Pablo de la Peña: Fractura en el orden global

Las consecuencias de las decisiones del presidente Trump de “primero América” serán de aislamiento económico y comercial.

Mar 18, 2025 - 17:59
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Pablo de la Peña: Fractura en el orden global

Las decisiones del presidente Trump tienen el propósito, según él, de hacer a América Grandiosa Nuevamente (Make America Great Again); sin embargo, el impacto positivo será efímero y traerá efectos secundarios tan negativos para la población americana, como para el resto del mundo, que borrarán cualquier impacto positivo logrado en el corto plazo. Las consecuencias de las decisiones del presidente Trump de “primero América” serán de aislamiento económico y comercial, generarán una carrera armamentista en Europa y Asia, y traerá una política internacional de confrontación abierta; algo no muy diferente a la época previa a la Primera Guerra Mundial.

En las siguientes líneas trataré de explicar, en la mejor manera posible, los efectos posibles de la estrategia de Trump, y aunque algunos colegas me han dicho que es un poco exagerado pensar en que estaríamos regresando a condiciones similares de principios del siglo XX, creo que la historia nos ha enseñado que los países se inclinan a tomar acciones extremas nacionalistas cuando se ven eminentemente amenazados.

Primero: aranceles para todos. Una política de incrementar aranceles tiene como propósito proteger la industria nacional y priorizar el consumo de productos nacionales. En el corto plazo, los aranceles podrían reducir el déficit comercial de los Estados Unidos con el resto del mundo, principalmente con China, la Unión Europea y con México.

De acuerdo con la Oficina de Análisis Económico (Bureau of Economic Analysis) los Estados Unidos tuvo un déficit comercial en el 2024 por $1.2 trillones de dólares; de los cuáles el 69 por ciento se concentra en 4 países o regiones. Con China, se tuvo un déficit por $295.4 mil millones de dólares, $235.6 mil millones fueron con la Unión Europea, $171.8 mil millones fueron con México, y con Vietnam $123.5 mil millones de dólares de déficit comercial.

El imponer aranceles significativamente altos podrá reducir en el corto plazo el volumen de importación proveniente de esos y de otros países, por lo que el déficit podrá reducirse. Sin embargo, la reducción del déficit comercial también implica que habrá menos productos que los consumidores norteamericanos podrán adquirir en el corto plazo, y si se llegara a producir en los Estados Unidos esos productos que antes se importaban de México o Vietnam, por ejemplo, tendrán costos más elevados por lo que el precio final al consumidor será más alto, lo que impactaría negativamente en el poder de compra de las familias.

Adicionalmente, tenemos en la actualidad un alto porcentaje de integración en la cadena de valor de los productos manufacturados principalmente, lo que implica que los aranceles impuestos a México no solo impactaría a México, sino a muchos otros países que nos venden insumos y materias primas para la elaboración de dichos productos; el mismo caso sería para Europa, para Canadá, y otros países afectados por los aranceles de Trump.

Finalmente, una guerra comercial como la que se empieza a dibujar con las acciones del presidente Trump, llevaría a que los países reduzcan su disposición para conversar, negociar y llegar a acuerdos mediante instituciones internacionales que por más de 70 años han promovido el equilibrio de fuerzas a nivel mundial.

Segundo: reducción o casi eliminación de programas de ayuda internacional. La Agencia Internacional para el Desarrollo (U.S.A.I.D., por sus siglas en inglés) se creó en el primer año del presidente John F. Kennedy, con el propósito de eficientizar y expandir el apoyo humanitario a países con grandes problemas de alimentación, salud y educación.

Sin embargo, también es sabido que este proyecto tenía el propósito de contrarrestar el avance de la ideología comunista durante la guerra fría, era una manera muy pragmática de los Estados Unidos de “comprar las mentes y los corazones” de las personas que recibían esta ayuda en países con grandes retos de pobreza.

