Parálisis del sueño, cuando dormir se convierte en una pesadilla: "Veía personas encapuchadas alrededor de mi cama"

Esta afección implica no poder moverse y hablar al despertar del sueño y puede conllevar también alucinaciones.

Mar 16, 2025 - 08:46
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Parálisis del sueño, cuando dormir se convierte en una pesadilla: "Veía personas encapuchadas alrededor de mi cama"

El avión despegó y Víctor Cibantos cerró los ojos y no tardó en quedarse dormido. Este joven madrileño de 23 años había pasado un fin de semana intenso y de poco dormir en Irlanda visitando a su primo y el cansancio le hizo caer rendido en el asiento. Después, recuerda despertar, pero no poder moverse. Intentar despegar la cabeza del asiento sin éxito, hablar e incluso hacer gestos de que era incapaz de emitir sonidos a su vecino de asiento, que no era sino una sombra oscura.

"Era como con un ente no sé cómo explicarlo como con una presencia", relata Cibantos. "No sabía realmente lo que me pasaba porque nunca me había pasado. Estuve hablando con esa cosa durante todo el viaje, pero que luego claro, no era nadie, no estaba hablando con nadie ni nada de nada porque, luego, justo aterricé, me desperté y abrí los ojos, miré al de al lado y dije: 'Esto no es real'".

Esta fue la primera experiencia de parálisis del sueño que Cibantos había tenido en su vida, una afección relativamente habitual que ha experimentado al menos una vez entre el siete y el ocho por ciento de la población, aunque está claramente infradiagnosticada. No se asocia a enfermedades neurodegenerativas o graves y se caracteriza por la imposibilidad de moverse y hablar al inicio o al despertar de un periodo de sueño. Buena parte de los que la padecen manifiestan que está acompañada de alucinaciones auditivas, táctiles o visuales, que incluyen terroríficas sombras antropomorfas.

Cibantos volvió a encontrarse con la sombra con la que había intentado comunicarse en el avión esa misma semana. Estando ya en su casa, en una siesta corta en su cuarto, volvió a sentir como despertaba, pero su cuerpo estaba totalmente paralizado. Sintió como la puerta se abría y alguien entraba en el cuarto.

Noté cómo me tocaba las piernas y como me doblaba la ropa que me había dejado en el suelo

"Creía que era mi madre y como que se me acercó mucho a la cara y yo dije: 'Bueno, mi madre'", relata el joven madrileño. "Noté cómo me tocaba las piernas y como me doblaba la ropa que me había dejado en el suelo. Al final, conseguí moverme y me desperté y los pantalones estaban ahí, tal cual los había dejado, y no había nadie en la habitación. Se lo conté a mis padres y mi padre me dijo que él siempre estaba súper asustado porque creía que era él único al que le pasaba y, cada vez que veía esa presencia, rezaba un padre nuestro".

El diablo de la parálisis del sueño

La parálisis del sueño es un fenómeno que ha sido representado en dibujos desde hace siglos, particularmente cuando conlleva alucinaciones visuales conocidas popularmente como "el diablo de la parálisis del sueño" o el íncubo. Ha sido descrita en tratados médicos desde la antigüedad y San Agustín la vinculó en el siglo IV a la existencia de demonios sexuales que atacaban por la noche a los durmientes. Desde el siglo XVIII, las terroríficas sombras que aparecen en pleno episodio de parálisis del sueño han sido representadas en numerosas obras de arte, como la famosa La Pesadilla del suizo Henry Füssli.

Diana es una historiadora del arte y pintora de 43 años de Madrid que ha padecido episodios de parálisis del sueño especialmente perturbadores durante años, especialmente durante su treintena. "Te vas acostumbrando, pero es bastante terrible porque nunca tienes con certeza la seguridad de que estás ni despierto ni dormido", relata Diana. "Te asustas más cuando intentas huir de ello y no puedes porque no te puedes mover, no puedes abrir los ojos, no te puedes despertar".

Esta artista decidió empezar a dibujar las experiencias que sufría durante las parálisis del sueño, con resultados aún más perturbadores que su relato. "Recuerdo una en la que veía personas de negro y encapuchadas alrededor de mi cama y se movían a mi alrededor", relata Diana, que, en muchas ocasiones, llega a cambiar incluso de espacios físicos durante el estado de parálisis, siempre sin poder mover un músculo y asistiendo angustiosamente a lo que le ocurre.

