Pensó que vivir en Nueva York era su sueño, pero estaba equivocada y encontró su lugar en Carolina del Norte: “Es perfecta”
Conoce más sobre la historia de una mujer que pensó que vivir en Nueva York era su sueño, pero estaba equivocada y encontró su lugar en Carolina del Norte.

Mykenna Maniece siempre había soñado con vivir en Nueva York. Por ello, cuando se graduó en 2023, armó su equipaje y se instaló con su novio en la Gran Manzana. Sin embargo, pocos meses después, descubrió que el estilo de vida en una metrópoli no era para ella. Tras mucho buscar, se decidió por Charlotte, en Carolina del Norte, una ciudad que la sorprendió por la asequibilidad, ritmo relajado y vida social activa. “La combinación perfecta de vida urbana y suburbana”, resumió.
Menos gastos, muchos parques y una vida social intensa: los cambios que aprovecha cada día
La diferencia en el costo de vida fue uno de los primeros aspectos que notó tras su mudanza. La joven contó que en Nueva York vivían en un departamento pequeño y trabajaban de modo remoto tres días a la semana, por lo que ella y su pareja necesitaban más ambientes. Comenzaron a buscar nuevas opciones y descubrieron Charlotte, una ciudad a la que en informes y redes sociales sus habitantes ponderaban por “la vibrante cultura, el sólido mercado laboral y el costo de vida asequible”.
“Decidimos dar el salto cuando nuestro contrato de alquiler finalizó en enero de 2025″, señaló Maniece a Business Insider. En los pocos meses que llevan en la ciudad, la joven señala que la transición al nuevo hogar “ha sido fácil”.
Una de las cosas que más le gusta de Charlotte es que “el menor costo de vida” le deja más ingresos disponibles para sentirse cómoda al salir más frecuentemente y experimentar con pasatiempos.
Eso, sumado a la gran cantidad de espacios verdes con instalaciones gratuitas, la ayudó a mantenerse activa y con una vida social más intensa. “Muchos parques tienen una combinación de canchas abiertas y otras que puedes reservar con anticipación”, mencionó.
Esta facilidad le permitió “construir una vida social mucho más sólida que la que tenía en Nueva York, con clases de pilates, pickleball, trivia en un bar local, partidos de fútbol improvisados”, señaló.
“Con su abundancia de centros comerciales, espacios verdes y áreas residenciales, Charlotte se siente como la combinación perfecta de vida urbana y suburbana”, aseguró al medio citado.
Los jóvenes se piden sus números de teléfono y no sus redes sociales
La joven se mostró sorprendida al descubrir que en Charlotte, los jóvenes “son mucho más propensos a pedir números de teléfono directamente” en lugar de las redes sociales, como experimentó en Nueva York.
Según consideró, “iniciar conversaciones en las redes sociales primero permite que ambas partes investiguen los feeds del otro y, en general, estén menos comprometidas a continuar las conversaciones o hacer planes”, mientras que para ella el hecho de pedirle a la otra persona el teléfono “se siente más intencional”.
Todavía usan bolsas plásticas en Charlotte y venden bebidas con alcohol en los supermercados
Uno de los primeros contrastes que notó fue la venta de alcohol en supermercados, como Target y Walmart. “En Nueva York, solo podía comprarlo en licorerías, así que al verlo en el supermercado me sorprendí mucho”, explicó. Sin embargo, aclaró que los licores fuertes solo están disponibles en tiendas especializadas y dentro de horarios específicos.
Otra gran diferencia fue que en Charlotte todavía usan bolsas de plástico en tiendas y comercios, algo que en Nueva York no está permitido hace años. “Me sorprendí cuando el asistente de Walmart local comenzó a embolsar mis compras en bolsas de plástico”, recordó. De todos modos, aunque están permitidas, ella elige llevar sus compras en las reutilizables.
Menos tránsito y mejor movilidad
En Nueva York, desplazarse podía llevarle hasta 40 minutos en una combinación de trenes y caminatas. “Aquí, la mayoría de los viajes en coche no toman más de 20 minutos”, dijo.
Además, destacó la comodidad de tener su propio auto y un estacionamiento asignado en su edificio. “Es un cambio enorme, no tener que depender del transporte público todo el tiempo”, precisó Mykenna Maniece.
Si bien reconoció que el pago de seguro y combustible es un gasto que no tenía en Manhattan, señaló que los beneficios de tener un auto propio “definitivamente superan el costo adicional”.