tres consecuencias. Una es que Trump sea más autocrático, controlando el bolsillo estadounidense. La segunda es que habrá más conflicto entre los populistas de Maga, los tecno-libertarios y los republicanos de la vieja escuela. La tercera es que los inversores en bonos tendrán que replantearse la política fiscal. Aunque están acostumbrados a analizar los riegos fiscales en los procesos del congreso, no saben cómo valorar la autocracia fiscal.

Quizás los inversores se sorprendan gratamente. Si el Congreso se muestra impotente, es posible que un presidente autocrático sea capaz finalmente de producir un plan apropiado de reducción de la deuda por decreto, tras años de retraso. Eso es lo que cree el equipo de Trump.

Pero un mundo de autocracia fiscal podría ser también peligrosamente caprichoso. Con Trump, no hay que descartar nada. De todas formas, los inversores del Tesoro deben aprender sobre el "embargo". Así se lograría que los dramas de "Doge" fueran una mera distracción y no una guerra política real.