La agencia tuvo en el 2024 un fondeo del gobierno federal por $44.2 mil millones de dólares, según se muestra en su página de internet. Esto fue un 11 por ciento menor al fondeo del 2023, pero el presupuesto de recursos públicos para este primer año de la administración de Trump es solamente de $1.09 mil millones de dólares. En el 2024 se apoyaron programas en más de 130 países en el mundo con dinero de USAID, casi $10 mil millones de dólares fueron en programas humanitarios, y $9.5 mil millones en programas de salud, y más de $12 mil millones se colocaron en países de África que se conocen como “África subsahariana”.

El ahorro de casi $43 mil millones de dólares podrá mejorar marginalmente el presupuesto federal, pero equivale a cerca del 3 por ciento del déficit comercial, en realidad es significativamente bajo dicho ahorro.

Si bien, este proyecto de USAID comenzó como una estrategia anticomunista, no hay duda de que a lo largo de más de 60 años se han beneficiado millones de personas a través de programas de educación, de salud, de apoyo humanitario y de infraestructura básica.

No sé si a final de cuentas se han ganado “las mentes y los corazones” de las personas y naciones que han recibido esta ayuda a través de los años, pero no hay duda de que hay beneficios tangibles contra el hambre y contra enfermedades que hubieran borrado del mapa a pueblos enteros en África.

Sin este apoyo de los Estados Unidos, se abre la puerta para que otros países implementen la misma estrategia de Kennedy durante la guerra fría. No hay duda de que China podría ocupar el asiento vacío que estará dejando Estados Unidos en África y en otros países de Asia.

Tercero: amenaza de control, conquista o compra de regiones estratégicas. Al parecer el propósito de Trump es de asegurar puntos estratégicos en las rutas comerciales marítimas al mencionar su deseo de controlar Groenlandia y el canal de Panamá.

El objetivo es claramente bloquear el incremento del comercio proveniente de China a través del canal de Panamá; sin embargo, el simple hecho de manifestar la intención de controlar países o zonas geográficas estratégicas estaría respaldando la intención de Rusia de conquistar Ucrania.

Este aval manifiesto en la posibilidad de conquistar territorios estratégicos abriría la posibilidad de que China invada Taiwán, o de que Rusia invada otros países que previamente habían pertenecido a la Unión Soviética. Esta mera posibilidad, llevará a los países a buscar protección militar con recursos propios y a debilitar el actual andamiaje institucional internacional de negociación y resolución de conflictos.

Cuarto: condicionamiento de apoyo estratégico a países en Europa. Las constantes amenazas de Trump de retirar el apoyo a la OTAN y el drama que vimos hace unas semanas en la oficina oval de la Casa Blanca entre Trump, Vance y Zelenskyy, deja claro que Trump no está dispuesto a proporcionar apoyo estratégico si no hay seguridad de que Estados Unidos ganará algo de manera inmediata.

El hecho de que Trump ponga en duda la posibilidad de que Estados Unidos estaría dispuesto a ayudar a cualquier país socio o aliado en Europa, acelera la necesidad de que los países europeos inicien una carrera armamentista, nacionalista y de desconfianza ante las intenciones de cualquier superpotencia.

Si bien, esto podría ser positivo para que Europa reduzca su dependencia económica y militar en los Estados Unidos, también incrementará las tensiones con Rusia y la inestabilidad geopolítica.

Las instituciones internacionales que se crearon a finales de la Segunda Guerra Mundial con el propósito de abrir espacios de negociación y promover la cooperación, quizá están ahora desgastadas.

Pero no olvidemos que se crearon con la visión de fomentar la negociación, las relaciones diplomáticas multilaterales, de mantener un balance de poder global y en la medida de lo posible, crear mecanismos de cooperación e interdependencia económica, pues esto incrementaría el costo de llegar a otro conflicto armado como lo fueron las dos guerras mundiales.

Por el contrario, el aislamiento nacionalista, la restricción comercial y la limitada cooperación internacional, promovidos ahora por los Estados Unidos nos pueden llevar a una situación en la que las instituciones internacionales sean irrelevantes y al mismo tiempo, a una época nueva – pero ya conocida – de nacionalismos extremos en donde los límites de su política exterior podrán ser siempre flexibles ante la posibilidad de ganar algo más.

Esa postura es extremadamente peligrosa y estaría fracturando el orden global hasta ahora conocido.