Poison Ivy by G. Willow Wilson & Marcio Takara #1-#30 (2022-25)

Analizamos los 30 números publicados hasta el momento de la serie regular de Poison Ivy en DC.

Feb 15, 2025 - 08:41
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Poison Ivy by G. Willow Wilson & Marcio Takara #1-#30 (2022-25)
Aviso de Spoilers: El artículo que sigue a continuación trata información de actualidad en Estados Unidos, por lo que desvelarñan detalles argumentales inéditos en castellano.

Introducción

Ante el anuncio de que la serie de Poison Ivy (treinta números lleva en USA) de G. Willow Wilson y Marcio Takara va a ver la luz en nuestras librerías de la mano de Panini, hacemos un repaso a la serie y el porqué nos gusta tanto.

Se trata de un raro caso, un poco extemporáneo, la típica serie de un personaje secundario que cuaja y pasa de una miniserie de seis números a una serie regular, que va ganando, además con el paso de los meses.

En este caso, encima, los autores no se cortan un pelo en tratar temas incómodos y en hurgar en la herida de los sectores sociales dominantes hasta el momento. Ecologismo, feminismo, libertad sexual, denuncia social, crítica al capitalismo… no disimulan en ningún momento.

Cositas del personaje

Poison Ivy fue creada por Robert Kanigher y Sheldon Moldoff en el Batman #181 de junio de 1966 llegándose a convertir en uno de los villanos icónicos de la galería del Caballero Oscuro

En las historias, Poison Ivy es conocida como Pamela Lillian Isley, una doctora en botánica que se convierte en una ecoterrorista misántropa. Posee la extraordinaria habilidad de controlar la vida vegetal, y está impulsada por lo Verde. Su objetivo es proteger la naturaleza a toda costa. Aunque suele ser presentada como una villana, también ha tenido momentos como antiheroína y ha sido el interés amoroso de Harley Quinn en las versiones más recientes de los cómics.

Neil Gaiman relató su origen en Pavane, donde se la describe como la hija de la naturaleza y una gobernante legítima del mundo, con poderes otorgados por Lo Verde.

Suele ser un personaje bastante sexualizado, que usa sus atributos, su belleza y su influencia química para seducir a los hombres que caen rendidos a sus pies. Icónica dominatrix, Hiedra supone la versión de mujer come-hombres dominadora se aprovecha de los pobres y desvalidos personajes masculinos para su propio interés. Nada más representativo que la historia masculina de los cómics.

La modernidad, el feminismo, la libertad sexual y la ecología se dan en este personaje que con los años ha supuesto un reto para la editorial ya que la evolución social de estos conceptos ha obligado a matizar la esencia de Hiedra. Lo que supone una muestra de la evolución como sociedad y la idea que se tenía de determinados conceptos en la edades de “oro y plata” de los cómics.

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Después de varias apariciones en los cómics, Poison Ivy tuvo su primera serie en solitario en 2016 con Poison Ivy: Cycle of Life and Death, seguida por la novela gráfica Poison Ivy: Thorns en 2021 y una serie de cómics en curso que comenzó en 2022. También fue coprotagonista en la miniserie Harley Quinn y Poison Ivy entre 2019 y 2020.

Autores

G. Willow Wilson es la guionista titular de la serie. Creadora de Kamala Khan en Marvel y autora de una etapa interesante y breve en Wonder Woman es también escritora y periodista. Se suele centrar en géneros vinculados a la fantasía y al realismo mágico.

Ha ganado diferentes Eisner y Locus tanto por sus cómics como novelas de fanatasía. Estadounidense de religión musulmana residió unos años en Egipto. El misticismo, el mestizaje y la empatía hacia otras culturas y puntos de vista es parte esencial de su obra.

El dibujante principal es Marcio Takara. Autor brasileño nacido en 1980 en Rio de Janeiro, se ha desenvuelto con asiduidad en el género superheroico dibujando diferentes números a modo de fill-in de Nightwing o Flash. Esta es su primera serie larga.

Su estilo orgánico, deslavazado y mezclado con elementos de la naturaleza encajan en la idiosincrasia de una colección vinculada a una antiheroina elemental con el poder de un dios vegetal.

