Mujeres con discapacidad y violencia machista: la realidad detrás del corto 'Apagada'
Este proyecto busca hacer reflexionar sobre el maltrato más invisibilizado y la disonancia cognitiva que sufren muchas mujeres maltratadas en sus relaciones de pareja.

Han pasado 10 años desde que estuve en una relación de pareja donde era incapaz de identificar los malos tratos, que eran más o menos sutiles según la ocasión. Tuve que tomar distancia saliendo de esa historia y acudiendo a una profesional para poder ponerle nombre a esa vivencia traumática.
Y, compartiendo a posteriori lo que había vivido en manos de esa persona, las preguntas han ido cambiando de forma, pero siempre con la misma duda: "Con lo que eres tú, ¿por qué aguantabas?", "¿Cómo es que no terminaste la relación?", "¿Y aun así seguías con él?"
Es difícil hacer entender a alguien de fuera de la relación que los sentimientos hacen de elixir mágico, de bálsamo de Fierabrás -tengo que ponerme cervantina después de haber estado el fin de semana en Toledo- que cura todas las heridas, sana cualquier duda o daño infligido, te hace seguir ahí, observando con una visión alterada la realidad que te rodea.
Por eso Apagada, el cortometraje escrito y dirigido por Guillermo Rojo y protagonizado por la actriz Sonia Cuesta, me retuerce el estómago y a la vez me abraza: el mundo alternativo de una mujer maltratada se representa de una manera comprensible y cercana.
La suya es la historia de muchas mujeres en España, ya que 3 de cada 10 han sufrido violencia machista estando en una relación de pareja, pero con un giro más, ya que muestra que las mujeres con discapacidad son todavía más vulnerables.
Aunque Guillermo y Sonia no se dedican profesionalmente al cine, lo compensaron "poniendo mucho corazón y trabajo. La idea no salió de golpe, fue evolucionando a partir de la necesidad de contar una historia que sorprendiera al espectador y aprovechando lo que tenemos en casa empezamos a tejer esta historia que terminó siendo muchas juntas."
La actriz hace hincapié en que vieron "la necesidad de visibilizar una realidad que, aunque está presente en muchas vidas, sigue siendo difícil de comprender para quienes no la han experimentado".
"El drama central es la disonancia cognitiva que sufren muchas víctimas que viven con sus maltratadores y explican comportamientos que desde fuera son difíciles de entender", explican.
Esa falta de armonía -entre lo que se vive y lo que se piensa-, combinada con la inseguridad, es el caldo de cultivo perfecto para no buscar una salida de la relación: "La baja autoestima que sufre la protagonista, que ayudada por su condición le hace buscar refugio inventándose una realidad imaginaria que termina siendo su cárcel".
Apagada no es morbosa, de hecho, "si algo teníamos claro es que no queríamos ni mostrar ni hablar de violencia física. Un maltratador puede ejercer violencia anulando a la víctima, menospreciándola, alejándola de su familia…", explica el director.
Además, como agrega Sonia: "Eso es igual de devastador. Queríamos centrarnos en cómo la violencia psicológica mina la identidad de una persona, cómo la hace dudar de sí misma hasta el punto de justificar lo injustificable".
"Nos parecía fundamental retratar ese tipo de violencia porque es más difícil de detectar y, a menudo, la propia víctima tarda en reconocer que la está sufriendo", dice la actriz protagonista.
Romper el silencio de las víctimas más invisibilizadas
Para la investigación del cortometraje se inspiraron en testimonios reales de mujeres que han vivido situaciones similares y, de esta manera, representar una historia que transmite no solo el mayor realismo posible, sino el impacto emocional en la víctima.
De hecho Sonia, quien interpreta a la protagonista, es una mujer con discapacidad, por lo que en palabras de Guillermo, su propia experiencia "ayudó a dotar a su personaje de una profundidad y una autenticidad que iban más allá del guion".
Para ella el reto de interpretar a su alter ego fue enorme: "No soy actriz y una parte muy importante era transmitir el miedo, el dolor, el no tener escapatoria y también hacer visible qué opción le queda a la protagonista, cuál es su recurso para sufrir menos. Lo que hice fue apoyarme en vivencias personales, que como cualquier mujer y además con discapacidad, las hay y llevarlas al extremo que vive la protagonista".
Para ellos, sacar adelante este proyecto es una manera de concienciar sobre una realidad que no solo no se representa frecuentemente, sino que incluso puede llegar a sentirse impersonal en unos tiempos donde las experiencias o las vidas se contabilizan como un número.
"Creemos que la conciencia la crean las emociones. No importan las cifras de feminicidios, de denuncias, o el océano de datos sobre violencia de género cuando vivimos en una sociedad que bucea en información, pero no se implica. Pero si sienten las cosas, las interiorizan. Y con este corto creemos que en determinados sectores puede plantar semilla", afirma Sonia.
Vivimos en una sociedad que bucea en información, pero no se implica.
"Sobre todo en hombres, y en hombres jóvenes. Nuestro objetivo es obligarles a mirar de frente el drama, a revisarse, a posicionarse, a implicarse. Queremos que no solo entiendan la violencia machista, sino que asuman su papel en la erradicación de esta. A veces, el cine logra hacer reflexionar más que cualquier dato o campaña institucional", añade Guillermo.
Plantearse que "la violencia no siempre es visible, pero sus cicatrices son profundas. Que no es necesario un golpe para que una persona quede destruida. Que cualquiera puede ser víctima, pero también cualquiera puede ser parte del cambio. Y, sobre todo, que nadie debería vivir con miedo dentro de su propia casa", son otros mensajes que quieren que trasciendan de su obra.
"Queremos que el público se haga preguntas, que sienta incomodidad y que, si alguna vez ha mirado hacia otro lado ante una situación de maltrato, entienda la importancia de no callar", explican.
El cortometraje Apagada se puede ver de manera gratuita en Youtube.