Podemos y el BNG se enrocan en su negativa a elevar el gasto militar pero el resto de socios se abren a hablar con el Gobierno

Las reuniones que mantuvo el jueves en el Palacio de la Moncloa el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con todos los grupos del Congreso sirvieron para...

Mar 17, 2025 - 06:08
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Podemos y el BNG se enrocan en su negativa a elevar el gasto militar pero el resto de socios se abren a hablar con el Gobierno

Las reuniones que mantuvo el jueves en el Palacio de la Moncloa el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con todos los grupos del Congreso sirvieron para dejar claras varias cosas. La primera, que el Ejecutivo tiene tomada la decisión de elevar el gasto en defensa en España, pero todavía no ha decidido en qué invertirá, en concreto, esos fondos. La segunda, que la intención de la Moncloa es que esa inversión no sea únicamente militar, sino en "seguridad": desde protección de la infraestructura cibernética crítica hasta lucha contra el terrorismo. La tercera, que, aunque a nivel europeo se haya pactado un colosal aumento del gasto en defensa, aún hay más incógnitas que certidumbres sobre cómo se llevará a cabo y se financiará.

La cuarta de las conclusiones que pueden extraerse de esos encuentros entre Sánchez y los grupos parlamentarios es que solo dos de los habituales socios del Gobierno se oponen frontal y taxativamente a cualquier modificación de la política de defensa: Podemos y el BNG. El resto, con mayor o menor entusiasmo, se han abierto al menos a hablar con el Ejecutivo: no solo la derecha, representada en la mayoría de la investidura por el PNV y Junts, sino también formaciones progresistas como ERC e incluso una parte de Sumar, que sin embargo se encuentra sumida en su propia división interna por la posición que debe mantener ante el nuevo escenario geopolítico.

Los morados están marcando la posición más agresiva de todos los aliados parlamentarios del Gobierno, y han llegado incluso a insultar al presidente Pedro Sánchez al calificarle repetidamente de "señor de la guerra". La secretaria general del partido, Ione Belarra, acudió a la Moncloa con una camiseta que rezaba "no a la guerra", y Podemos lleva semanas asegurando que esta "terrible deriva belicista va a ser la excusa para nuevos recortes en nuestros servicios públicos presentes y futuros", en palabras de la propia Belarra. Su apuesta es clara: no invertir ni un céntimo más en defensa y, además, salir de la OTAN como fórmula para distanciarse de EEUU.

Quitando las palabras gruesas, esa es básicamente la misma postura que defiende el BNG, que incluso ha registrado una iniciativa sin rango de ley para forzar que, la próxima semana, el Congreso vote sobre el aumento del gasto en defensa que planea la UE. La formación quiere que la Cámara Baja inste al Gobierno a "oponerse" a la propuesta de constituir un fondo de 800.000 millones de euros "que se destinarán a gastos de defensa y a la compra de armamento", y la iniciativa pide también renunciar a "cualquier aumento del gasto militar" porque, a juicio del BNG, elevar esta cuantía "redundaría en una reducción de los recursos disponibles para destinarlos a políticas sociales o inversiones públicas necesarias".

Por el contrario, el resto de los habituales socios parlamentarios del Gobierno han sido mucho más ambiguos a la hora de expresarse sobre el viraje en política de defensa, cuando no lo han acompañado expresamente, como es el caso de PNV y Junts. Incluso las otras dos izquierdas periféricas, ERC y EH Bildu, han sido muy cautas a la hora de posicionarse sobre un asunto que les genera mucha incomodidad pero que va a ser capital en los próximos meses, aunque han utilizado estrategias diferentes: los abertzale han intentado ponerse de perfil lo máximo posible y decir cuanto menos, mejor, mientras que los republicanos catalanes han llegado a abrirse a hablar con el Ejecutivo, aunque también han expresado sus reservas.

"Tenemos que ir más allá de la pancarta"

Buena muestra de que la estrategia de EH Bildu con respecto a este tema pasa por hacerse invisibles, al menos en este momento, es que su portavoz en el Congreso, Mertxe Aizpurua, fue la única de los dirigentes que se reunió con Sánchez en la Moncloa el jueves pasado que evitó comparecer posteriormente para informar sobre el encuentro. Los abertzale despacharon el asunto con un comunicado muy parco en detalles en el que se limitaron a asegurar que "la sociedad vasca" aboga "por la diplomacia, la negociación y el acuerdo como mejor fórmula para garantizar la paz" y que "el actual contexto de riesgos y tensiones, caracterizado por las posiciones adoptadas por los diferentes actores que operan en los marcos internacionales, son de un calado y profundidad relevantes y preocupantes".

De la postura de EH Bildu es más relevante lo que el partido no dijo que lo que sí, puesto que evitó oponerse expresamente al aumento del gasto en defensa por parte del Estado y también al plan de rearme europeo. Y, aunque no en los mismos términos, tampoco hay un rechazo frontal de ERC. Su portavoz parlamentario, Gabriel Rufián, dijo tras su reunión con Sánchez que "para gastar más, con nosotros que no cuenten", puesto que es un "error" elevar el gasto militar al equivalente al 2% del PIB teniendo en cuenta que "casi todos los países europeos importantes gastan más en armamento", en términos absolutos, "que Rusia, si esa es la excusa". Pero, acto seguido, matizó que eso será "a no ser que nos lo expliquen muy despacito y muy bien".

De hecho, Rufián quiso marcar distancias con Podemos asegurando que "el no a la guerra lo compartimos todos", pero "el mundo es complejo y tenemos que ir mas allá de la pancarta". "No estamos de acuerdo con ninguna guerra, pero la guerra está aquí y el mundo no es como nos gustaría que fuera, sino como es", así que "tenemos que ser responsables", señaló el portavoz de ERC, que sin embargo se mostró partidario de "gastar un poquito mejor" en lugar de elevar la inversión y que, "en vez de 27 ejércitos", haya sólo uno europeo y más coordinación entre los Estados miembros de la UE.

Los que más decididamente apoyan el giro en la política de defensa española y europea son PNV y Junts, que si algo matizaron tras sus reuniones con Sánchez del jueves es la necesidad de que la mayor inversión no vaya destinada a engrosar las arcas de las empresas armamentísticas norteamericanas, sino que se traduzca en una reindustrialización de Europa que libere al continente de su dependencia de los EEUU. "El 78% del material en defensa que compran los países de la UE se adquiere fuera de la UE y, de ese 78%, el 60% se adquiere en EEUU", así que, "si la idea es muscular económicamente el sistema de defensa y seguridad de la UE y también de Cataluña, es evidente que las inversiones tendrán que hacerse en Europa y, evidentemente, en Cataluña", planteó a este respecto la portavoz de Junts, Míriam Nogueras.

El PNV, por su parte, cerró filas con el Gobierno, y su recién elegido líder, Aitor Esteban, prometió no "jugar a hacer política interna" con un asunto "grave". En la misma línea que Nogueras, Esteban defendió que "si la UE quiere ser relevante y tener una posición autónoma, desde luego tiene que reposicionarse y reforzarse prescindiendo de EEUU", aunque no de forma "brusca". Y el PNV, de la misma forma, se mostró partidario de establecer un "sistema propio" a nivel de defensa que no solo aborde el plano militar, sino también el civil, por ejemplo, "invirtiendo en industria".