La trama

La previa de todo lo que va a venir empieza en una pequeña historieta de presentación en el especial Gotham City Villains en el que varios autores escriben micro historias de los principales villanos de Batman. El plato principal-promocional es una historia del Pingüino escrita por Danny De Vitto.

Lo que aquí y hoy nos interesa es el capítulo escrito por G. Willow Wilson y dibujado por Emma Rios en el que vemos a Hiedra infiltrada en una empresa absorbiendo la espora de Lamia, un hongo contagioso que se alimenta de la carne. La trama desemboca en una huida destructiva de Poison Ivy que se detiene para salvar a Janet-from-HR (como la llaman) y que será un personaje importante de la serie en el futuro.

La serie «regular» se inicia a modo de miniserie de seis números para luego ampliar a doce y posteriormente convertirse en una serie regular, dada la acogida que ha tenido.

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Los primeros seis números corresponden al arco Virtuous Circle. En el vemos a Hiedra que ha perdido parte de sus poderes y decide dejar su vida atrás (Gotham y Harley), cerrando el círculo de su existencia aprovechando los pocos poderes que le quedan para destruir la humanidad y restaurar la vida verde en la tierra.

El método será expandir esporas de Lamia. Viajará por los USA (de Gotham a Seattle) para repartir el hongo mortal.

Ivy lo explica mediante una carta de despedida a Harley, que sirve como recurso narrativo. Siempre aporta, siempre amplia la información, aclara y nos explica por qué Pamela hace lo que hace.

Se tratará de un viaje, no solo por América, si no por la identidad personal de Pamela. No se trata de que Ivy abandone su parte vegetal respecto a la humana, si no de que las integre como algo hibrido, positivo, único. A lo largo del viaje de Hiedra vemos cómo va interaccionando con personas que despiertan su empatía y cierto amor por la humanidad lo que hace que olvide sus planes apocalípticos.

Una chica con la que empatiza en una cafetería al ser fugitiva de la justicia, otra acosada por su jefe, una mujer que la acoge en Montana… Ivy recupera su fe en la humanidad, empatizando con el dolor y las victimas del abuso y la explotación. Se da cuenta de que no toda la humanidad es criminal, sino que lo es parte de ella… los villanos del mundo real. Jefes acosadores, policía que abusa de su autoridad… Wilson aprovecha para denunciar hechos y darle un enfoque humanista a un personaje cuyo objetivo principal es practicar un genocidio.

La guionista asume el reto de explicar a una terrorista misántropa. Pamela Isley es una mujer herida, que ha recibido rechazo y abusos, de manera metafórica se intuye que ha sufrido también una violación (algo implícito en su origen que veremos más adelante). La diferencia es que Hiedra tiene (o tenía) en sus manos el poder de un dios.

El arco finaliza con los dos números que suponen el enfrentamiento con el Hombre Florónico, personaje que ha estado acosando mediante símbolos y agentes encubiertas a Poison Ivy. Ambos tienen un pasado en común determinante que marca toda la colección. Aparece Batman como “ayudante” pero se trata de una mera alucinación delirante.

En el enfrentamiento final, la protagonista se rebela, acepta (por tanto, rehúye la autodestrucción) y aprende a usar la espora de Lamia para vencer en su duelo con Woodrue.

Hiedra se libera de su acosador (y violador), se comprende, se acepta, se ama y vence sus temores, aprende a resolver el conflicto y destruye el yugo tóxico y destructivo de Woodrue… y literalmente se come al villano.

De forma simbólica Wilson nos habla de mujeres apresadas, oprimidas, acosadas y de la identidad personal, de la aceptación desde la empatía y en positivo, mirando al futuro.

Takara nos muestra una Ivy bella, juvenil, lánguida, sensible de ojos verdes pero húmedos y fuertemente recargados dotando al personaje de una personalidad y una profundidad que permite proyectar el rico fondo psicológico que Wilson quiere que intuyamos, como la riqueza biológica de un pantano.

La serie “renueva”. Takara se toma un descanso. Cambiamos de dibujante en dos números y supone un bajón respecto al brasileño.

En este díptico (números 7 y 8) tenemos a Ivy trabajando en el jardín de una mansión de una rica empresaria (Gwendoline). Se desvela que ésta se está enriqueciendo a base de la explotación y el maltrato ambiental.