"Una vez, estábamos debajo del agua, sentía el frío del agua y sentía lo que te roza cuando estás en un lago. Se me acercaba una persona que estaba dentro del agua con un pelo muy largo y yo sentía ese pelo como me rozaba la cara, me decía que tenía mucho frío, que le dolía la cabeza y que la ayudara por favor. Y yo le decía: 'Pero ¿Cómo te puedo ayudar?'. Y entonces, me cogió y me llevó a otro escenario, que era una habitación de su casa. Me enseñó unos juguetes de ella y de su hermana y me tocó jugar con ella", relata Diana, que vincula estos episodios a las últimas horas de la madrugada o a siestas cortas.

Estrés y problemas personales

No todas las parálisis del sueño van acompañadas de alucinaciones y no dejan de ser angustiantes, pero breves episodios que se superan sin mayor afectación para el descanso. El motivo por el que unas personas viven experiencias tan aterradoras y otras no es desconocido, aunque los médicos coinciden en que tiene una importante relación con factores externos de la vida de cada paciente.

"El sueño en sí mismo es vulnerable a muchos factores externos: la falta de sueño, retrasar la hora de irse a la cama, un día que dormimos pocas horas y al día siguiente dormimos más horas para compensar, el consumo de alcohol por las noches, el cuidado de familiares por las noches, o los periodos de estrés y problemas personales. También algunos fármacos, sobre todo hipnóticos y antidepresivos, pueden favorecerlas", declara la doctora María José Abenza, neuróloga y especialista de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes, Madrid. "La nitidez o el tipo de visiones son variables, parecen influidas por el sueño que estuviéramos teniendo y, por eso, cada persona define una cosa diferente".

Nerea, una joven de 29 años de Toledo, sufrió varios episodios de parálisis del sueño de manera muy continuada durante una etapa de su vida, vinculada con la falta de sueño. Nunca registró alucinaciones visuales. Ocurrió hace siete años, cuando trabajaba como niñera y tenía que llegar a la casa a las cinco y media de la mañana.

"Me moría de sueño y a la niña la tenía que despertar como a las 9 de la mañana, entonces, desde que se iban los padres a trabajar hasta esa hora me quedaba durmiendo en el sofá de la casa y ahí me estuvieron dando continuamente todos los días parálisis", declara Nerea, que se mostraba especialmente lúcida durante estos episodios, sin poder moverse. "Los padres volvían del trabajo y me pillaban durmiendo. Yo no podía moverme ni de decir nada, solo veía a los padres pasearse por el salón y mirarme y hablar mal de mi y de que me iban a despedir mientras que yo me mantenía sin moverme".

Una afección que no se trata

Al ser considerada una afección fisiológica, generalmente no precisa tratamiento más allá de la higiene de sueño. No obstante, si los episodios son muy frecuentes e intensos podrían ser síntomas de otras afecciones como la narcolepsia. "En general, la prevalencia es muy baja y la evidencia científica no muestra cambios significativos en los últimos años", indica la doctora Abenza, que señala que, en la Unidad del Sueño de su hospital apenas ven "dos o tres casos al año en adultos".

La doctora Clara Fernández Cortés, médico especialista en Neurofisiología Clínica, indica que la parálisis afecta por igual a ambos sexos y la edad de aparición son los 15-16 años y coincide en que la mejor forma de tratar de evitarlas es una "buena higiene de sueño, con horarios de sueño regulares, evitar factores precipitantes como estrés y, en casos muy persistentes, manejo farmacológico".

Paula Forneiro, tenía 19 años cuando sufrió su primera parálisis de sueño, en un periodo de estrés por los exámenes universitarios. Estaba durmiendo y sintió como si alguien estuviera sentado encima de ella, sin poder moverse ni gritar. Ese día, según recuerda Forneiro, el episodio se extendió durante largo tiempo y terminó cuando volvió a conciliar el sueño. La parálisis se ha repetido desde entonces de forma puntual, pero la joven ha logrado desarrollar la forma de salir de ella de forma más rápida.

"Una amiga mía me dio un truco para salir y es como que si mueves los dedos de la mano o intentas mover como alguna extremidad, te acabas despertando. Y luego también me recomendó que una vez te pasa, nada más te ocurre y te despiertas, que te levantes y te des un paseo por tu casa, porque, si te vuelves a dormir directamente, es probable que te vuelva a ocurrir y a mí la verdad es que me ha pasado", declara Paula, que, con este método, ha aprendido a convivir sin mayor problema con las parálisis ocasionales del sueño. "Aunque en el momento me agobie, no es una cosa que me preocupe. Me parece normal y sé que luego se sale".

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