Resulta que la millonaria es una discípula de Woodrue y consigue apresar a Hiedra, que se libera mediante la ayuda de un personaje que salió en un especial de villanos de Gotham, a la que salvó.

Hiedra se libera y se venga en una trama de compromiso, simplemente pretende avanzar o hacer tiempo para desarrollar la serie. Sin embargo, Wilson no deja de denunciar el poder y el abuso implícito en las relaciones jerarquizadas.

Regresa Takara y regresa Harley a la vida de Pamela. Precioso reencuentro en Seattle. Amor bajo los árboles y la lluvia. HQ explica a Hiedra que no ha perdido los poderes ya que gracias al rastro que ha dejado a lo largo del país.

La serie va cogiendo ritmo a medida que se confirma su continuidad. Deja de funcionar a trompicones de manera tímida, a pequeños pasos como hasta el momento y Wilson amplía el tapiz, lanza las lianas hacia el futuro y todo va cogiendo consistencia.

Janet-from-HR (la nueva compañera de piso) y Pamela se lanzan a la carretera. Se encuentran en una jornada outdoor de una gurú de Capitalismo Concienciado. Wilson carga las tintas para criticar de forma irónica los eufemismos que inventan “los mercados” para cambiar de pelaje a conceptos perjudiciales y tóxicos, como el capitalismo.

Después de su viaje entre Gotham y Seattle. Hiedra recapacita y descarta ejecutar a toda la humanidad. Veremos que la relación con las personas, por parte de Ivey, se basa en el dolor y la humillación. Decide crear una vacuna para la infección de las esporas de Lamia. La vacuna no funciona.

Janet va a Gotham a investigar una extraña muerte vegetal. Allí es abordada por Batman que le retrae que esté implicada con una ecoterrorista. Janet huye la salva HQ y se besan. Las muestras de amor van a ser una constante de una serie en la que hay más besos que puñetazos, avisados estáis.

En Gotham nos encontramos con un viejo conocido de Tierra de Nadie, Peter Undine. Un promotor inmobiliario (no puede haber villano peor) que poseído por una entidad vegetal ha superado su esencia humana. Crea/descubre un metal-vegetal (sí, es difícil escribir según que conceptos) que, como toda entidad bastarda, hibrida, procesada y antinatural es una entidad maligna de poderes contaminantes y tóxicos.

Greensteel, el nombre del vegetal-metal, aparte de ser ultra contaminante y afectar a personas y animales, ha infectado a Undine convirtiéndolo en la entidad vegetal.

Con la ayuda de Killer Croc, Ivy se enfrenta y vence al edificio-vampiro creado con Greensteel que supone la muerte de Undine.

Después de la tempestuosa batalla, viene la calma con un número (#16) en el que vemos mediante una especie de sueño (que no es sueño) de Pamela, como es la vida de una persona infectada por las esporas de Lamia. Se trata de Chuck, un personaje anónimo (de hecho, es la propia Hiedra quien lo llama Chuck por llamarle algo) que trabaja de mozo de almacén y tiene la mala suerte de infectarse con una de las cajas que Pamela ha enviado a lo largo del país para expandir las esporas.

Lo de decir que es un sueño nos enfrenta a un concepto complejo, y es que la conciencia de Ivy está conectada con las esporas de Lamia por lo que es capaz de conocer las vivencias de “Chuck”. Wilson mezcla ideas “tronadas” para cambiar el registro de la serie y explicárnoslo de una manera que interconecta con los poderes de Pamela. Algo que nos dice también, en un ejercicio de metalenguaje, que las raíces de la serie y las historias crecen y se interconectan como una hiedra. La guionista usa la simbología implícita en el personaje para estructurar la serie y hacerla crecer frondosa en conceptos e ideas.

Llegamos al peaje inevitable de la serie con el evento Knight Terrors, medio publicado en España. Se trata de dos números de mero cumplimiento en los que Wilson aprovecha para profundizar en la psicología, los miedos y el subconsciente de Pamela. Una vida edulcorada, en un vecindario convencional… nuestra libre y rebelde Hiedra atrapada en la vida familiar suburbial americana.

Se trata del peor momento de la serie, si bien está enmarcada en el evento. El dibujo de Ilhan es un bajonazo respecto a lo que llevábamos viendo de Marcio Takara.

Volvemos a la serie en la que vemos a Janet, Poison Ivy y HQ viviendo en una casita del Slaugther Swamp buscando la vacuna para la infección de Lamia. Cuando Ivy (que siente unos dolores abdominales intensos) descubre que Killer Croc se ha zampado una muestra de setas-lamia, se da cuenta que el hombre cocodrilo puede ser la solución a la infección. En ese momento son atacados por una serie de zombis infectados por las esporas (reaparece Chuck). También se pasa por allí un vecino llamado Solomon Grundy. Entre todos detienen a los zombis.

Los dolores abdominales de Ivy (en la portada juegan a que está embarazada) desembocan en una reaparición de Jason Woodrue que emerge de las entrañas de Pamela (recordemos que ésta se lo comió para vencerlo).

Todo esto con el dibujo suave, cartoon y agradable de Luana Vecchio (otra artistaza italiana en DC).

La historia nos deja una trama de tensión y enfrentamiento por todo lo alto para pasar a la saga en la que se nos explica el nuevo origen de Poison Ivy, como se enraíza y mezcla en la frondosa tradición del universo DC. Son tres números que suponen el pico de la serie.

En este arco vemos como en sus orígenes Pamela es alumna y (al poco tiempo) amante del carismático y oscuro profesor Jason Woodrue. Es compañera además de Alec y Linda Holland. El hombre Florónico ejerce una influencia tóxica y de abuso sobre las alumnas, que mezcla el acoso sexual con el aprovechamiento del trabajo de los demás. El abuso es multicapa y el mentor se atribuye los méritos de sus alumnas más brillantes haciéndolos pasar por suyos (algo abyecto pero que se puede encontrar fácilmente en cualquier empresa o equipo de trabajo).

Woodrue ejerce el control mediante un perverso juego de dominación emocional y relación sexual ejemplificando las relaciones tóxicas de pareja. Pero ya de paso, nos extendemos más para ver que suponen la base de las relaciones tóxicas y vampíricas donde el dominador (Woodrue) bunqueriza la interacción para aislar a su víctima (Isley) y exprimirla en cuerpo y alma. Esta relación está tan bien escrita que se puede extrapolar a parejas, amigos, familiares, compañeros de trabajo, etcétera.

La relación con Woodrue empuja a Pamela a la delincuencia. Ella, con sus carencias emocionales, se vuelve adicta a su profesor y a romper la ley. Aparece una nueva alumna que será el ojito derecho de Woodrue lo que supondrá que broten los celos en el corazón de Pam. La pareja se convierte en un triángulo tóxico y liberador a la vez, ya que Isley y la nueva alumna (una vieja conocida, Bella Garten) se harán amantes. La esencia de la Hiedra de Wilson es su libertad, sus ansias de verse liberada de límites y convenciones.

Bella hace ver a Pamela que Woodrue es un explotador, además de una persona que abusa de su poder y autoridad. Le hace ver la toxicidad del profesor y se lamenta de que alguien como él emponzoñe y convierta en oscuro y venenoso algo que aman como es la biología.

Aun así, Pamela (todavía sin desintoxicar de la relación con Woodrue) se somete a un experimento de éste convirtiéndose en la ecoterrorista enemiga de Gotham y Batman.

Espectaculares páginas de Takara homenajeando los inicios de Pamela como villana enfrentándose a la policía y a un Batman con el que mantiene un diálogo magistral. Hiedra se queja de que se le llame villana y reprocha a Batman porqué se la considera así si ella está contra la corrupción, las empresas polucionadoras y la contaminación, si no le da pena ver a Gotham tan intoxicada. Batman le responde que él lucha contra lo mismo, pero de otra manera.

Punto álgido de la serie este momento en el que vemos todo desde un punto de vista diferente al habitual, el de Pamela. Wilson ha ido preparando el camino para que empaticemos y amemos a Ivy hasta el punto de ver a Batman como un engorro y un pelma profundamente rígido y legalista.

Pasados los tres números del origen de Hiedra Venenosa, volvemos a la trama que nos había dejado a un resucitado (renacido) Hombre Florónico apunto de enfrentarse. Woodrue le lanza los acechantes zombis-lamia.

Croc, Grundy y Janet se enfrentan en el plano físico a los zombis. En el plano metafísico-vegetal-conceptual se enfrentan Hiedra y Floro. En este duelo se confrontan dos maneras de entender el vínculo con lo vegetal, y a fin de cuentas, dos maneras de entender el mundo, de interaccionar con él, dos personalidad. Por un lado, está Hiedra que intenta integrarse en lo verde, en la esencia de lo vegetal, intenta comprender, sumar, formar parte del “proyecto”. Y por otra está Woodrue, que busca su propio provecho desde el ego, la envidia, la ira, el abuso y el control. Pamela representa la libertad y Woodrue la dominación. La feminidad versus la masculinidad.

Hiedra echa en cara a Woodrue que no entiende a las plantas. Éste cree que el mundo vegetal “le pertenece”. Entiende su relación con las plantas a través de la dominación, de la posesión. La de Hiedra se basa más en la integración. Aquí hay múltiples capas de lectura.

Finalmente, Hiedra vence, pero muere. Woodrue acaba completamente consumido. Escena de duelo y pena. Solomon Grundy se lleva a Pamela al pantano donde el resucitó. Vemos el proceso donde Ivy habla con la esencia de lo Verde. Este le echa en cara que cruzó la línea mezclándose con lo gris. Se refieren al consumo y adicción de Lamia (inducida por Woodrue).

Hasta aquí, podríamos decir que es una Lección de Anatomía (Swamp Thing #21) modernizada con sus tintes sociales, tal y como indica Antonio Valdepeñas (vía WhatsApp)

Pamela resucita, renacida y desintoxicada, no solo ella, si no el entorno es más verde, claro, diáfano. Excelente el trabajo del colorista Arif Prianto y cómo cambia el ambiente y el ánimo de la serie de forma casi imperceptible. El dibujo es de Haining.

Mención especial merece las palabras que Hiedra le dedica a Woodrue. Reflejando la ambigüedad de todas las relaciones tóxicas, de todos los problemas, de todas las rupturas, de todas las emociones arrasadas, latentes y remanentes.

Pamela dice lo siguiente sobre el villano: “He was brillant. He was evil. He was cruel. He was generous. He was horrible. I loved him. I hated him.”

Está claro que Wilson nos habla de mucho más. No en vano, Ivy sentencia con un “Soy libre.” Libre de su doble adicción, Lamia y Woodrue. En el fondo ambas simbolizan un poco lo mismo.

Llegamos al número 25 de la serie un especial en el que vemos algunos canos sueltos como los cazadores de setas que lleva Ivy en el inicio de la serie en su furgonet, un enfrentamiento con Batman, una de Killer Croc… artistas invitados (los que hemos ido viendo por la serie), para un número especial y que supone un cambio de rasante de la serie.

Empezamos el último arco de la serie. Volvemos al equipo original. Janet (junto con Hiedra y HQ viven en una especie de relación triple y abierta) va a hacer la compra y se encuentra en medio de un atentado ecoterrorista de un grupo llamado Green Knight. Los medios acusan a Ivy sin pruebas (nosotros sabemos que no tiene nada que ver). Janet y Pamela deben huir para evitar las autoridades. Hiedra se enfrenta a Batman que la acusa de ser la responsable, ya que todo apunta a ella.

Momentazo en el que nuestra Hiedra le echa en cara al murciélago que la acuse de algo sin ningún tipo de prueba. Nos damos cuenta en este momento, que esto no es un comic de superhéroes. Da hasta rubor el papel del pelmazo de Batman en esta conversación. Se ve al héroe como una pieza unidimensional y robótica frente a la poliédrica Hiedra con la que hemos compartido los veintipico números de la serie. Un personaje mucho más humano, realista y tangible.

De todas formas, Pamela sí tiene cierta relación con el grupo ecoterrorista. Los militantes de la organización la consideran una inspiración y un mesías, la llamada Green Knight. El duelo con Woodrue fue de una intensidad tal que atravesó planos de conciencia hasta el nivel que muchos soñaron con ella, interiorizaron su discurso y se sintieron inspirados por él.

En estos números vemos como Poison Ivy conoce a Bog Venus y a Xylon, dos entidades gigantescas (e impactantemente dibujadas por Takara) vinculadas a los Gris. Si bien Xylon le explica el origen de su entidad como una especia parasitaria que perdió la batalla con lo verde en los orígenes del mundo (no dejaremos de decir que Takara aquí está en su pico). Bog Venus tiene unas intenciones mucho más aviesas.

Pero esto es algo que veremos más adelante porque la serie publicada en USA llega hasta aquí (treinta números).

Cierre

Una serie que supone la reinvención de un personaje clásico. No se trata de reivindicarla porqué está claro que G. Willow Wilson rehace y reinterpreta a Pamela Isley hasta hacerla nueva, hasta aportar mucho más de lo que ya tenía. La hace tangible y humana.

No en vano, la guionista aprovecha elementos de la mitología de DC, elementos de la cosmología vegetal de la editorial. Los recicla, los redefine, los moderniza, los integra, los mezcla, los interrelaciona como las ramas de una hiedra. Wilson amplía y añade elementos nuevos como Janet.

Todo para proyectar una colección que nos habla de adicciones, relaciones tóxicas, de la opresión femenina, de la búsqueda de la identidad personal y sexual, de la libertad personal y de la libertad sexual, de estar unidos a partir de emociones positivas y no de chantajes tóxicos, del abuso de poder y autoridad… temas universales y que no por poner énfasis en la feminidad de las heroína y la masculinidad de los villanos, signifique que uno no se pueda identificar en los roles de persona que sufre abuso o que alguien se aproveche de él. Los personajes masculinos positivos son anónimos pertenecientes a minorías o directamente monstruos como Grundy o Croc.

Wilson toca muchos géneros en uno. El superheroico es un cajón de sastre que permite integrar muchos elementos desde el terror, al romanticismo, la aventura, la denuncia social y el humor. Todo de una manera suave, tenue, orgánica y tranquila. La guionista exhibe una capacidad portentosa para adentrarse en la psicología de los personajes y para evidenciar hechos, momentos, actitudes y comportamientos que construyen su personalidad sin subrayar lo obvio.

Ivey deja de ser una muñeca sexy y seductora para ser un personaje mucho más atractivo por su humanidad y coherencia, dentro de los vaivenes de una persona intoxicada por una adición química y una relación de sometimiento cruel y humillante.

Wilson no elude la influencia (otro apunte de Antonio Valdepeñas) de Moore en la etapa más famosa de un personaje «vegetal» en DC y además de Lección de Anatomía, mhomenajea American Gothic con su manera de hablarnos de mostruos ancestrales, mezclados con los actuales, como la gentrificación, el capitalismo mutante… transforma las criaturas metafóricas en realidades terroríficas transversales.

El apartado gráfico corre a cargo principalmente de Marcio Takara con leves intromisiones de otros autores (destacan Hainin y Vecchio). Takara hace un ejercicio apabullante de mezclar escenas cotidianas y costumbristas con páginas llenas de conceptos extrasensoriales, mágicos con temática vegetal. Pero el dibujante no es que decore los dibujos con hojitas y plantitas, no. Takara integra la esencia de lo vegetal (de lo Verde) en su trazo, en el dibujo, en la composición de páginas e incluso en la división de las viñetas.

Las páginas adquieren una dimensión extrasensorial cuando Ivy exhibe su alma vegetal, cambiando el trazo y los rasgos, cuando se muestra en un plano paralelo o cuando los personajes se meten viajes de setas lamia. Le ayuda la demostración de maestría de Arif Prianto, un colorista capaz de hacernos viajar por diferentes mundos en una misma página. Destacan las preciosas escenas entre la niebla de los últimos números.

Takara además dota de personalidad estable, de coherencia, de respeto y de amor por los personajes dibujándolos siempre de manera distinguible, con unos rostros bellos, reales, humanos, llenos de matices emocionales, de explicaciones anímicas… destaca la profundidad de los ojos de Pamela Isley, una mirada que explica mundos.

Se trata en definitiva de una colección rara, diferente, llena de detalles, de momentos, de matices y de temas, una de las mejores que DC está publicando en la actualidad y que esperemos ver pronto en nuestras librerías.